Historias escritas sobre el ring

Vásquez-Phillips, 20 años después (parte II)

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Roberto Benítez, en un principio negó haber dado ganador a Phillips sobre el ring. Luego reconoció sus errores, pidió disculpas y renunció como árbitro de la FAB. Ilustracion: Lucas Cejas

Sergio Ferrer

Santa Fe, gimnasio del Campo Universitario de Don Bosco, medianoche del 13 al 14 de junio de 1991. Desenlace del combate entre Vernon J. Phillips y Julio César Vásquez.

El ring era un pandemonium; decenas de personas se disputaban el raro privilegio de agredir al árbitro de la pelea, Juan Roberto Benítez, quien ya había tomado la determinación de descalificar al púgil santafesino en la sexta vuelta, por invasión del ring.

La medida guardaba relación con uno de los integrantes de la esquina de Vásquez: su manager, Osvaldo Rivero, que le recriminaba no haber observado los golpes lanzados por Phillips después que sonara la campana, en anuncio del final del citado round.

Allí empieza el drama personal de Benítez. Locura colectiva, cabildeos, incredulidad, destrozos. Había aproximadamente unas 3.000 personas esa noche y un grupo encolerizado de fanáticos del “Zurdo” (sus cánticos y gritos así lo identificaban) empezó a atacar las instalaciones del estadio, al no aceptar la derrota del local ni la pérdida de su preciado invicto profesional.

Los detalles

Vamos a ir por partes y sin precipitarnos, teniendo en cuenta que ese primer fallo fue hecho público por Benítez sobre el cuadrilátero, al realizar el inequívoco gesto de levantar la mano al boxeador visitante en señal de victoria. La escena es importante, esencialmente por dos motivos.

El primero, porque después, ya en los vestuarios -bajo amenaza de muerte e innumerables presiones-, Roberto tomó la determinación de modificar el resultado anterior y decretar el match “sin decisión”, algo fuera de reglamento.

El segundo, porque una vez que se anunció el cambio por los altoparlantes, Benítez cometió el error de desmentir ante la prensa la primera de sus actitudes, haber proclamado a Phillips. “Si se entendió así, pido disculpas, lo que yo quise hacer fue tomar del brazo al púgil norteamericano para llevarlo a su esquina”, manifestó Benítez en camarines. Obviamente, en su tapa, El Litoral publicó la imagen del árbitro levantando la mano de Verno, prueba irrefutable de la confirmación de un hombre triunfante.

Sinceramiento

Tal como lo explicamos en nuestra primera entrega sobre esta pelea, el veredicto se rectificó el viernes 14 de junio, en el marco de una reunión llevada a cabo en dependencias de la Municipalidad de Santa Fe y de la que participaron Jorge Cabrera Ibáñez (subsecretario municipal de Gobierno), Oscar Rodríguez (director técnico y manager de Phillips), Ricardo De Lucca y Roberto Noguera (promotores de la contienda), Enrique Moncada (que a partir de allí reemplazaría, sólo por un tiempo breve, a José Lino Lemos como entrenador de Vásquez), Oscar Méndez (Comisión Municipal de Boxeo) y el propio Benítez.

El encuentro se extendió a modo de conferencia de prensa y allí, con la voz entrecortada, Benítez reconoció que debió cambiar el fallo, “a instancias de la presión recibida y debido a las versiones de que afuera el clima era muy feo y estaban rompiendo todo”.

“Les pido perdón a los medios porque los engañé; esta tarde enviaré a la FAB el correspondiente telegrama para que anulen mi licencia y me otorguen la baja como árbitro”, aclaró al principio de su declaración el ya fallecido referí, quien luego de un tiempo volvería a dirigir y hasta cumpliría un rol importante al frente de la Asociación Santafesina de Boxeo (tenemos entendido que la entidad rectora jamás aceptó esa renuncia, aunque Roberto por sí mismo decidió alejarse del ring por varios años).

En la edición del 15 de junio, El Litoral destacó: “La actitud valiente de Roberto Benítez, su hombría para asistir a la reunión y la honestidad demostrada para reconocer su equivocación, merecieron el aplauso de los concurrentes”.

