El primer examen copero de la selección de Batista

Estudia la teoría, lo “bolean” en la práctica

De volea, Sergio Agüero prendió la estufa en una noche que se hizo más fría por la sorpresa que daban los bolivianos. Hay que mejorar mucho el miércoles en Santa Fe.

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a La Plata)

Antes del partido charlaba con algunos colegas venezolanos y bolivianos. Hablábamos de las grandes diferencias que antes existían entre nosotros y ellos. Bolivia tenía que esperar el efecto de la altura de La Paz para equiparar fuerzas. Y Venezuela se resignaba a comerse goleadas aquí y allá. Esto forma parte del pasado, es historia. Hoy, las grandes diferencias se marcan en los potenciales individuales pero no se nota en la cancha. ¿Quién tiene la culpa?, ¿Batista?, ¿o hay que darle méritos, en este caso a Quinteros, por saber armar un equipo táctica y estratégicamente preparado para disimular esa diferencia de individualidades?

Bolivia jugó anoche un gran partido. Y se encontró con una Argentina que apostó a que alguna individualidad lo salvase. Fue la diferencia entre un equipo que se paró como tal, que jugó “en función de...” y que supo neutralizar el mayor poderío individual del rival, frente a una selección -la nuestra- que mostró suficientes falencias como para que la despedida del público sea tan fría como la noche, esperando que no ocurra lo mismo dentro de cuatro días en el estadio de Colón, cuando nos enfrentemos a Colombia.

¿Cuál es la filosofía del Checho Batista?, a priori parece clara. Intenta jugar a tener la pelota, a darle absoluta prioridad a la posesión, a plantarse en el terreno rival y a esperar que la individualidad desequilibrante aparezca como último eslabón de talento a una cadena de toques que empiece desde la misma defensa. Por eso pone tres volantes como Banega, Mascherano y Cambiasso. En el caso de Mascherano, para que recupere y sea el soporte anímico del equipo, pero nadie puede discutir que tanto Banega como Cambiasso son jugadores aptos para tener la pelota y responden en plenitud a esa filosofía que pretende imponer el técnico.

¿Qué pasa entonces?, que el equipo muestra una idea relativamente clara pero que a la hora de plasmarla en la cancha no se muestra tan eficaz como parece. ¿Por qué?, porque Messi se tira muy atrás a buscar la pelota y arranca desde muy lejos, obligado a tener que dejar muchos jugadores en el camino, demasiados cuando enfrente hay un rival ordenado, escalonado a la hora de marcar y que le encuentra la vuelta rápidamente a esas virtudes individuales del adversario. Tanto Messi como Tevez tuvieron siempre a dos jugadores que salieron a marcarlos y a un tercero que, por las dudas, esperaba. Y así se hizo difícil llegar, porque no hubo sorpresa por los laterales -salvo en algunas subidas de Zanetti- y porque los encuentros con toques cortos, en el primer tiempo, escasearon.

El baldazo de agua fría del gol de Bolivia no fue fácil de digerir. Menos mal que a Batista se le prendió la lamparita y encontró respuesta en el banco de suplentes. Lo puso a Agüero por un Lavezzi que no terminó nunca bien una jugada, y el “Kun” le dio al equipo la cuota de desequilibrio y presencia adentro del área. Metió una linda volea que se clavó en el ángulo izquierdo de Arias y tuvo por el piso al arquero boliviano en un par de remates que llevaban destino de red. Agüero hizo más que Tevez y que Lavezzi, lo suficiente para merecer que Batista atienda la posibilidad de darle una chance de arrancar como titular el miércoles ante Colombia.

Cuando arrancó este proceso, Batista juntó a Messi con Pastore. Pareció, en esa dupla, encontrarse la sociedad ideal para que el mejor jugador del mundo encuentre un jugador que lo haga jugar. Como ocurre en el Barcelona, donde entre Xavi e Iniesta se encargan de potenciar sus tremendas e inigualables condiciones. No se pide que Batista encuentre ya mismo un Xavi o un Iniesta para que Messi la “rompa”. Pero si la tendencia es a armar un equipo estratégicamente preparado para tener la pelota, para ejercer un abrumador control de la pelota, sería interesante que no juegue Messi de Xavi o de Iniesta, sino que el equipo encuentre a aquellos que sepan interpretar esos roles, para que Messi juegue en la selección como lo hace en el Barcelona.

