Enrique Piñeyro

“Desde la democracia, no hubo una política pública de seguridad”

Con dosis iguales de crítica y humor, el cineasta presentó el jueves en Santa Fe, frente a un auditorio colmado, su última película: “El Rati Horror Show”.

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“Entiendo que lo que hace una película es presionar políticamente para que los cambios ocurran”, sostuvo el director. Foto: Flavio Raina

DE LA REDACCIÓN DE EL LITORAL

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Las biografías de Internet no escatiman en sustantivos. El hombre es cineasta, actor, médico aeronáutico, investigador de accidentes aéreos y ex piloto de avión.

Llegó al Foro Cultural Universitario para acompañar la presentación de su última película, “El Rati Horror Show”, un documental que aborda la historia de un hombre condenado injustamente a treinta años de cárcel, no por error sino a través de la manipulación de una causa judicial.

Luego de la proyección se desarrolló un debate, moderado por el periodista Coni Cherep.

“Hay tres tipos de espectadores en esta clase de eventos. Está el que empieza a preguntar; pasan 22, 23 minutos, y no hay asomo de cierre. A ése le vamos a pedir que por favor se postule, en el partido que él quiera, pero que no ejerza acá sus destrezas oratorias. Después están los autobiográficos: ‘Yo tenía cinco años y mi papá me llevó y vimos y bla-bla-bla...’. A esos les pedimos que empiecen después de la adolescencia, como para apurar el trámite. Y después tenemos los hiperprecisos: ‘El lunes pasado... eh.. ¿el lunes o el martes?.. estem..’. A esos, lo que les queremos decir es: ‘No importa. No importa si fue lunes o martes o domingo. No importa: hacé la pregunta’. Si todo esto falla, estos micrófonos inalámbricos pueden ser arrojados... y lo haré”, rompió el hielo Piñeyro.

La carcajada general devino en risueño silencio y, entonces sí, la charla se zambulló en la densidad del filme: una increíble historia de injusticia en el seno de la Justicia argentina.

Verás que todo es mentira

El documental, que Piñeyro dirige junto a Pablo Tesoriere, toma como punto central la manera en que se fraguó la causa de Carrera: la manipulación y alteración de la evidencia en el lugar de los hechos; la manipulación por parte de la instrucción policial de los testimonios de los escasos testigos llamados a declarar; la manipulación de todos los medios nacionales por parte de Rubén Maugeri, testigo clave de los hechos y presidente de la Asociación de Amigos de la Comisaría 34.

¿Cómo se contactó el cineasta con la historia? “El primer contacto que tengo es mi hijo, que me muestra un video de Youtube y me dice: ‘Mirá lo que le pasó a este tipo’. Quedé muy impactado.

“Al poco tiempo aparecen dos señores en mi oficina, un documentalista y un periodista, y me presentan un proyecto titulado ‘Inocente’, con un formato bastante tradicional: un documental de entrevistas, cosa que en general trato de evitar.

“Pensamos en algo distinto, porque además el título ya contaba todo: era poco atractivo planteado así. Pero esto de que se me cruzara dos veces la misma historia, me pareció que algo quería decir”.

“Hasta entonces, ¿tu mirada sobre la justicia y el comportamiento de la policía era diferente?”, le preguntaron. “No. Por alguna razón me ha tocado estar conectado en los dos casos más paradigmáticos y absurdos de la historia judicial argentina: el de Lapa (nunca en la vida un tribunal tuvo en sus manos tanta evidencia para condenar, y sin embargo absolvió) y este caso, en el que nunca un tribunal tuvo tan poca evidencia, y sin embargo condena... a treinta años. No tengo sospechas, tengo certezas. Es más: lo conocí a Oyarbide, con eso ya tengo una idea clarísima de lo que es la Justicia. Tenemos un sistema judicial... ligeramente viciado”, ironizó.

MIRAR AL COSTADO

“¿Pensás que la película genera algún cambio?”, fue otra de las preguntas. “En el caso de ‘Fuerza Aérea Sociedad Anónima’, se estrenó un jueves y al viernes siguiente el gobierno anuncia que le sacan el control a la Fuerza Aérea. Me parece un error político monstruoso, pero fue un cambio.

“En este caso puntual tengo un poquito más de esperanza porque la causa está en la Corte, presentada y aceptada, con una figura que se llama Amicus Curiae, que significa que cualquier ciudadano que cree que los datos que tiene pueden afectar el desenlace de una causa, está habilitado para aportar información”.

En otro tramo de la charla, Piñeyro subrayó que “lo alucinante del tratamiento que hicieron los medios de este tema. La Ley de Medios tendría que haber incluido dos cositas: uno, prohibido poner música en los noticieros. ¿Por qué editorializás desde la música? ¿Por qué me ponés la marcha fúnebre? ¡Sos un noticiero! Y dos, los adjetivos. Son tremendos: la forma en que levantan la versión policial, le agregan flores y arman la nota... es terrible”.

Entre anécdotas y fundamentaciones, rescató una que parece definir su andar. “Un día estaba almorzando con Juan Carr, de Red Solidaria, y en un momento se para y dice: ‘Voy a ver a ese señor, creo que está perdido. Sale: el viejito estaba más o menos bien vestido y lo mira con mala cara. Él empieza a hablar, vuelve y dice: ‘No pasa nada’. Y sigue comiendo. Fue notable: todos tendríamos que hacer eso todo el tiempo. Creo que de eso se trata: en la medida en que uno puede, mirar para el costado y saber qué está pasando”, remató.

 

Once a cero

Respecto del caso puntual que aborda el filme, actualmente se encuentra en manos de la Corte Suprema de Justicia. “No he tenido una carta documento, ni un juicio por calumnias, nada. Desde la crisis de los radares, con once causas penales, ya no le tengo miedo a estas cosas. Gané las once causas: voy once a cero”.

La eterna purga

—¿Respecto de las medidas que se están tomando a partir de la llegada de Nilda Garré, es una manera de curar lo que está pasando con la Policía Federal, o ya no hay forma de limpiarla?

—Seguro que si hay una forma de limpiarla, esa forma no es Nilda Garré. Es una señora que no entiende nada de nada. Es la señora que, cuando estaba a cargo de Defensa, le deja hacer a la Fuerza Aérea cualquier cosa. Nunca la Fuerza Aérea tuvo tanta banca política como durante la crisis de los radares.

Es una persona que no tiene ningún background, que políticamente va adonde sopla el viento. Y recala en Seguridad, en un proceso en el que pasamos de la “sensación de inseguridad” a un “Ministerio de Seguridad”. Del día a la noche pasa de Defensa a Seguridad. Y lo que hace es una purga, la eterna purga. No hay un solo gobierno, desde el regreso de la democracia, que haya tenido una política pública de seguridad. Hoy, están casi en el promedio de un sumario interno por día; y pareciera que la política se limita a cambiar el jefe”.

En el recorrido de la charla, surgió el tema del humor y su utilización como recurso, a pesar de lo denso del argumento. “Que algo sea dramático no significa que no tenga humor. Sean los familiares de las víctimas de Lapa o sea Carrera, son personas que han perdido a sus familiares, o han perdido su libertad. Pero no perdieron su sentido del humor. No necesariamente. ¿Por qué voy a ponerme solemne? Eso se lo dejo a los funcionarios”.