“Benítez ha pasado la noche más amarga de su carrera y la de ayer, con seguridad, fue la decisión más triste que nunca hubiese querido tomar; por eso, su gesto, no sólo concurriendo a la reunión, sino reconociendo su error y explicando cada una de las cuestiones planteadas por los presentes, es digno de elogio”, cerraba el referido comentario.

Tras la sincera argumentación de Benítez de la reunión del día 14, Rodríguez pidió que se rectificara el fallo de “sin decisión” y se otorgara el triunfo a Verno por descalificación de Vásquez (no por el “famoso” mordisco, está claro, sino por la inconducta de su esquina), lo que no se pudo concretar en ese momento, tal como lo aclaramos la semana pasada, por la ausencia del fiscal de la velada, Delfín Samaniego.

En detalle

Al día siguiente, en otra reunión y con Samaniego presente, se ratificó el resultado original, por lo que se reconoció el triunfo del estadounidense por aplicación del artículo 178, inciso 9, capítulo 27, del reglamento oficial de la FAB.

Al terminar el trámite, Roberto detalló algunos pormenores del triste episodio, los que viene bien recordar ahora, tal como los describió en aquella ocasión, para que quede bien en claro por qué, en definitiva, Vásquez perdió esa noche: “Durante la pelea toleré muchas infracciones de parte de ambos boxeadores y hasta desconté los puntos de rigor, aunque la segunda vez que sancioné a Vásquez le bajé 2 puntos cuando le correspondían 3; eso fue así hasta que llegamos a la circunstancia del cuerpo a cuerpo en el que Phillips cae a la lona haciendo un gesto de mucho dolor; llamo al médico de turno (Amelio Basso), quien certificó que el peleador tenía un mordisco sobre su hombro izquierdo”.

“Ese era el momento de descalificar a Vásquez, pero permití que prosiguiera el combate -incluso contra lo que indica el reglamento- dándole así otra posibilidad, con la intención de que el espectáculo continúe y porque percibí gran nerviosismo de parte de los segundos del boxeador local, especialmente Rivero”, siguió narrando Benítez después. “Cuando se produce la finalización del sexto round y suena la campana, los boxeadores siguieron castigándose pese a darles la orden de alto; es en ese momento que llamo a los segundos de Vásquez para que lo asistan (porque había recibido dos golpes certeros en la cabeza y estaba en el psio) y llega Rivero, quien me agrede verbalmente; ante esta nueva alternativa antirreglamentaria y teniendo en cuanta la ventaja que le había dado a Vásquez con anterioridad, procedí a descalificarlo”, concluyó.


“Entré en su juego”

En el vestuario, Julio César Vásquez aceptó con hidalguía y con lágrimas en los ojos, que realmente había perdido la pelea, aunque a la vez creía que el árbitro podría haber descalificado a su rival por pegarle después de la campana, en el final del sexto round.

“Salí como siempre, a buscar la pelea, como es mi estilo, pero el combate se hizo muy trabado; Phillips cometió muchas infracciones y yo, lamentablemente, entré en ese juego, que no caben dudas de que conspiró contra mis posibilidades. Me puse nervioso y me descontrolé; sé que lo sucedido esta noche va a dejarme nuevas experiencias, las que espero que sean positivas para mi futuro”.

Por su parte, Osvaldo Rivero explicaba: “De todo lo que ocurrió esta noche, hay que rescatar lo positivo: quedó demostrado que Julio tiene absorción al castigo, porque recibió tres o cuatro manos muy duras y sin embargo siguió adelante. Tenemos que pulir algunos detalles, pero creo que será campeón mundial”.

El 21 de diciembre de 1992, Vásquez le daría la razón al ganarle en el primer asalto a Hitoshi Kamiyama, en el estadio Héctor Etchart del Club Ferro Carril Oeste de Buenos Aires y quedarse con el cinturón mediano junior AMB.

Perdió dicho título el 4 de marzo de 1995 con Pernell Whitaker, en su defensa número once; pero lo reconquistó el 16 de diciembre del mismo año contra Carl Daniels. El 21 de agosto de 1996, finalmente, Laurent Boudouani interrumpió su segundo período como monarca.