Apuntes de política provincial

La fiesta tiene su límite

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Antonio Bonfatti: la continuidad del poder

Foto: Amancio Alem

Teresa Pandolfo

 

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Desde el regreso de la democracia no se ha dado el caso en la provincia de una continuidad en el poder como la prevista con el doctor Antonio Bonfatti respecto de Hermes Binner.

El primero viene acompañando al gobernador desde las gestiones en la municipalidad de Rosario y es su ministro de Gobierno y Reforma del Estado. Desde afuera siempre se lo visualizó a Bonfatti como el que mejor transmitía la política que diseñaba Binner y la ejecutaba. Fue, además, el elegido del mandatario para sucederlo.

Pero en el futuro, Bonfatti debería esgrimir capacidad de gestión y de negociación, al margen de la figura de Binner y de la preeminencia socialista en la toma de decisiones. La consigna sería la continuidad pero con una impronta propia y para que esta condición tome volumen pleno, debe enfrentar antes de diciembre -cuando se renueva el mandato- la reconstrucción de los lazos que quedaron deshechos luego de las primarias santafesinas: socialistas entre sí, socialistas con los socios radicales y otros partidos, y la relación con el justicialismo, que nunca fue sencilla, y que ahora aparece como más compleja debido a la ausencia de autoridad dentro del peronismo.

Las urnas podrán haber dejado nuevos liderazgos pero aparecen todavía como muy parciales y sin el peso de otras figuras que en los hechos referenciaron al peronismo santafesino en las últimas décadas, como Carlos Reutemann y Jorge Obeid. Esta situación obliga a la multiplicación de contactos para componer un mosaico de apoyos a las propuestas del gobierno, la aprobación del presupuesto o para un proyecto de la oposición. Se sabe que Bonfatti es consciente de este trabajo adicional a encarar pero todavía no ha dado señales claras al respecto. Desde “Apuntes...” se piensa que deberá salir de la dinámica que exhibió hasta ahora y confiar más también en la opinión de otros; que no sólo se trata de reunir y escuchar para seguir haciendo lo decidido con anterioridad o lo que ya fue probado.

Todo tiempo electoral es un marco de ruido grande porque se juega el poder, y ahora se ha ingresado al calendario nacional en el cual Hermes Binner y Cristina Fernández de Kirchner compiten como rivales.

Tampoco se puede perder de vista el grado de deterioro de las relaciones internas en la provincia que vivió la paradoja de que sus principales autoridades, pertenecientes a distintos partidos, fueron candidatos en algún rango de cargo. Esa situación, nunca vista antes, esmeriló afectos y grados de pertenencia a un espacio mayor.

El tiempo proselitista en Santa Fe ha resultado demasiado prolongado y provocó, además, un vacío de gestión de gobierno en sí. Sus principales hombres quedaron engrampados en la propia conveniencia electoral y ese espacio fue ocupado por otros, por ejemplo, los gremios. Partió de allí la presión por la creación de cargos públicos, que continúa; y de demandas de otro carácter como los proyectos para permitir la jubilación del magisterio con 30 años de actividad pero sin techo de edad. Unos 2086 docentes más estarían en las condiciones de pedir el beneficio previsional de dejarse de lado el límite de la edad. Quizás no todos lo harían pero nadie puede tener un número seguro en el caso de que la norma se hiciera vigente.

Consenso y equilibrio

A contrapelo de la opinión de otros colegas, incluso dentro del diario, esta periodista evalúa que en alguna medida resultó positivo que la Legislatura no hubiera sesionado en las últimas semanas, para dar tiempo a que se calmen los ánimos políticos, se reacomoden internamente las fuerzas y que se recobren los espacios para el racional debate de las propuestas en carpeta.

No puede dejar de preocupar a los distintos sectores aportantes a la Caja de Jubilaciones y Pensiones de la provincia que el organismo pueda llegar a incrementar en 250 millones de pesos su déficit por la parte civil de los beneficiarios. O que, en paralelo al reclamo del magisterio, se haya conocido la intención de comprender en estos regímenes especiales a otros subsectores de la administración y de la salud.

El blanqueo de los sueldos y las políticas previsionales implementadas en los últimos años por la provincia han puesto al sector de pasivos en una posición mucho mejor que la de quienes perciben jubilaciones de Anses y sufren la movilidad nacional.

Poner en riesgo este avance concretado por Santa Fe con sus jubilados no parece lógico ni procedente, salvo que se requiera a los segmentos comprendidos un mayor aportes que el actual a los activos. Puntos todos que demandan un tratamiento sereno, sin presiones gremiales, y racional respecto de la situación fiscal de la provincia. Lo que se otorga de más a un sector se saca de otro, y tampoco sería justo que se cargara su peso sobre los contribuyentes de la provincia.

El Estado debe cumplir con sus responsabilidades intransferibles; en esto todos estamos de acuerdo, pero esta gestión debe darse dentro de una economía en el manejo de las variables comprendidas, como la de los recursos humanos.

La creación de cargos, el crecimiento de la planta de personal y de la masa salarial del sector público debe ser la necesaria, pero no más, porque a algún partido o sector le resulte conveniente. Los límites también deberán ser fruto de la racionalidad, del consenso y de pensar también en el contribuyente, que es quien paga.