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Desde hace poco menos de un mes, Santa Fe y su zona de influencia se está acostumbrando a festejar distintos logros.

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La gente de la región se sumó enseguida al empuje de actividades que genera Santa Fe. La venta de entradas para la Copa América en la Liga Santafesina mostró la gran repercusión de este torneo en el público. Foto: Pablo Aguirre

Gastón Dubois

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Por estos días, Santa Fe vive sus horas felices en materia de logros deportivos en institucionales. ¿Quién puede negar que estrenar un estadio de fútbol, un Hotel de Campo y tener Casa Fútbol, con la Copa América encima, sea motivo de orgullo y alegría para hinchas y dirigentes sabaleros? 25.000 almas lo refrendaron el último sábado. Ni qué hablar por el lado de la Avenida: un ascenso inesperado para muchos y la confirmación de Kudelka como entrenador para la próxima temporada, hacen más que felices al pueblo tatengue. Como si la provincia hubiera sido bendita por el “planeta fútbol”, el campeonato conseguido por Atlético de Rafaela es mucho más que un logro: es una revancha para la Crema, que quiere consolidarse en primera y que ya dejó en claro que seguirá apostando al mismo proyecto encabezado por la misma persona que lo ascendió, Carlos Trullet. Atrás quedaron las dos promociones perdidas. Nunca se desviaron del camino y el árbol jamás tapó el bosque.

Déjeme aclararle, amigo lector, que detrás de todos estos logros hay trabajo, trabajo y más trabajo. La dirigencia del fútbol santafesino vive hoy, a pleno, una renovación importante y parece más aggiornada a los tiempos actuales que mucha dirigencia capitalina o comprovinciana. Con diferencias entre sus dirigentes (cada uno defiende sus colores) pero con igual punto de llegada: la concreción de sus proyectos.

Dos ascensos (Rafaela y Unión) y posicionar la marca Colón (con estadio nuevo incluido) en el país son hechos inéditos en nuestras tierras. Sin hechos de violencia en nuestras canchas hace ya mucho tiempo, sin tener que lamentar heridos, o muertos, o destrozos. Con Santa Fe como subsede de la Copa América y Messi desparramando talento en el Cementerio, Santa Fe se pavonea con orgullo y exhibe su presente futbolístico en todo su esplendor.

Como frutilla del postre, la Liga Santafesina de Fútbol cumplió el viernes pasado sus primeros jóvenes ochenta años y está más vigorosa que nunca: en ella participan cerca de diez mil chicos, entre todos los torneos. Un orgullo santafesino si los hay, porque hay que ser muy organizado para contener todos los fines de semana a semejante cantidad de pibes.

En contraposición a lo que nos pasa a los santafesinos, otros clubes parecen vivir sus peores momentos. El caso de River Plate es, quizás, el más palpable. Primer descenso, con sus dirigentes peleados entre sí y con un plantel devaluado, están a punto de decretar un concurso de acreedores. Y tiene un futuro incierto, ya que acumula una deuda de más de doscientos millones de pesos, algo nunca antes visto, ni siquiera sospechado.

El xeneize no se queda atrás. Boca terminó una campaña más que mediocre, podríamos decir “no acorde a su historia”. Su eterno goleador (Palermo) ya se fue del fútbol y el otro ídolo que tiene (Riquelme) nunca pudo volver a recuperar el nivel que tenía antes de la lesión. No clasificó a ninguna copa, no peleó el campeonato hasta el final y, después de la era Griffa, a Boca parece no sobrarle mucho en inferiores.

San Lorenzo fracasó con Ramón Díaz, tuvo altibajos en sus rendimientos futbolísticos y fue en este último campeonato de los equipos más irregulares. Independiente apostó a la Copa Libertadores y fue eliminado por Peñarol en cuartos de final, demasiado poco para su historia. Racing tuvo también un arranque demoledor (a Colón lo goleó en el Centenario), pero se terminó desinflando a medida que avanzaba el torneo.

Huracán descendido y Central sin entrar ni siquiera a la promoción y hundido en el Nacional B son ejemplos que revalorizan este momento. Porque todos estos clubes, es cierto que tienen campeonatos ganados, pero hoy viven de su historia. Historia que maltratan y cachetean sus dirigentes y que por supuesto sufren sus hinchas.

Por eso es que invito a disfrutar del presente, comportándonos los hinchas y amantes del fútbol de Santa Fe tal como nuestros dirigentes hicieron las cosas hasta hoy: con responsabilidad, trabajo y orgullo. El fútbol, ese que tanto nos gusta y que es tan opinable, llega por estos días a Santa Fe de la mano de la “Pulga” Messi, del “Apache” Tevez, del “Jefecito” Mascherano, entre otros, y nosotros lo merecemos.