Con la lengua afeitada

¿Por qué Brasil es la séptima potencia mundial?

Por Betocas

Suele decirse de forma muy simplificada que una manera de cotejar a Brasil con la Argentina es utilizar un factor de un quinto. Por ejemplo, sería lógico que el PBI de la Argentina fuera aproximadamente un quinto del de Brasil. Si se mira la formación de recursos humanos en el más alto nivel, la información en Internet revela que en el año 2007 en el país vecino se graduaban algo más de 8.000 doctores por año. La Argentina, debería haber generado por los menos 1.600. La encuesta realizada el mismo año aquí indicó que no llegaban ni a 550.

Hace un tiempo el gobierno de Dilma Rousseff anunció que elevaba el número anual de brasileños perfeccionándose en el exterior (doctorados que aceleren el crecimiento en nuevas áreas del conocimiento y posdoctorados que incrementen la capacitación de sus propios doctores) de los 5.000 que tienen en la actualidad a 75.000. Con la salvedad que, por tradición comprobada, los brasileños en una abrumadora mayoría siempre regresan a su país.

Por curiosidad busqué en la web los teléfonos del CONICET y encontré el del Departamento que debería ocuparse de estas funciones. Me respondieron que no existe más el Programa de Becas al Exterior, pero que cuando regía no hubo nunca más de 300 o 400 “becarios externos”. Me dijeron que se suprimió porque la mayoría no regresaba al país luego de recibir estas becas. De cualquier manera, cero o 300 dan lo mismo. Es nada.

Me atrevo a sugerir que o nuestro Ministerio de Ciencia y Tecnología miente al sostener que apoya “fuertemente” la ciencia y también lo hace cuando pregona un programa de repatriación de científicos que denomina Raíces, o que nuestros hermanos brasileños planifican su futuro con una dimensión sin sentido. A la luz del desarrollo tecnológico que se observa, todo parecería indicar que los que están equivocadamente perdiendo el tren de un acelerado y dinámico desarrollo acorde con las necesidades de cambiar el país, generando empleo y erradicando la pobreza a partir de ambiciosos y audaces planes de capacitación de sus jóvenes, no son precisamente ellos.