OBRA EN LA COSTANERA

Avanzan con la puesta a punto del nuevo anfiteatro

b.jpg

Vista. Así luce el nuevo anfiteatro, desde el sector oeste del predio. Estructuras de hormigón han reemplazado las antiguas gradas de madera.

Agencia Santo Tomé

El anfiteatro Martín Miguel de Güemes de Santo Tomé ya muestra su nueva fisonomía casi terminada en el marco de los aprestos finales de la obra de defensa de la margen derecha del río Salado, desde estas instalaciones hasta el Puente Carretero.

A medida que avanzan los trabajos de terminación, en las adyacencias de la intersección de San Martín y Gómez Cello pueden apreciarse las características que tendrá este remodelado teatro al aire libre, cuyo escenario ahora estará ubicado dando la espalda al río, es decir en el lado este del sector y no en el costado sur, como era antes.

Modernas estructuras de hormigón y elementos premoldeados han reemplazado a las viejas tribunas de madera y a la antigua mampostería.

En otro orden, cabe recordar que el debate por la nominación del nuevo paseo costanero y sus distintas locaciones sigue abierto tras generar varias presentaciones en el Concejo Municipal de la ciudad.

Justamente, uno de los últimos en elevar diversas propuestas al órgano legislativo local fue el profesor Ernesto “Tito” Grenón, ex director del Museo Histórico y Archivo Municipal Andrés A. Roverano, quien propuso nombres para el paseo costanero (Paseo del Acuerdo, por la firma del Tratado de Paz de Santo Tomé entre las tropas de Buenos Aires y del Litoral el 9 de abril de 1816) y para la plaza que estará localizada en la cabecera del puente (plazoleta Los Chañares, en honor a la denominación de una de las primeras fortificaciones emplazadas en esta zona y también a la especie arbórea reconocida como uno de los elementos del escudo oficial santotomesino). Y también para el anfiteatro y para el escenario del mismo.

Para el primero de ellos, propuso el nombre de Anfiteatro del Bicentenario de la Nación Argentina, mientras que para el segundo sugirió el de Norberto Raviolo, en homenaje a quien trabajó denodadamente por el Festival Paso del Salado a lo largo de más de 30 ediciones.