Boca le dio una paliza al Tate...

No chocó, se “estroló”

Unión perdía antes del minuto y sobre el final lo golearon, pero la diferencia fue grande y el equipo jugó mal.

No chocó, se “estroló”

La resignación tatengue. Lucas Viatri inicia el festejo del primer gol (estaba habilitado por Cárdenas), mientras que el propio Changuito, Zurbriggen, Correa y Bologna se lamentan. El 80 por ciento de los jugadores de Unión no había tocado la pelota y ya perdían. Foto: EFE

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Buenos Aires)

Suponer que Kudelka no sabía todo lo que Boca le podía ofrecer como resistencia o problema a resolver, sería faltarle el respeto a un hombre de fútbol, inteligente, estudioso y estratega como lo es el técnico de Unión. Suponer que Kudelka no sabía que había que rodear a Riquelme para no darle espacios, que debía cuidar la subida de Clemente Rodríguez, que Viatri es un jugador técnicamente capaz de sacarse un defensor de encima o que Erviti y Rivero podían ser “pistones” de acompañamiento para el “10”, sería subestimarlo como entrenador. Entonces, las preguntas se caen de maduras: ¿qué le pasó a Unión?, ¿qué tenía pensado Kudelka para sorprender a Boca?, ¿tan determinante fue el gol tempranero?, ¿por qué fallaron tanto las individualidades? Hoy, con el diario del martes y con los 90 minutos jugados, todo el mundo saca conclusiones sobre lo ocurrido, pero el que tiene el compromiso —y el derecho— de armar el equipo y diagramar el plan de juego es el técnico. Y desde Kudelka para abajo, anoche fallaron todos. Falló el plan y fallaron los intérpretes, realidad indiscutible que con mucha hidalguía supo reconocer el propio Kudelka después del partido.

Si bien la base para jugar con Argentinos Juniors fue casi la misma del ascenso, también es cierto que la demora en las habilitaciones de algunos jugadores fueron relegándolos al banco de suplentes. Por ejemplo, Sarmiento y Pereyra eran candidatos a ser titulares en el mismo arranque del torneo. Pero 48 horas antes, cuando Kudelka quiso confirmar el equipo, no tenía en claro si los podía utilizar. Por eso fueron al banco e ingresaron en el segundo tiempo. Ahora, con todo el plantel a disposición, Kudelka puso a los que quiso. Sacó a Montero, a Bruna y a Rosales, que conocen a la perfección su libreto, para incluir a Quinteros, Sarmiento y Pereyra, que son diferentes por características naturales. Quinteros tiene manejo pero le falta la explosión física de Montero; Bruna tiene la marca que no tiene Sarmiento, aunque éste es capaz de aportar un dominio de la pelota que no dispone el pibe de Unión; y Pereyra parece navegar en una función indeterminada y a “media agua”, entre ser creativo —Rosales tiene más claridad para eso— o estar más cerca de Quiroga para que el delantero no padezca el síndrome de la soledad.

Para que quede claro: Kudelka movió el tablero y cambió gran parte de la estructura del medio hacia adelante sin un resultado positivo. Quinteros no marcó la subida de Clemente ni tampoco aprovechó sus espaldas; Sarmiento no le dio una mano adecuada a Vidal para quitarle espacios a Riquelme, mientras que Pereyra no se definió nunca y por ese motivo no tuvo ningún tipo de gravitación, tanto en el armado como en la definición.

Pasividad absoluta

Lo peor de Unión fue su extrema pasividad, la manera inentendible con la cual dejó que Boca jugara sin oposición y en sectores clave de la cancha. Y esto adquiere una gravedad mayúscula en un fútbol argentino donde la palabra “presión” es la que está de moda, por encima del juego y de la propuesta. Parece que la presión se ha transformado, para muchos entrenadores, en una propuesta en sí. ¿A qué juega su equipo?, a presionar en la mitad de la cancha, contestan. Y entonces se ven partidos con mucha lucha y pocos espacios en el sector donde se debe articular el juego ofensivo.

Anoche, Boca hizo lo que quiso en el medio y Unión jamás lo presionó. Vidal —que no jugó para nada bien— no tuvo la compañía que antes le daban Pablo Pérez o Bruna, que son jugadores más combativos que Sarmiento. Pero lo peor de todo fue que esa pasividad para marcar se trasladó luego a los que tienen que generar juego. Por eso no hubo sorpresa, por eso no se aprovecharon las espaldas de Clemente Rodríguez en sus contínuas escaladas ni tampoco se molestó a la defensa de Boca, que gozó de una pasmosa tranquilidad ante la levedad ofensiva del rival.

