Los uruguayos festejaron en Colón

Tomá mate... amargo

En cruces decisivos, Uruguay nos tiene de hijos. Pasó en Amsterdam ‘28, en Montevideo 1930 y se repitió ahora en esta Copa América 2011.

Tomá mate... amargo

De Cachavacha a Hijitus

Que no ni no... Festejan los miles de uruguayos que vinieron desde todos lados y fueron minoría frente a la multitud argentina en el Cementerio de los Elefantes. Se ubicaron, mayoritariamente, en la nueva platea norte alta, arriba de la cabecera de J.J. Paso en la cancha de Colón. Es así: nos tienen de hijos.

 

Foto: EFE

Darío Pignata

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“Volveremos...volveremos...volveremos otra vez...volveremos a ser campeones....como la primera vez”, fue el canto que retumbó en la cabecera nueva de J.J. Paso, la que se pobló de camisetas de Peñarol, gorros de Nacional y banderas de Uruguay. Hubo unos 3.000 concentrados allí y quizás unos 1.000 más desparramados en el resto de la cancha. Vinieron muchos, varios sin entradas y comprando en la reventa. A pesar de ser muchos, eran minoría en medio de la multitud argentina en la cancha de Colón. La alegría, esta vez, fue sólo charrúa.

Como en ese Maracanazo del ‘50 del que ayer se cumplieron casualmente 61 años y fue festejado a bocinazos en las calles de Montevideo. Otra vez Uruguay nos mandó a casa. Como en 1928 cuando se quedó con el oro olímpico en Amsterdam, como en la final de 1930 en su tierra y como en el ‘87 cuando veníamos con el envión de México, obligados a ver la final de esa Copa América por tele. Como va a pasar ahora. Nos mandan a casa estando en casa. Increíble.

Si es por el fútbol y las situaciones que salvó Muslera, merecimos algo más. Si es por la garra, el amor propio y la entrega de un equipo que se la bancó casi una hora con un jugador menos, merecimos lo que nos dieron.

Si es por vitrinas, estamos igualados: dos copas del mundo, dos oros olímpicos y catorce copas América para cada uno. No somos más, no son menos. Pero en algo corremos de atrás a Uruguay. Y ese algo se llama “volver a las fuentes”. Porque ellos se dieron cuenta, después de tantos años de naufragio, cómo salir a flote en el medio del Río de la Plata. Nosotros seguimos en veremos, buscando algún tesoro mágico hundido en el fondo del más ancho del mundo.

Uruguay supo cómo recuperar la mística, la vieja garra y la personalidad. Pero a esas banderas, que no son verso, le agregó inteligencia para jugar la pelota. No de casualidad llegó hasta donde llegó en el Mundial. No de casualidad clasificó con sus chicos para Londres. No de casualidad, su viejo Peñarol llegó hasta la mismísima final de la Copa Libertadores. Y no de casualidad nos limpiaron anoche de la Copa que hicimos en casa.

El técnico es todo o casi todo. Alguna vez contó el “Polilla” Da Silva, ni bien llegado a Godoy Cruz, que la verdadera resurrección llegó hace algunos años cuando los clubes invirtieron dinero para mejorar los pisos de cada estadio. Pero nadie puede ni debe relativizar el trabajo de Tabárez. Porque, salvando las diferencias, a Uruguay le pasaba lo mismo que a Argentina: estrellas que brillaban en Europa se opacaban con la celeste en el pecho.

Ayer contaba Nery en “Estudio Fútbol” que “es imposible hoy hacer lo que hizo Bilardo en el ‘86”. Cuando uno lo escucha, tiene razón Pumpido: recordaba que, salvo Maradona y Valdano, el resto entrenaba de lunes a jueves en Ezeiza. Lo que le pasa a Argentina le pasa a casi todos los seleccionadores de América. Sin embargo, Uruguay, Paraguay y hasta Chile encontraron el rumbo. Nosotros no.

El contexto del fútbol mundial (relación jugadores/clubes) obliga a achicar al mínimo el margen de la equivocación. Hay menos tiempo que antes para equivocar convocatorias y jugar a la ruleta rusa con los inventos. Mascherano allá juega atrás y es un fenómeno. Zanetti la rompió siempre por derecha y acá juega en la izquierda. Higuain es “9” y acá lo ponen de última. Es improvisación pura. Es querer inventar lo que ya está inventado.

Si Messi va a jugar de “8”...¿no hay un “4” como la gente que le pase por afuera para terminar bien alguna descarga?. Si Gago fue el más claro para buscarlo a Messi por abajo, ¿por qué no arrancó jugando? En este desorden, es posible que Maradona o Pelé también jueguen mal como le pasó a Lio.

Se pelean los chicos de allá con los botijas de allá para saber de quién es Gardel, el dulce leche y el tango. También por el mate. Nosotros usamos más la pava, ellos desembarcaron con los termos. Nos dieron de tomar mate en Santa Fe. Y tomamos un mate bien amargo. Tan amargo que nos quedamos afuera de todo.


25

Años

Pasaron de la última alegría grande contra Uruguay, cuando lo eliminamos en octavos de final en México ‘86 con gol del santafesino Pedro Pasculli. Justamente ese día, un 16 de junio, nació en Buenos Aires el arquero Muslera, héroe charrúa anoche en la cancha de Colón.