que los chicos no trabajen

Habilitarán dos Centros de Cuidado Infantil en Coronda

Es para los chicos cuyos padres trabajan en la cosecha de frutilla. La iniciativa es por un convenio del Ministerio de Trabajo de Santa Fe con la Asociación Civil Campus Educativo de Coronda, para erradicar el trabajo de menores.

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Cerca del mediodía, Oscar Quatrocchio (ONG), Pablo Farías, Carlos Rodríguez y Nora Reinheimer (ONG) firmaron el acuerdo en Casa de Gobierno. Foto: Guillermo Di Salvatore

 

De la redacción de El Litoral

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Hoy, cerca del mediodía, las distintas partes firmaron un convenio para la implementación del proyecto “El trabajo no es cosa de niños: Centros de Cuidado Infantil para Niñas/os de familias trabajadoras en cosecha de frutillas de Coronda”. A partir de este acuerdo, se abrirán dos Centros de Cuidado Infantil, denominados La Casita I y La Casita II, ubicados en la zona norte y sur de Coronda, respectivamente; y prevé la atención integral a 50 niños de 0 a 5 años, hijos de trabajadores temporarios ocupados en la cosecha y despalillado de la frutilla en las zonas rurales de producción de ese fruto en esta ciudad del departamento San Jerónimo.

Estos centros funcionarán de septiembre a diciembre del corriente año; y de lunes a sábados, de 6 a 18. Directamente, se beneficiará a los niños menores de 5 años que asistirán a los Centros, a sus padres y familiares mayores que trabajan en la recolección de la frutilla y, principalmente, a sus hijos en edad escolar que, a través de los estudios y diagnósticos disponibles, son las víctimas del trabajo infantil doméstico en el ámbito rural.

De esta forma, los padres podrán cumplir sus jornadas en las quintas que rodean a estos Centros, con la tranquilidad de que sus hijos más pequeños quedan en un lugar seguro, con cuidados adecuados que garantizarán su correcta alimentación, higiene, salud, formación y estimulación temprana acordes a su edad, brindados por un equipo multidisciplinario integrado, entre otros, por asistentes sociales y maestras jardineras, especialmente entrenados para la protección de derechos y la atención formativa de los beneficiarios de este programa. Por su parte, los hijos en edad escolar de estos trabajadores rurales podrán recobrar su normal escolaridad, superando el ausentismo, abandono escolar y repitencia que provoca la necesidad de quedar al cuidado de sus hermanos menores durante la jornada de trabajo de sus padres, con todos los riesgos que eso implica para niños y adolescentes que asumen responsabilidades que no son acordes a su edad.

Al respecto, el ministro de Trabajo de la provincia, Carlos Rodríguez, consideró que la problemática del trabajo infantil no se puede abordar definiendo una “estrategia general”, sino que se deben implementar “acciones locales” en cada uno de los lugares donde se registra la situación. Y agregó, que en esta oportunidad se eligió Coronda por la realidad que hay en esa ciudad con la cosecha de frutilla y porque “nos encontramos con actores comprometidos” -la ONG, docentes, empresarios, etc.- en participar en este trabajo.

Se trata de establecer “una alianza público-privada, que debe sostenerse en el tiempo y ser asumida por toda la sociedad santafesina”, puntualizó el funcionario.

En tanto, el ministro de Desarrollo Social de la provincia, Pablo Farías, destacó que con este convenio se da una respuesta a “una demanda” que existe en los lugares donde se desarrollan distintas producciones intensivas. De esta manera, “logramos darles distintas alternativas a los padres para que puedan salir a trabajar”, remarcó Farías.

No estigmatizar el trabajo rural

Juan Manuel Fernández

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Dentro del universo de la producción agropecuaria, las economías regionales —caña de azúcar, algodón, frutilla, horticultura— son un segmento importante con algunas características similares en materia sociocultural; por ejemplo la participación de la familia en el trabajo a campo. Durante muchos años se puso el acento en denunciar y erradicar el trabajo infantil, objetivo que en buena medida se ha logrado, excepto allí donde el grupo explota pequeñas parcelas de su propiedad y el esfuerzo conjunto contribuye a la subsistencia familiar.

