Entrevista a Stella Maldonado, titular de la confederación docente

Ctera propone evaluar la calidad educativa de una forma integral

Maldonado dice que el debate sobre la calidad de la enseñanza debe correrse de las pruebas estandarizadas que miden el desempeño de los alumnos, como el examen Pisa. Propone hacer un análisis de políticas educativas. Y que cada escuela se evalúe a sí misma.

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“Si yo me quiero comparar educativamente con Finlandia; y bueno, dame Finlandia y te voy a dar Finlandia”, sostuvo Stella Maldonado.

Foto: Amancio Alem

Mariela Goy

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Stella Maldonado, titular de la Confederación Trabajadores de la Educación (Ctera), gremio madre de la docencia pública del país, aceptó que en el país se necesita debatir sobre “calidad educativa”, un tema que últimamente preocupa al ministro de Educación nacional, Alberto Sileoni. Sin embargo, Maldonado hizo una primera advertencia: la discusión no debe tomar como base el resultado del examen Pisa u otras pruebas de rendimiento de los alumnos porque, a su entender, “no dan cuenta de la realidad educativa argentina” y “tienen una enorme relatividad”.

La gremialista estuvo hace poco en Santa Fe para participar de una jornada de formación sindical a dirigentes de Amsafe y opinó que “la educación está mejorando en la Argentina. No tenemos forma de cuantificarlo pero está mejorando por el sólo hecho de que hay cientos de miles de chicos que antes no iban a la escuela y que ahora están incluidos”.

La Argentina es uno de los países que más retrocedieron en la última década en materia educativa, según el informe Pisa 2009 (sigla en Inglés del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos). Si bien Sileoni cuestionó que estas pruebas fueron concebidas para una realidad que no es la nuestra, comenzó a instalar en la opinión pública la necesidad de encarar un debate serio sobre calidad educativa.

- La crítica que se hace a la calidad educativa ¿Hacia quién está dirigida? ¿Hacia los docentes o hacia la política nacional?

- Primero, hay que decir que la crítica que se está haciendo en distintos medios se basa, sobre todo, en los resultados de Pisa que es una prueba estandarizada internacional que se aplicó en 2009. Son pruebas que se administran a estudiantes de 15 años, es decir, a chicos que habían hecho toda la escuela primaria durante la Ley Federal de Educación. Y además tienen una gran relatividad porque se cuantifican con indicadores que son de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), que se construyen en los países centrales y no dan cuenta de nuestras realidades. Comparan situaciones absolutamente diferentes de países que tienen todas las escuelas de jornada completa y docentes con dedicación exclusiva, con otros que tienen muy bajo porcentaje de jornada completa y docentes que están obligados a trabajar en dos cargos o a tener otro tipo de empleo para vivir dignamente. O sea, situaciones no comparables.

Por lo tanto, la base sobre la cual se hace este señalamiento de la calidad no es real, no da cuenta de lo que efectivamente sucede. Nosotros creemos que la educación está mejorando en la Argentina. Hay cientos de miles de chicos más incluidos en la educación, nuestros salarios han mejorado y nuestros puestos de trabajo se han estabilizado. Hay más escuelas, bibliotecas y libros. También somos concientes de que hay mucho por mejorar, porque la repitencia, el desgranamiento y las tasas de sobreedad son importantes. Por eso, queremos dar este debate pero basado en lo que realmente pasa en las escuelas.

Postura

- ¿Cuáles son las líneas de discusión sobre calidad que plantea la Ctera?

- Estamos planteando que haya dispositivos de evaluación institucional para que efectivamente se pueda analizar escuela por escuela. Para ver desde cómo funciona la limpieza y el mobiliario hasta cómo impactan los programas nacionales a nivel escolar. También analizar qué cuestiones debemos mejorar de la formación inicial de los docentes y cuáles son las temáticas que debemos abordar profundamente en la formación permanente en servicio, que es un derecho de los trabajadores, que está consagrado por ley y sobre la cual muy pocas provincias han comenzado a trabajar sistemáticamente.

- ¿La propuesta sería hacer evaluaciones institucionales, a cargo de las propias escuelas?

- Primero, debemos corrernos absolutamente de las pruebas estandarizadas. Necesitamos dispositivos más complejos que puedan hacer una evaluación integral del funcionamiento de los sistemas; lo que hay que evaluar son políticas educativas. Eso debería empezar alguna vez y hacerlo sistemático. Paralelamente, está todo el sistema estadísticas, que cada escuela pueda evaluar lo que ella misma hace porque hay secundarias que tienen una gran cantidad de profesores donde no saben la tasa de repitencia de los chicos de su escuela, el desgranamiento, cuáles son las áreas en las que más se llevan materias los chicos, en cuáles van a recuperatorio y por qué. Que cada uno pueda tomar conciencia sobre qué está pasando en su propia escuela para después vincular esa situación con distintas variables y pensar en modificar las prácticas institucionales, pedagógicas y didácticas. Como organización también queremos impactar en las políticas macro. En algunas zonas de nuestro país tenemos aulas con más de 50 chicos. Saber qué política se va a implementar para que no haya más de 25 alumnos.

Autoevaluación docente

- ¿Y la autoevaluación docente, de su propia práctica? Porque es un tema al que muchos rehuyen y otros ni siquiera se lo plantean...

- Hay que hacerla, pero nosotros creemos que la que enseña es la escuela. Una escuela que funciona bien porque tiene un equipo de conducción con posibilidades de acompañar a los docentes y asesorarlos pedagógicamente, que no está atosigado por los temas administrativos y de mantenimiento del edificio escolar, que tiene una cantidad razonable de estudiantes por curso y espacios para la construcción colectiva, es una institución que permite al maestro seguir formándose. En cambio, el maestro que salió con las mejores notas del profesorado y va a trabajar a una escuela que tiene serios problemas de infraestructura y una gran cantidad de alumnos por curso, va a tener enormes dificultades, por mejor formación que tenga. Por eso, la escuela enseña todo el tiempo, no es que el docente cierra el aula y lo que hace adentro con los estudiantes es lo único que vale. Está todo atravesado y una parte de esa evaluación integral se tiene que producir a nivel de escuela.

- ¿Otro nivel de análisis serían las políticas educativas?

- Exactamente. E incluso a nivel del funcionamiento administrativo, hay sistemas educativos que pierden días de clase porque son ineficaces para designar reemplazos o hay exceso de suplentes porque se tarda años en realizar concursos de titularización. La ineficacia de los sistemas administrativos es también un obstáculo para el funcionamiento de las escuelas. La designación de personal de limpieza y cocina también es una fuente de conflicto porque una escuela que no está limpia, no puede enseñar. En Corrientes y San Luis, por ejemplo, casi no existe personal de limpieza, sino que está a cargo de personas con planes sociales. Esas cosas impactan en los sistemas. Si yo me quiero comparar educativamente con Finlandia, y bueno, dame Finlandia y te voy a dar Finlandia.