Entrevista a Marta Coutaz

Dar letras a los chicos

Dar letras a los chicos

Marta Coutaz.

Fotos: Flavio Raina

Marta Coutaz integró en 1981/2 Los Mamelli, con “Canciones Para Mirar”, de María Elena Walsh. De 1989 a 1998 formó e integró Los Tutisonanti. Es autora de “Caléndula la barredora” (UNL, 2003); “¡Hola, Señora Constitución” (2008, UNL); “Carla y el granizo”, “Hará nido en tu pelo”; “Rapunzel busca marido”; “Cyrano volador” y “La calabaza encaramada” (Editados por El Litoral) y cuentos en distintas antologías, a lo que se suma ahora el libro “Ni fu ni fa y otros cuentos” - Ilustrado por Alejandra Karageorgiu - Ediciones del Naranjo.

 

De la Redacción de El Litoral

Marta Coutaz cuenta entusiasmada: “En estos días mi feliz novedad es un libro editado en Buenos Aires que se dio a conocer en la última Feria del Libro en el mes de mayo, con cuatro cuentos ilustrados que se llama ‘Ni fu ni fa, y otros cuentos’, en la colección La Cigüeña Solitaria de Ediciones del Naranjo. Los dibujos son de Alejandra Karageorgiu ¡muy buenos! Son historias insólitas que pueden ser leídas por chicos de 7 a 9 años, según dicen los que saben. Yo no estoy muy a favor de estas clasificaciones, porque a veces los de menor edad se las arreglan para leerlos a su modo, o bien encuentran alguna voz amiga que se los lea. También estamos los más grandecitos a los que todavía nos gusta leer esta literatura, ver dibujos hermosos y reírnos de lo más simple o lo más loco (¡me incluyo porque me encantan los libros para chicos!)”.

—¿Qué características y diferencias implica escribir libros para chicos?

—Escribo para chicos porque me fascina el mundo de la infancia, y es una manera de acercarme a él y disfrutarlo. Me divierto cuando escribo las historias, a medida que van apareciendo los personajes y tomando su lugar en el universo de cada cuento. Hago uso del humor cada vez que puedo, creo que es necesario para abordar lo cotidiano. Y del modo como vienen perfilándose las cosas para el futuro, considero que se nos va a hacer imprescindible. Por lo tanto, nada mejor que ejercitar a los más chicos en el sano ejercicio del humor. La lectura es un buen camino para descubrirlo.

No creo que haya diferencias entre escribir para chicos y para grandes. El imaginario de los lectores es infinito y casi no hay barreras. Hablo desde mí misma, soy una voraz lectora y siento la misma curiosidad hoy en día ante la tapa a punto de abrir de un nuevo libro, que cuando leía mis primeras letras. Es un cosquilleo interno que luego se despliega y se agiganta con el correr de las páginas. Si el libro es bueno, explota y te lleva lejos. ¡A volar se ha dicho! Mi intención como autora es acompañar al lector hacia ese punto donde los pies se le despegan del suelo. A partir de allí espero que se adueñe de mi obra y vuele por sí solo, adonde sus propias emociones lo transporten.

Los autores de literatura para chicos debemos hacer el mismo esfuerzo (¿o tal vez más?) que otros escritores que se dedican a literatura “para grandes” en lo que atañe a la elección del tema, la construcción de la historia, el lenguaje, la presentación del texto y a veces, también las ilustraciones.

—¿Qué importancia o valor agregado suponen las ilustraciones en los libros infantiles?

— Actualmente, hay una puja o debate sobre el tema de la imagen como contrapunto o complemento de la palabra, ya que lo visual ha adquirido un peso enorme en casi todo lo cultural. Y especialmente en aquello que va dirigido a niños y jóvenes. Casi todo es visual, entra y sale por una pantalla, pantallón o pantallita.

Igualmente, hay que destacar que hay un crecimiento importante en el material literario para chicos, hay una gran variedad y se pueden encontrar calidades diversas, pero en general las editoriales han empezado a darles un espacio que espero sea cada vez mayor.

—¿Qué pautas debe seguir un adulto que quiere iniciar a un chico en la lectura?

—A los grandes que están a cargo (de los chicos) les puedo aconsejar que sean curiosos y busquen, pregunten y hasta “investiguen” (hoy que se puede ver todo por Internet) sobre las novedades que aparecen para ellos, porque hay buena oferta y de ser posible que prefieran editoriales nuestras (argentinas o latinoamericanas). Algunas no son de las más conocidas pero hacen un excelente trabajo y tienen colecciones con trabajos de gran calidad. Y agrego: “exijan” en las librerías que se pongan al día con las novedades de la literatura para niños, y busquen aquéllas donde sepan asesorarlos. Aquí, hay algunos locales donde si no tienen el material al menos lo conocen o los pueden encargar a pedido.

Sobre mi propia obra les puedo contar que hace muuucho que escribo y tengo pilas de papeles con cuentos, poemas, canciones... algunos de los cuales fueron publicados en diarios, revistas o antologías. También se editaron algunos libros a través de la Universidad Nacional del Litoral, y en este mismo diario se publicaron algunos cuentos ilustrados por dibujantes santafesinos, en un bello proyecto -idea de nuestro recordado Bianfa- que se llamó “Vení que te cuento”.

—¿Y qué se cuenta en Ni fu ni fa?

—Sobre estas cuatro historias no les contaré mucho porque pretendo que compren el libro y se enteren por sí mismos. Solamente les diré que hay una desaparición sumamente sospechosa de la letra F, que una tal Margaret se fuga de Inglaterra sin decir ni mu, que una muchachita de nombre extraño anda como loca buscando marido y un personaje archisecreto deambula desorientado por la ciudad de Viena buscando no se sabe bien qué cosa. Como no pienso agregar una palabra más sobre estos cuentos porque me gusta hacerme la misteriosa, será mejor que me pregunten sobre otras cuestiones. Podríamos charlar sobre el clima por ejemplo, o sobre el precio de las verduras. Ah... ¿prefieren dar por terminada la entrevista? Muy oportuno, porque justamente tengo que ir a la verdulería a comprar rabanitos para una amiga. Gracias por venir y la próxima vez prometo convidarlos con dulce de leche “casero”. Y estos dos comentarios también tienen que ver con el libro... ¡ya hablé de más!

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