Poemas de Arturo Borra
Naufragios
si todo se hunde y la caída
es historia presente. Si el suelo
desfondado registra la huella del desastre Si
no hay nada sólido ya si ya no hay
más que balbuceo protesta alzamiento no
será desde la altura
si no hay más que hundimiento agua turbia
sin solaz ni descanso
si todo amenaza con ser nada
habrá que naufragar para rescatarse
El otro lado
Es llamada de lo incierto,
manos que trepanan la piedra,
arca rota insinuando soles sin herrumbre,
mirada que naufraga en la penumbra
en busca de su otro lado.
Más
Más que miedo, ya llegan, ahora toca, la invasión
arrastrará todas las empalizadas,
más que la red del espanto, más
que el Juicio antes de los juicios, más que yo puedo y tú debes,
y tanta profecía del desastre,
más que los barullos de la Razón
y los atropellos del goce, más
que la soledad de morirse y
seguir aferrados a las tablas
astilladas que prometen el rescate
hundirse
y naufragar,
en los otros naufragar
para seguir siendo
más que un muro
sobreviviente
Umbrales del naufragio
Haber callado después del encallamiento
sin comprender todavía el fracaso universal/
esta grilla fracturada
que sujeta los pájaros.
Haber saltado la verja
entre monosílabos hasta no poder hablar
dejando que el silencio asome
por esta sombra caída
desde la lengua/ desde las hojas miopes/
sol minúsculo
sin vocablo.
Callen nostalgias/ callen hendiduras
que lo Absoluto siempre tuvo rostro de alguna muerte
que el naufragio sólo dice el balbuceo del que pregunta.
Callen y que el silencio apuñale las regiones del nombre
y la oscuridad también nos caiga
para ocultar nuestra indigencia.
Y si hablan
no se detengan en la calma urdida en los rellanos
en este yo gastado y sus voces
de cansancio batiéndose entre la armonía y el precipicio.
Pero callen/ callen
que el barro murmura preguntando
en la intemperie / este sin lugar
que incrusta
los signos en la frente.
Y si hablan/ si hablan
como no podría ser de otra manera
pregunten por el horizonte
del mediodía que no vimos/ esos umbrales
del naufragio que traspasamos
para ser.
Haber callado/ haberse hundido
en el abismo que abre las preguntas
y así volver a empuñar un silencio
y dejar
que esta lengua reinvente su testimonio.