Banega es un jugador absolutamente interesante. Juega bien, le gusta manejar la pelota, no es un volante de marca pero ayuda, ni tampoco es un talentoso pero sabe. Es decir, reúne buenas condiciones para intentar que se convierta en un abastecedor de Messi. Después, todo lo demás que gira alrededor del “10” no termina de favorecerlo. Con Tevez no hay demasiada “onda futbolera”. No se buscan lo suficiente, por allí se encuentran pero no son productivos. Di María y Lavezzi

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No convenció. Banega luchó y buscó la pelota, principalmente en el primer tiempo, pero no pudo conformar la sociedad con Messi que espera Batista. Además, en el complemento, su rendimiento decayó mucho.

Foto: EFE

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No lo puede creer. La imagen lo dice todo: un Lionel Messi casi avergonzado se tapa la cara con la camiseta. El jugador del Barcelona tuvo un flojo desempeño, no encontró socios para trasladar el balón y debió retrasarse mucho en el terreno de juego. Foto: EFE

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Sólo el empuje. Carlos Tevez no cumplió con las expectativas que crea en la gente. Puso la garra habitual pero dejó en claro que no es un socio para Messi sino que piensa en su propio desarrollo dentro de la cancha.

Foto: EFE

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/// SÍNTESIS

Argentina 1

Bolivia 1

Estadio: Unico de La Plata.

Árbitro: Roberto Silvera (Uruguay).

Argentina: Romero; Zanetti, Burdisso, Milito y Rojo; Banega, Mascherano, Cambiasso; Lavezzi, Messi y Tevez. A.S.: Carrizo y Andújar. Estuvieron en el banco: Garay, Zabaleta, Higuaín, Pareja, Biglia, Pastore, Gago y Diego Milito. D.T.: Sergio Batista.

Bolivia: Arias; Lorgio Alvarez, Gutiérrez, Raldes y Rivero; Joselito Vaca, Flores, Robles y Campos; Rojas; Martins. Estuvieron en el banco: Sergio Galarza, Daniel Vaca, Peña, Ronald García, Pedriel, Vargas, Hoyos, Amador y Saucedo. D.T.: Gustavo Quinteros.

Goles: en el segundo tiempo, a los 2 m Rojas (B) y a los 30 m Agüero (A).

Cambios: en el segundo tiempo, al comenzar, Di María (A) por Cambiasso; a los 17 m Chávez (B) por Vaca; a los 24 m Agüero (A) por Lavezzi; a los 34 m Arce (B) por Campos y a los 43 m Cardozo (B) por Rojas.

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Estudia la teoría, lo “bolean” en la práctica

Golazo. Cuando todo era incredulidad y desesperación por parte de los jugadores argentinos, apareció Sergio Agüero para convertir de volea el empate. Fue el premio para un futbolista que le dio un refresco interesante al equipo.

Foto: EFE

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son muy verticales, en el caso del rosarino no muy propenso a sumarse a un circuito de tenencia exagerada de la pelota sino más bien enrolado en un fútbol más directo y punzante, mirando decididamente hacia el arco rival.

Después está lo otro, lo que tiene que ver con el aspecto defensivo. ¿Cómo puede ser que un rival que ataca con un delantero “y medio” le pueda hacer un gol y crear dos o tres situaciones tan claras?, ¿qué pasará cuando la exigencia sea mayor? Evidentemente, esta selección no ha mostrado fortaleza defensiva. Milito y Burdisso son los que tienen que darle una solvencia que anoche no mostraron ante las corridas interminables del inquieto Martins. Batista nunca abandonó la línea de cuatro, ni siquiera perdiendo el partido. Sin embargo, con un solo delantero, Bolivia protagonizó un mano a mano que, de haber sido gol, sellaba el resultado a favor de ellos, algo que hubiera sembrado un infierno de dudas de cara al futuro.