La iniciativa del gobierno santafesino de instalar dos jardines de infantes en Coronda para que los empleados de la frutilla tengan dónde dejar sus hijos, es interpretada por productores y referentes gremiales como positiva, pero temen que azuze el estigma de la explotación infantil. “No está mal la idea, pero perjudica en el fondo a la producción, porque el productor queda como el malo de la película”, afirmó Hugo Bianchi, presidente de la filial Coronda de Federación Agraria Argentina.

“Una pantomima”

A priori pareciera no haber conexión entre la interpretación de Bianchi y la acción de gobierno. Sin embargo en el parte oficial en el que se anuncia la firma del convenio entre el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y la Asociación Civil Campus Educativo de Coronda se subtitula “La frutilla y el trabajo infantil”, cuando lo que se consigna es que los jardines apuntan a “que los hijos en edad escolar puedan recobrar su normal escolaridad, superando el ausentismo, el abandono escolar y la repitencia que provoca la necesidad de quedar al cuidado de sus hermanos menores durante la jornada de trabajo de sus padres.

“Es una pantomima del gobierno para decir que se está haciendo algo, porque hace tiempo que los chicos no trabajan en las quintas”, se enojó Bianchi, y se preguntó por qué no se pone el mismo celo en cuidar de la infinidad de niños que piden o limpian vidrios, descalzos y sin abrigo en pleno invierno en los semáforos de la capital provincial.

La frutilla y la familia

La producción frutillera en Coronda experimentó un fuerte retroceso en la historia reciente. En la década de 1970 hubo 350 productores que llegaron a sembrar 900 hectáreas, mientras hoy son menos de 40 los establecimientos con una extensión total que ronda las 250 hectáreas. Se trabajan 300 días al año —6 meses son para la recolección— a diferencia de otras frutas estacionales, por ejemplo el durazno que puede cosecharse en 50 ó 60 días. En promedio, una explotacion frutillera ocupa entre 5 y 6 empleados por hectárea. Pero la demanda es muy cambiante y el número de ocupados crece considerablemente en época de cosecha.

Según precisó el delegado normalizador Zona Norte de Uatre (Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores), Juan Midon, en la zona trabajan entre 1.200 y 1.300 peones, de los cuales unos 800 serían los llamados “golondrina” que llegan desde el norte provincial y el Chaco o Corrientes para la época de cosecha, en muchos casos junto a sus familias. Ni él ni Bianchi supieron precisar cuántos menores llegan en estas circunstancias. “En Coronda, cuando vamos enseguida se corre la bola y los patrones rajan a todos”, aseguró el delegado gremial, en referencia a las inspecciones que realizan junto al Ministerio de Trabajo.

Al ingeniero agrónomo David Piumatti, que trabaja para la empresa Agrana Fruit Argentina, industrializadora de preparado de fruta para industrias lácteas, también le llamó la atención que se lo consulte sobre la existencia de niños en los campos. “No sé por qué se habla mucho de trabajo infantil; te diría que en Coronda es nulo”, respondió. “Lo que pasa —aclaró— es que se confunde cuando ven niños cercas de las fincas y piensan que están trabajando, pero como todos saben, los empleados golondrinas generalmente viven cerca de las quintas y muchas veces los chicos transitan o juegan en los establecimientos”.

Además, entre el total de productores que hay en la zona existe una franja de escala muy reducida que explotan apenas 40 surcos de tierra propia (media hectárea) y participan todos los miembros de la familia. “Puede llegar (este sector) a un 10% del total de área sembrada”, estimó el referente de FAA, y agregó: “La necesidad obliga a que todos trabajen”.

Bianchi, de todos modos, consideró que “el tema de las guarderías está bueno para el peón golondrina, pero el que es de la zona tiene su casa donde dejar sus hijos”. Para él, lo más importante es “que no se interprete que es para que el niño no trabaje; el trabajo infantil se erradicó hace unos cuantos años con los controles”.