No pudo con el cerrojo de Ecuador

La delantera de Paraguay se quedó en las tribunas

Ni el eterno Roque Santa Cruz —Blackburn Rovers de la Premier League— ni Lucas Barrios —figura en el Borussia Dortmund de la Bundesliga— marcaron diferencias.

Darío Pignata

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El gol, como el sol en estos días de frío, también juega a las escondidas en el arranque de Copa América. Y si el gol anda a las vueltas, los supuestos candidatos al título —o por lo menos al protagonismo— también. Por ahora, no apareció ninguno. Porque Argentina no pudo con la humilde Bolivia, el poderoso Brasil no le hizo daño a Venezuela, y Paraguay se quedó sin balas frente a Ecuador en la cancha de Colón.

Una pena el no-gol en el Cementerio de los Elefantes, porque el partido fue mucho más entretenido que lo que marca en este juego un frío 0-0. Lo evitó Elizaga, impecable el argentino nacionalizado ecuatoriano en el límite de los 40 años: sacó tres o cuatro pelotas imposibles, entre ellas una volada de novela ante un testazo de Santa Cruz con pique al piso en el arco de la J.J. Paso. Y lo evitaron entre Justo Villar y los defensores paraguayos después de una espectacular apilada del ecuatoriano Benítez que sacaba boletos para ir al podio de los golazos de la Copa.

De a poco, después del temblor guaraní que frenó Elizaga, se fue acomodando el ordenado equipo amarillo de Luis Rueda. Primero lo controló a Paraguay y después lo sorprendió, animándose a poco.

En el mejor césped de lo que ofreció hasta acá la Copa América —superior a La Plata y Jujuy por lejos—, Colón mostró un estadio prolijo en todos sus sectores, con una señalética bien clara de cada ubicación, excelente atención a la prensa y una capacidad lumínica perfecta. De las 18.000 personas que había en las gradas, al menos 10.000 eran paraguayos. Desde horas tempranas coparon Santa Fe, la mayoría desfilando con sus modernas camionetas 4x4. A pesar de ser local, la guaraní no calentó nunca los motores de su fútbol.

Hubo una ráfaga, cuando Estigarribia abrió la cancha por izquierda y llegó un par de veces. Si las miradas en Argentina se posaban en Messi y del lado de Brasil en la sociedad Neymar-Jurassic Park (un Ganso, un Pato), en Paraguay todos fuimos a ver su potente binomio de ataque.

Es que por algo sus puntas juegan en las mejores ligas del mundo. En el caso de Roque Santa Cruz, viejo domador de redes en Alemania con el Bayern Munich, codiciado en Inglaterra por Manchester City y Blackburn Rovers: más de 300 partidos y 100 goles. A su lado, la sangre joven de un argentino nacionalizado paraguayo, Lucas Barrios: presentó credenciales en Chile, pasó al Borussia Dortmund y su ficha tiene números de miedo, con 143 goles en 257 partidos oficiales.

Estamos hablando de jugadores que, entre ambos, suman casi cuatro metros de altura adentro del área rival (1,92 Santa Cruz y 1,91 Barrios). Y en un país, Paraguay, donde el cabezazo es la Biblia. Sin embargo, no pasó nada. Un poquito mejor el “viejo” (Santa Cruz) que el argentino (Barrios), pero al fin y al cabo reemplazados los dos por el “Tata” Martino, resignado en el banco de una cancha que conoce por haber sido uno de los tantos exitosos post-Colón, al igual que Bauza, Maturana, Fossati, Russo, Pizzi, Falcioni y Basile, entre otros.

Si para el futbolero de Santa Fe, lo de anoche fue el aperitivo para el gran banquete del miércoles con Argentina-Colombia, para la organización fue una verdadera prueba de ensayo. Una sala de prensa montada a la perfección con máquinas, pantallas para seguir los otros juegos (allí pude ver el final de Brasil-Venezuala), pupitres de trabajo con todas las necesidades técnicas y todo lo que es necesario para que el periodismo se mueva con libertad.

Si algo le faltaba a Lerche en materia de relaciones, ayer rindió la última materia: derecho internacional. La presencia de Nicolás Leoz, titular de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) en la cancha de Colón, llegando a Sauce Viejo en su avión privado, fue todo un gesto by Grondona. Otro empujoncito para que este domingo 3 de julio quedara inscripto como una página dorada para el deporte de la ciudad.

Hoteles, shoppings, bares y restaurantes colapsados con extranjeros, fundamentalmente paraguayos. Las 10.000 almas guaraníes se fueron en silencio de Colón. Vinieron a gritar goles, pero los millonarios Roque Santa Cruz y Lucas Barrios nunca lastimaron a Ecuador. Así, la delantera de Paraguay se quedó en las tribunas. Es que fuimos a ver el equipo del “Tata” Martino y terminamos viendo en los pupitres a Larissa Riquelme, la mediática modelo paraguaya que trajo Tinelli al país y que sigue a la Selección de Paraguay por el mundo.

De la foto al cuadro

¿Europa? No, Santa Fe

Momento histórico. Es el tiempo de los respectivos Himnos Nacionales de Paraguay y Ecuador, en el estadio Brigadier López del Barrio Centenario. En la cancha de Colón, se escribió una página dorada para el deporte de Santa Fe, con la llegada de la Copa América. La prensa nacional y extranjera elogió las comodidades sabaleras y el excelente estado del campo de juego. Una gramilla tipo alfombra. Foto: Pablo Aguirre

Estadio de primer mundo. Corren en el césped los “amarillos” ecuatorianos y los rojiblancos guaraníes, mientras se observa la nueva fisonomía con la estructura metálica en la cabecera sur del Fonavi y la pantalla gigante de led con la información del partido. Para los que peinan canas, además de lágrimas, sus ojos vieron un estadio que pareció otro. Foto: Pablo Aguirre