Recreando el espíritu de la legendaria banda Opa

Rada vuelve instrumental y en Confidence

El músico y compositor uruguayo regresa a los escenarios descansando del canto, con un formato apto para compartir con amigos y presentar en los festivales de jazz.

1_aa.jpg

Rada en su última actuación en Santa Fe, en 2010. Las obras que integran “Rada instrumental” pueden encuadrarse en el jazz o el latin-rock, vertiente cultivada por los hermanos Fatorusso en los ‘70. Foto: Amancio Alem

Télam

El músico y compositor uruguayo Rubén Rada, quien había confesado su deseo de dejar de tocar en público, anunció su retorno a los escenarios para presentar un disco instrumental con su nueva banda, Confidence, que reúne músicas “divertidas y calurosas” que servirán de excusa para “insertarse en los festivales de jazz”.

El nuevo material, denominado “Rada instrumental”, congrega diez canciones festivas, con melodías pegadizas, rítmicas rigurosas y un amplio campo para la improvisación; que, afirmó Rada, remiten a la legendaria agrupación uruguaya Opa, que cultivaba en los ‘70 la vertiente del jazz-rock.

En diálogo con Télam desde Uruguay, Rada adelantó que, con este material en mano, se presentará en la Argentina porque “se trata de músicas para tocar con otros músicos, con amigos”, aunque todavía no tiene una fecha programada.

La banda Confidence se completa con Osvaldo Fattoruso (batería), Artigas Leal (trombón), Miguel Leal (trompeta), Gustavo Montemurro (piano, teclado, arreglos), Santiago Gutiérrez (saxo), Matías Rada (guitarra y voz) y Gerardo Alonso (bajo).

Rada apuntó que un disco instrumental le permite “descansar de la cantarata” y una formación colectiva implica una “resposabilidad diferente” al formato solista, que, de algún modo, han sido los motivaciones de su alejamiento parcial de los escenarios.

Examen

—Usted había anunciado su deseo de abandonar los escenarios, ¿el formato de “Rada instrumental” le permite retornar desde un lugar de menor exposición?

—La idea es esperar que el disco empiece a sonar un poco en la Argentina e ir a presentarlo, tocarlo con amigos, mostrarlo en los festivales de jazz.

En el escenario, los músicos damos examen todos los días; toda la responsabilidad a veces recae sobre uno. Si las letras están bien o no, si afino o desafino... Este formato es otra cosa, es algo de amigos.

—¿Después de una carrera tan consolidada se siente todavía en el centro de miradas y juicios por su música?

—Hay veces que ya no sabés cómo conformar. A Fito Páez, por caso, lo han criticado mucho y yo prefiero toda la vida un tema suyo antes que 50 de otros artistas. Yo sé que a esta altura de mi carrera no soy el mismo del comienzo, soy otro tipo; pero si me he mantenido vigente en Latinoamérica es porque algo habré hecho bien.

—¿Qué lo motivó a componer un disco íntegramente instrumental?

—En tantos años, le he cantado a la mujer, al amor, a todo... Ahora tenía ganas de hacer un material distinto. Porque cuando uno hace la percusión y el canto a la vez, una de las dos cosas sale mal. Si uno hace la percusión, está atento a los climas que va creando, a no tocar encima del baterista; y por lo tanto descuida el canto. O a la inversa. Por eso, ahora me di el gusto de concentrarme en la percusión.

Propuesta

—¿Cómo definiría musicalmente el material?

—Son temas instrumentales que bien pueden funcionar como la cortina de fondo de un programa de televisión. Puede encuadrarse en el jazz o el latin-rock, porque los solos son más rockeros que otra cosa. Son temas articulados desde las melodías.

—¿Hay un guiño deliberado a los motivos musicales de Opa?

—Sí, claro, pero acá falta Hugo (Fattoruso). Cuando el rearmoniza una canción, cambia todo. Acá hay melodías sencillas que sirven de plataforma para la improvisación.

—De todos modos, la banda reúne una selección de músicos muy adiestrada en las sonoridades rioplatenses.

—Sí, el proceso comenzó cuando me encontré con Osvaldo (Fattoruso) después de un largo tiempo que llevaba sin tocar con él, que es alguien que está en otro nivel, lo que hace embellecer a cualquier música.

También reuní a Montemurro, a Alonso, a mi hijo Matías (que es la primera vez que toca conmigo en un disco), a todos, y estamos muy felices con el resultado.


Tradición

—Hace tiempo está trabajando en un material testimonial sobre la historia del candombe, ¿en qué estado se encuentra ese proyecto?

—La idea es preparar un disco doble, que quede como testimonio, que vaya acompañado por un libro, con fotos. Que sea una reliquia, material para conservar, para que Uruguay lo pueda mostrar como síntesis de su cultura.

No va a ser un disco para vender millones de copias. Van a ser 30 canciones que quizá estén listas para fin de año. Será una suerte de “Misa Criolla” pero del candombe.