¿Con qué ropa?

Antes, para hacer deportes sólo necesitabas contar con ganas y otras personas como dispuestas a moverse. Ahora, si no tenés cierta ropa técnica, térmica, computadora de abordo, gps, leds, reflectores, música, calzas, los señores y señoras no van. Esta nota viene movida.

TEXTOS. NÉSTOR FENOGLIO. [email protected]. DIBUJO. LUIS DLUGOSZEWSKI. [email protected].

¿Con qué ropa?

Invierno, verano, mediotiempo, mañana, tarde o noche, yo me veo de pibe (tengo que usar catalejos, telescopios, aumentos varios, pues eso está lejos, cada vez más lejos) en las canchas de Providencia (en plural, qué se creen) con la misma pilcha: una camiseta maltratada, pantalones o buzos -los mismos y únicos que para gimnasia, ir de compras, transpirar, treparme a los árboles-, zapatillas o botines, medias de algodón bicolores y a correr mi alma hasta que caiga la noche y último gol gana. Hoy, ahora, los vagos vienen súper producidos y no se concibe el deporte, ni ellos mismos, con una pilcha común y corriente.

Con preocupación, el Tucho, un marcador central de los de antes, cuya única concesión era a veces vendarse los tobillos y en el peor de los casos, de meniscos traqueteados, una cinta de carretero o esparadrapo visualmente feo fijando la zona, tienen ahora que convivir con los vaguitos jóvenes que traen calzas flúo, para tomar bien el músculo, protegerlo y abrigarlo...

La denominada ropa técnica (que uno entiende específica y lo justifica por ejemplo en la que está destinada a la nieve) ha progresado tanto y ha incorporado tantas mejoras y novedades que asombra. Y ahora sobrepasan el ámbito específico de sus deportes, su exclusividad y su precio (no es ropa barata) para masificarse y aparecer aquí y allá en diferentes ámbitos y deportes, hasta el punto que el rudo Tucho debe convivir con el elegante Maxi o Mauri en el mismo equipo y con la identificación general de la misma camiseta, que aquél pretende de las de antes y éstos con fajas de compresión, técnicas y/o térmicas. “Térnicas” promedia Tucho, con resignación, ironía e inquina...

Pero si las chicas hacen trampa con todo lo que se ponen -con lo que se sacan no me meto-, nosotros ahora tenemos esas fajas que realzan nuestros pectorales, esto es, un vulgar y solapado push up. Y tenemos remeras con compresión, que nos aprietan aquí o allá. Los que se saben con buenos cuerpos, no tienen empacho (los que poseemos cuerpos normales tenemos empachos, más de uno a la semana) en salir a correr al lugar de mayor concentración de gente con esa prenda comprimida, con esas calzas adheridas al cuerpo, con esa ropa tipo primera piel, finísima, casi la piel misma. Jodido andar corriendo por ahí con ropa similar a los bailarines clásicos. Difícil asumir que el siete de tu equipo se viste como Julio Bocca.

Pero la tecnología va mucho más allá. Resulta que contra la transpiración real y sincera del Tucho y otros como él, ahora aparecen las remeras con adrenalina, esto es, con compuestos capaces de retener y reaccionar con nuestra adrenalina y aportar la suya con lo cual uno está encerrado ahí adentro, dándose ánimo y rebotando esa energía sobre uno mismo. Tenés ganas de pegarle a algo, o ganar, o correr para cualquier lado con esa cosa, por lo menos.

Medias especiales, zapatillas con computadoras que te avisan cuántos kilómetros corriste y si alcanzaste a piropear a la rubia que se cruzó en tu camino, completan el equipo. Y ahora sumale también luces, si consideramos las nuevas remeras, cascos, botas con leds. Son prendas, prendidas, si vale el juego de palabra.

Con todo eso, al final sos una cosa brillante, tilitante, cerradita, sobrecargada, estética y a lo mejor hasta sos buen deportista... Yo lo veo al Tucho que sigue metiendo pata brutal y sinceramente, poniendo el cuerpo literalmente. Y veo sus gestos entre sorprendido y fastidiado, cuando su compañero de equipo, Maxi o Mauri o el que fuera, se acomoda con coquetería las lanas y la vincha justo cuando él daba un pase en profundidad no comprendido. Y no me llamen más para jugar a nada: no me llegó la última camiseta que encargué de Taiwan y mi representante me avisa a último momento que no estarán las cámaras en la práctica de esta tarde. Avísenle al Tucho.