Editorial

Clásico y seguridad

Después de ocho años, Colón y Unión volverán a verse las caras en Primera A y la organización de este partido de fútbol involucra aspectos que exceden lo estrictamente deportivo. Será el domingo 28 de este mes, cuando miles de personas confluyan en el estadio del barrio Centenario y otros centenares de miles sigan los acontecimientos desde cada rincón de la ciudad y la región próxima.

Los últimos años fueron una clara muestra de cómo los niveles de violencia y degradación social se fueron profundizando en todo el país. Y el fútbol es parte de esta problemática. Las imágenes de los últimos actos de vandalismo están todavía calientes y se produjeron en la cancha de River, cuando este coloso del fútbol descendió a la segunda división. La violencia no sólo se produjo en el estadio, sino que se extendió a gran parte de la zona que lo circunda.

Fue en Buenos Aires, pero el caso podría replicarse en cualquier otra ciudad del país. Más aún, durante los últimos días, el país observó azorado un video registrado durante un partido de la Liga Ceresina de Fútbol, en el que chicos de apenas 17 años golpearon a un árbitro que debió ser hospitalizado. Los malos ejemplos parecen expandirse con rapidez.

Se sabe que el clásico del fútbol de Santa Fe representa un evento que la ciudad espera desde hace mucho tiempo. La lógica indica, por supuesto, que hinchas locales y visitantes deberían tener el derecho de presenciar este espectáculo desde las tribunas del estadio.

Sin embargo, los antecedentes plantean un llamado de atención a las autoridades. Tanto es así, que en los últimos días el intendente Mario Barletta organizó una reunión con responsables de los clubes y del Ministerio de Seguridad de la Provincia.

Todos hicieron hincapié en la necesidad de que el partido se juegue con público local y visitante. De esta manera, asumieron el compromiso de garantizar la seguridad del espectáculo.

Algunos insisten que la policía debería ser capaz de custodiar un estadio en el que habrá, seguramente, entre 4 y 5 mil hinchas visitantes. Sin embargo, el desafío excede lo que pueda ocurrir en la cancha de Colón. Se sabe que las hinchadas recorren distancias importantes por distintos puntos de la ciudad antes de llegar al lugar del encuentro y que no suelen ser demasiado racionales a la hora de elegir a las víctimas de su violencia.

A quienes se asombran -y hasta escandalizan- por el hecho de que se plantee la conveniencia de jugar sin público visitante, habrá que recordarles que el último clásico entre Gimnasia y Esgrima de la Plata y Estudiantes, se jugó sólo con público local. Lo decidió el CoProSeDe y fue en una ciudad que por tamaño y pasión futbolera se asemeja a Santa Fe.

Las autoridades locales están asumiendo un compromiso crucial al plantear la necesidad de que el partido entre Colón y Unión se juegue con ambas parcialidades presentes en el estadio. Y se supone que saben lo que hacen.