Bologna demoró la goleada

El gol a los 50 segundos no sólo tranquilizó a Boca sino que condicionó a Unión. La pregunta es: ¿sabía Unión que se podía dar un gol de Boca y que había que disponer de armas para salir a emparejar un resultado adverso?, de hecho que la respuesta es afirmativa. El tema es que se deberá hurgar en la cabeza del técnico y en la de los jugadores para saber cuál era la idea, porque en la cancha no se vio ninguna respuesta ante la adversidad.

Entonces, la victoria de Boca sólo se demoró en asegurarse por algunas atajadas de Bologna, el único jugador de Unión que estuvo a la altura de lo esperado y que se tuvo que ir de la Bombonera con cuatro goles en su arco. Esos cuatro goles pudieron llegar mucho antes. Los evitó el arquero.

Pasado y futuro

Kudelka tiene espaldas suficientes como técnico de Unión y demostró su calibre como entrenador al lograr el ascenso. El pasado lo avala absolutamente y el futuro, como el de cualquier entrenador, dependerá de él y sus circunstancias. Hay un tiempo de acomodamiento a la categoría para muchos jugadores. Pero también para que Kudelka consiga encontrar el equipo, como le ocurrió en la temporada anterior.

El pasado fue una condena al éxito para Kudelka, que sacó agua de las piedras para armar un equipo ordenado que lo llevó a conseguir el ansiado ascenso. Ahora, las exigencias cambiaron, no hay un deseo de protagonismo pero sí la necesidad de sacar un colchón de puntos que le permita sostener lo que tanto costó conseguir.

El partido de anoche fue un llamado de atención severo para todos. El técnico recogió el guante y planteó, en caliente, su propia autocrítica con el armado del equipo. Los jugadores tienen que saber que ellos también fueron responsables por no haber estado a la altura de las circunstancias.

Tarrito y Montero.

Del plantel de 20 jugadores que viajó a Buenos Aires, quedaron afuera de la lista que firmó planilla el defensor Alejandro Pérez y el volante Fausto Montero. Así, el entrerriano pasó de ser titular en el primer partido a no integrar el banco de relevos.

4

debuts

Se produjeron ayer en Unión. Se trató del peruano Ronald Quinteros, en el equipo titular, y de Fabricio Nuñez, Pablo Míguez y Jerónimo Barrales, que entraron como suplentes.

28

partidos

Jugaron Boca y Unión en la Bombonera a lo largo de la historia. Hubo 21 triunfos de los xeneizes, cuatro de Unión y tres empates. La última victoria tatengue data de febrero de 2001, cuando el equipo de Pumpido le ganó 3 a 1 al de Bianchi.

No chocó, se “estroló”

Un problema sin solución. Clemente Rodríguez se cansó de complicar todo el flanco derecho de Unión. Aquí aparece dominando la pelota adentro del área ante el esfuerzo de Zurbriggen y el achique de Bologna. Foto: EFE

 

/// SÍNTESIS

Boca 4

Unión 0

Cancha: Boca.

Árbitro: Federico Beligoy.

Boca: Orión; Roncaglia, Insaurralde, Schiavi y Clemente Rodríguez; Rivero, Somoza, Erviti y Riquelme; Cvitanich y Viatri. A.S.: Sosa. Estuvieron en el banco: Caruzzo, Erbes y Araujo. D.T.: Julio César Falcioni.

Unión: Bologna; Zurbriggen, Correa, Erramuspe y Cárdenas; Quinteros, Vidal, Sarmiento y Velázquez; Pereyra; Quiroga. A.S.: Limia. Estuvieron en el banco: Barisone, Bruna y Rosales. D.T.: Darío Kudelka.

Goles: en el primer tiempo, a los 50 segundos Viatri (B). En el complemento, a los 34 min Viatri (B), a los 38 min Riquelme (B) y a los 41 min Colasso (B).

Cambios: en el segundo tiempo, al comenzar, Chávez (B) por Rivero; a los 25 min Barrales (U) por Pereyra y Colasso (B) por Erviti; a los 27 min Míguez (U) por Sarmiento; a los 33 min Mouche (B) por Cvitanich y Núñez (U) por Quinteros.

Incidencias: en el entretiempo fueron expulsados Darío Kudelka y Julio César Falcioni por el tardío ingreso de sus equipos al campo de juego.

Amonestado: en Unión, Correa.