Mano a mano exclusivo de El Litoral con Guillermo Marconi...

“La apretada a los árbitros es un cáncer en este país”

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Guillermo Marconi no quiso estar ausente del duelo Argentina-Colombia y habló con El Litoral. Foto: El Litoral

El secretario general de Sadra estuvo en Santa Fe, elogió la cancha de Colón, criticó duramente a Lamolina y se refirió al incidente con Pezzota en River-Belgrano.

Enrique Cruz (h)

Parecía “camuflado” en la platea oeste de la cancha de Colón, el día del partido de Argentina con Colombia, pero no era para pasar desapercibido sino para protegerse del frío que ya empezaba a inquietar en la noche santafesina. Guillermo Marconi es el secretario general del Sadra y tenía muchas ganas de hablar. Los temas, obviamente, sobran, más allá de que la actividad oficial en el país se circunscribe a esta Copa América. Pero las esquirlas del descenso de River, de la apretada a Pezzota y de todo lo que se habló de los arbitrajes en los últimos tiempos, siguen repiqueteando en cada charla o análisis futbolero.

—¿Qué siente cuando le tocan el tema de Pezzota y de lo ocurrido en ese River-Belgrano?

—Que desde lo futbolístico se rompió un mito, ese mito que indicaba que River y Boca no se podían ir nunca al descenso. A River le pasó por sus tremendos defectos de conducción y esto le da un manto de transparencia al arbitraje y al fútbol de Primera. Pero hay un dato que va mucho más allá: te pregunto, ¿estoy charlando contigo en Marbella?

—No Guillermo, estamos en Santa Fe...

—Es que yo veo esta cancha y no sé si estoy en Marbella, en París o en Lyon. ¡Este es un estadio del primer mundo! Es una barbaridad lo que hizo Colón con esta cancha, está irreconocible, no puede ser, me sorprende gratamente. La verdad que felicito a la gente de Colón. Sé que vienen trabajando bien y que hicieron mucho esfuerzo por remodelar este estadio. Esto de Colón no es una casualidad sino una causalidad.

—¿Por qué?

—Porque de los 40 clubes que hay en Primera y B Nacional, 20 son del interior, se ha dado un gran crecimiento del interior. Y esto que se pregona y se trabaja desde la AFA y el arbitraje, le están dando un manto de transparencia al fútbol argentino.

—¿Qué es lo que más le preocupa del arbitraje en sí?

—La costumbre argentina de apretar a los árbitros. Este tema de lo ocurrido con Pezzota en el entretiempo del partido de River con Belgrano en el vestuario del árbitro, se tiene que resolver en forma conjunta entre Tribunal de Disciplina de AFA, comité de seguridad deportiva y el fiscal actuante Campagnoli, que tienen que dar una respuesta acorde a un fútbol de primer mundo como el argentino y no de un fútbol del subdesarrollo.

—¿Lo de Pezzota es algo que pasa y que por allí no se dice con habitualidad o no toma trascendencia?

—Sí, claro. Lo de Pezzota es grave porque pasó en un partido de mucha trascendencia y con 1.200 policías, que supuestamente eran suficientes para evitar que lo aprieten como ocurrió, pero es algo que pasa en la Argentina. Estoy preocupado por esta costumbre de apretar, antes, durante o después de un partido, a los árbitros. Esto se está convirtiendo en un cáncer en este país.

—¿De quién es la responsabilidad?

—Campagnoli está estudiando la relación entre dirigentes, policías y barras bravas. Él conoce este tema, conoce a los protagonistas y pienso que puede llegar a conclusiones importantes. De los tres ámbitos que mencioné, que son la AFA a través del Tribunal de Disciplina, el Ejecutivo a través del comité de seguridad y la Justicia, en el que más confianza tengo de que se llegue a algo es en el Judicial.

—¿Habló con Grondona de la apretada?

—Grondona me dijo que el arbitraje fue transparente y lo que sí me dijo es que hay una jurisprudencia de la Fifa de no quitar puntos en partidos con incidentes. Por eso digo que la punibilidad de esto tiene que venir desde el Poder Ejecutivo con el comité de seguridad y desde la Justicia con el fiscal actuante. No quisiera llegar al extremo de tener que decirles a los árbitros que vayan a los partidos con Gendarmería para que los protejan.

—¿Cómo se lleva con Lamolina?

—Tengo una gran diferencia con él, perdimos la confianza en la conducción de los árbitros. La formación de parte del Colegio de Árbitros, hoy, no existe.

—¿Cómo ve el arbitraje del interior?

—Bien, está fuerte, pero justamente Lamolina los discrimina y no les da posibilidades. Desde que asumió, el Colegio empezó a retacear designaciones y ascensos a los árbitros del interior. Lamolina es el culpable.

—¿Es más difícil dirigir hoy que en su época?

—Sí, claro. Primero por la mala fe de los jugadores, que no respetan ni su propio cuerpo, son suicidas, no ven que pueden lastimar al colega, se golpean mucho, son violentos. El ritmo intenso y la mala fe de los jugadores le están dando un matiz preocupante al fútbol argentino. Van a disputar la pelota con un ritmo, con una intensidad y con una brusquedad que a mí me preocupa muchísimo. Se nota en cada choque de pelota dividida. Antes, esto no ocurría. Había pierna fuerte, como siempre la hubo en el fútbol, pero el ritmo vertiginoso de hoy acrecienta la posibilidad de lastimar al adversario.

—Hay un árbitro asistente santafesino, Ariel Bustos, que fue colaborador de Laverni en el partido Banfield-Godoy Cruz cuando no se le otorga un gol legítimo a Godoy Cruz porque la pelota superó la raya de gol y no la vieron. ¿Se trató de un error imperdonable para usted?

—Es un error perdonable, es factible y entra dentro de la falibilidad del fútbol. Todos se equivocan en el fútbol. Se equivoca el técnico en un cambio que no le da resultado y el jugador en marrar una ocasión clara de gol o un arquero en no atajar una pelota supuestamente fácil. Cuando hay un remate de media o larga distancia, el asistente tiene que estar en la línea del último defensor, o sea que jamás puede estar en la línea del arco y no puede observar si la pelota entró o no entró. Acá la discusión no es de medio metro, es saber si un gajo de la pelota quedó o no quedó enganchado a la línea de gol. El asistente no está en la raya de sentencia, está a 8, 10 o más metros de distancia y es imposible, con esa perspectiva, poder observar si una pelota pasó o no pasó la línea de sentencia, ¿soy claro?

—Totalmente. ¿Y entonces?

—Es la única jugada en la que, según mi modesto entender, el árbitro debería apelar a la tecnología. Es la única, porque si no se viviría en un permanente tire y afloje del árbitro con los jugadores y con la cámara de televisión, yendo y viniendo para ver jugadas en repetición y eso es imposible. Hay que aceptar al fútbol como es, sin agregarle más tecnología que ésta, la del “ojo de águila” como se utiliza en el tenis, para que el juez se pueda sacar la duda sobre si una pelota entró o no en el arco cuando ni él ni el asistente la pueden ver con claridad.


El fútbol argentino está más federal que nunca. De los 40 equipos de la A y la B, hay 20 que son del interior. El único que discrimina, y con los árbitros, es Lamolina”.

Guillermo Marconi

Secretario general de Sadra.