Se puede mejorar porque hay una constelación de muy buenos jugadores con una estrella desequilibrante como Messi. Batista tiene materia prima de sobra. Y una idea de juego que no está mal, aunque no se vea en la cancha mucha claridad para ejecutarla. Se encontrará el miércoles con un rival que será más pretensioso que Bolivia y que puede complicarlo si juega con la misma eficacia defensiva con que lo hicieron los dirigidos por Gustavo Quinteros. Son las pruebas de fuego que debe superar este equipo que tiene el compromiso de ser protagonista en esta Copa. No es un peso injusto el que cae sobre sus espaldas, es la esperanza del pueblo argentino y la obligación de volver a la senda de los títulos que ya quedaron un poco lejos en el tiempo.

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Complicaciones injustificadas. Bolivia atacó con un único delantero -Marcelo Martins- y casi asegura el triunfo con un par de contragolpes que inexplicablemente encontraron mal parada a la defensa nacional. En la imagen, Gabriel Milito intenta frenar el avance de Martins.

Foto: EFE

Ni hablaron del premio

El campeón de la Copa América recibirá 250 mil dólares por cada partido jugado en la primera fase; 500 mil por pasar a los cuartos de final, 750 mil por llegar a semifinales y 1,5 millones por obtener el triunfo en la final. Por lo que en total el premio para el ganador estaría rondando los 3.500.000 dólares.

A este dinero se sumará lo que cada asociación de fútbol haya acordado pagar a los campeones en concepto de premio.

La Confederación Brasileña de Fútbol será la más generosa. Acordó un premio de 115 mil dólares por jugador en caso de obtener el título.

La selección boliviana, en el otro extremo, recibirá 160 mil dólares (100 mil para los jugadores y 60 mil para el cuerpo técnico) para todo el plantel. Chile, por su parte, repartirá 500.000 dólares entre los jugadores si logran el título.

La pregunta es: ¿Y Argentina? Lo que se pudo averiguar ayer es que hubo un contacto el miércoles, pero que los jugadores no quisieron hablar de premios y prefieren ir por la gloria. Esto no quiere decir que no haya una recompensa económica en caso de ganar la Copa América, pero por lo visto es un tema que pasa a un segundo plano en esta selección.

BAJO LA LUPA

ROMERO (6).- Semitapado, no pudo resolver en la jugada del gol de Bolivia. Luego ahogó el segundo, en una doble tapada formidable al inquieto Martins.

ZANETTI (6).- Se animó un par de veces en cada tiempo y supo aparecer por sorpresa para desbordar por la derecha. En el primer tiempo se exageró en volcar el juego por izquierda.

BURDISSO (5).- Le bajó con el pecho la pelota a Agüero en el gol y metió un cabezazo que pudo darle a Argentina el triunfo.

MILITO (5).- Argentina se complicó en defensa ante un rival que lo atacó con un delantero “y medio”.

ROJO (4).- Escaso aporte por izquierda. Batista lo dejó en la cancha pero nunca llegó a inquietar, más allá de las libertades que tuvo para pasar al ataque.

BANEGA (5).- Empezó bien, tratando de juntarse con Messi y de generar una sociedad que Batista quiere imponer, pero luego se fue diluyendo.

MASCHERANO (5).- Importante a la hora de meter en el medio, muy replegado en el primer tiempo jugando metido entre los centrales.

CAMBIASSO (4).- Floja tarea, sin una posición adecuada en la cancha, pretendiendo aparecer por sorpresa en el área rival pero sin gravitación.

LAVEZZI (4).- Las terminó todas mal. Cuando remató al arco, lo hizo con poca dirección; cuando desbordó y quiso tirar el centro, varias veces la tiró afuera de la cancha.

MESSI (6).- Por momentos dio la impresión de arrancar desde muy atrás. Apilaba rivales pero siempre le quedaba alguien más. No tuvo muchas posibilidades en los últimos 18 metros de la cancha.

TEVEZ (5).- Más activo en el primer tiempo, pero sin muchas ideas a la hora de resolver adentro del área. No hizo un buen partido.

DI MARÍA (5).- Por momentos pecó de muy vertical y vertiginoso en su juego. De todos modos, encaró siempre y quiso desequilibrar dejando rivales en el camino para generar superioridad numérica

AGÜERO (7).- La figura de Argentina, no sólo por el gol, sino porque hizo revolcar en dos o tres ocasiones a Arias y porque se juntó bien con Messi por la derecha. Quizás merezca una oportunidad desde el arranque.