El derecho de autor ya no recauda
Ni los artistas se salvan de los rápidos avances de la tecnología
El tema llegó al Senado, donde se analiza un impuesto sobre CD’s o DVD’s, pen drives y otras memorias, para compensar la “piratería”. El proyecto afecta a otros derechos y no parece una contención apropiada para una avalancha global.
La descarga de contenidos o su consumo directo a través de Internet, y de forma gratuita, generó un cambio cultural irreversible, que interpela a la industria cultural.
Fotos: Amancio Alem y Luis Cetraro
De la redacción de El Litoral
¿Puede la tecnología asfixiar a los artistas? Los puristas podrán declamar sobre el acto fundacional, libre y despojado, de la creación artística. Pero hasta la genialidad de Van Gogh murió con hambre -más allá de la locura- y la industria cultural se resiste a ceder lo que recauda ante el impiadoso avance de la tecnología.
De este lado del mostrador, más de un humilde consumidor se ha sentido avasallado por inspectores de Sadaic-AadiCapif irrumpiendo en fiestas privadas para cobrar legítimos derechos de autor. Pero como el mundo gira rápido con el motor de la tecnología y las comunicaciones, ahora los que bajan películas o música por Internet, o los que compran DVD’s o CD’s no oficiales, están exentos del celo de los vigilantes. O al menos de esos vigilantes.
Ya no es la plaza pública que pone en escena el intercambio de viejos vinilos y revistas. Ahora es la plaza virtual la que multiplica los contenidos y los reproduce hasta el infinito, incluso antes que las obras se estrenen oficialmente. Una costumbre que es natural en las nuevas generaciones, o delito para los que saben del respeto al Copyright.
Lo cierto es que para compensar lo que los autores dejan de recaudar, algunos legisladores nacionales pensaron en un proyecto de ley para crear un impuesto que grave los aparatos que reproducen y difunden contenidos, mediante una recaudación que compense a los autores.
¿Es justo y necesario? En el altar de la modernidad, la polémica se ha instalado.
Avalancha imparable
El derecho de autor no se discute. Ese sellito con la (C) y el pie de imprenta nació casi junto con Gutemberg. ¿Pero se puede cobrar sobre un CD o un DVD?
Wikipedia, la enciclopedia de creación colectiva y pública que corre libre de impuestos y controles por Internet, está por ser editada en DVD para llegar a escuelas sin conexión a Internet. ¿Deberá pagar el impuesto?
Los autores de software libre que renuncian a su derecho de autor frente al abuso de posición dominante que hacen las corporaciones sobre ese mismo derecho, ¿también deberán pagar el impuesto para compensar la pérdida de derechos de autor de otros?
La tensión es tan grande que parece difícil que puedan prosperar las cabinas de peajes sobre la circulación de contenidos en base tecnológica. La dictadura china no logra detener a la imperialista Google; los anticastristas entran a la red de Fidel sin que el régimen pueda regularlos; los docentes no pueden parar los mensajes de texto en las aulas; las fotos tomadas con teléfonos amenazan la tarea de los reporteros gráficos.
Por donde se mire y a cualquier escala, el impulso a la libertad expresiva se multiplica con cada tecla, pantalla, chip o led que sale al mercado. Salvo el negocio de los que fabrican el hardware, ofrecen la conectividad y se guardan el poder de “apagar” el sistema, lo demás está en crisis.
Es cierto. No es lo mismo un mundo en el que muchos se expresan y pocos logran juntar una audiencia que haga masa crítica para acordar algo. Pero en todo caso, parece menos que ingenuo un impuesto sobre la base tecnológica para compensar un derecho cierto, pero parcial y de compleja administración.
Y si logran recaudar algo... ¿cómo lo repartirían?
Producción periodística: Ignacio Hintermeister y Emerio Agretti.