Un escenario político complejo y su proyección nacional

Bonfatti será gobernador, con las Cámaras en manos del peronismo

El candidato del Frente Progresista se impuso por sólo tres puntos a Torres del Sel. Lejos de ellos, Rossi padeció la derrota del kirchnerismo; aunque se impuso la lista de diputados de María Eugenia Bielsa. Respaldo al socialismo en Rosario y a la UCR en Santa Fe. Festejaron Binner, Macri y Alfonsín.

Emerio Agretti

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En “una elección rara”, el Frente Progresista retuvo la gobernación de la provincia en cabeza de Antonio Bonfatti y Jorge Henn, superando por apenas tres puntos al cómico Miguel Torres del Sel y sepultando en un lejano tercer puesto al kirchnerista Agustín Rossi, cuya lista de diputados provinciales logró alzarse no obstante con la mayoría automática de la Cámara.

El adjetivo fue aplicado a los comicios por el senador Juan Carlos Zabalza a las 9.30 de la noche, cuando se dieron a conocer las extraordinariamente certeras proyecciones de las mesas testigo del socialismo, y en momentos en que los datos oficiales poblaban todavía las pantallas con gráficos protagonizados por Del Sel.

La “rareza” estuvo cifrada en varios aspectos, pero sobre todo en dos: uno que corporizó los peores temores del oficialismo santafesino, y otro al que ni siquiera vieron venir. Por un lado -y por efecto combinado del art. 32 de la Constitución y la boleta única con categorías separadas, más la preeminencia en varios departamentos-, el justicialismo tendrá el control de ambas Cámaras legislativas, lo cual será determinante a los fines de la gobernabilidad. Por el otro, Antonio Bonfatti tiene como base inicial de esa gobernabilidad el inequívoco pero módico respaldo de un tercio del electorado, merced a una escuálida ventaja que estuvo cerca de perder frente al candidato del PRO. Un cuadro que obligará al mandatario electo a diseñar meticulosamente su estrategia de articulación política, puertas adentro y afuera del Frente Progresista.

Consolidaciones y cambios

Más allá de las particularidades de los resultados distritales, que ameritan sus propias y específicas lecturas y que supusieron también convalidaciones y no pocas estruendosas caídas, adquieren relevancia los registrados en las dos principales jurisdicciones. Los rosarinos ratificaron su confianza en el socialismo para conducir la ciudad y, también de manera categórica, convirtieron a su actual intendente en el senador del departamento. Y si en la ciudad capital también hubo una revalidación de la gestión -en este caso radical-, a nivel departamental se produjo un hecho histórico, con el quiebre de 30 años de preeminencia justicialista y la elección del primer senador de otro color político desde la recuperación de la democracia.

El otro plano de lectura es, necesariamente, y como dejó en claro la profusa cobertura y el extenso espacio que le dedicaron los medios porteños, el correspondiente al escenario nacional. De hecho, la “nacionalización” de los comicios que algunos comentaristas advirtieron fue bastante sesgada -y no tuvo que ver, por ejemplo, con el triunfo de Bonfatti-, pero su impacto más abarcativo.

Créditos y débitos

Sin duda alguna, el voto de rechazo al kirchnerismo que sufrió en carne propia Agustín Rossi es más atribuible a la gestión nacional -e incluso en alguna medida a las incursiones de la presidenta en territorio santafesino- que a sus propias cualidades. Así parece decirlo el electorado justicialista, que consagró claramente a la lista de diputados del partido -encabezada por una dirigente que se declara kirchnerista pero no es percibida como tal, e integrada por muchos obeidistas que no lo son-, mientras que restó apoyo al candidato del partido y se sintió más identificada con la fórmula Del Sel-Salomón. En ese sentido, computar en la cuenta de Cristina esta nueva derrota del kirchnerismo en uno de los principales distritos del país es tan obvio como ineludible.

Aquí también es comprensible el apuro de Macri por capitalizar la performance del candidato ungido por él, pero consagrado más por su carisma y capacidad de seducción personales que por la casi inexistente estructura del PRO o el influjo de la figura del jefe de Gobierno porteño; dicho esto sin desmerecer el auxilio de su ostensible aporte de recursos. Pero parece bastante claro que el triunfo pertenece más que otra cosa al propio Del Sel, en beneficio de varios justicialistas disconformes que supieron alinearse detrás de él.

El resultado de ayer, finalmente, aporta a la candidatura presidencial de Hermes Binner, pero no tanto como él hubiese querido -y como hubiese ocurrido si, por ejemplo, Bonfatti hubiese obtenido los diez puntos de ventaja con que contaba de antemano. A pesar de que sus aliados en el Frente Nacional estuvieron en Rosario para celebrar, el resultado difícilmente haya tenido entidad para aumentar demasiado su proyección como referente electoral. Con lo cual podría decirse que Ricardo Alfonsín, presente ayer en nuestra ciudad y en Rosario, fue otro de los que ayer tuvieron sus propios motivos para festejar.