Después de la cárcel

“Está bien, pero quedó muy traumada por lo que pasó”

La abogada María Gabriela Arri habló de la situación que atraviesa la mujer que estuvo detenida, involucrada en la muerte de uno de los mellizos de Santo Tomé.

Juliano Salierno

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Con la liberación de Georgina Orellano, la madre adoptiva de los mellizos de Santo Tomé -uno de los cuales falleció producto de una golpiza-, comienza un nuevo camino para la familia, que se encuentra desmembrada, con el padre preso y uno de sus miembros fallecido.

“La idea es que ella recupere su vida del modo más normal y lo antes posible”, sostuvo la abogada María Gabriela Arri, que la semana pasada recibió la noticia de la revocatoria del procesamiento como coautora de homicidio, dictada por la Cámara de Apelación Penal.

Entre sus prioridades está “que ella recupere la tenencia de los chicos”, porque “naturalmente los hijos deben estar con la madre”. Máxime “habiendo la Justicia determinado que no tiene ninguna responsabilidad”, claro que “sin minimizar la pérdida de Ignacio, que era uno de los seis”, recordó Arri.

A pesar de que no los concibió a todos, “para ella son sus hijos, todos por igual y los quiere recuperar”, amplió la abogada. “Su intención es salir adelante todos juntos; para esos chicos recuperar a uno de sus padres no es un hecho menor”.

“Convivían con la violencia”

La defensa encabezada por la Dra. Arri sostiene que no hubo tal “omisión” de parte de Orellano. Durante la primera parte del proceso penal, el juez de Instrucción Sexta, Sergio Carraro, había entendido que el no haber intercedido en la golpiza sino hasta que fuera irreversible, la convertía en coautora. Por eso le confirmó la prisión preventiva, que un mes después fue revocada por el tribunal de alzada.

“Realmente esa omisión tenía un sustento, no era por complicidad, no era una mera observadora de un hecho. En este caso, y tratándose de un chico, ese silencio tenía una razón de ser. Tenía un motivo que la llevaba a no actuar”, manifestó la defensora.

Y agregó que “una persona que sufrió tormentos, violencia psíquica y física, y sometimientos de toda índole durante 15 años, no se iba a imponer. Ni en esa situación, ni en ninguna otra, no tenía el carácter para eso”, remató.

Aunque “convivían con la violencia, ella no tenía cómo imaginar que el papá estaba matando a su hijo a golpes en la pieza de al lado”, sostuvo Arri. Al punto tal que “cuando se encontró con el cuerpo de Nacho que lloraba y le decía ‘me duele la panza, me duele la panza’, ella sólo atinó a buscar ayuda. Ahí es cuando los vecinos escuchan que ella lo insulta”.

Quedó “muy traumada”

Con respecto al estado de la mujer, que pasó más de un mes tras las rejas mientras el resto de su familia lloraba la pérdida de uno de sus miembros, “dijo que estaba ‘bien’, que quedó ‘muy traumada’ por lo que pasó”, pero que afortunadamente “la habían tratado bien”, tanto en Tránsito como en el El Buen Pastor, que fueron los dos lugares de encierro que conoció.

Al respecto, Arri recordó “cuando la entrevisté por primera vez”, antes de ampliar su declaración indagatoria. “Esa vez me encontré con una persona enajenada, que no podía hablar. Con el correr de los días, costó convencerla para que tuviera coraje y contar lo que había pasado. Tenía un miedo paralizante”.

La gravedad del hecho y la crueldad en el castigo hicieron que el caso tuviera una amplia repercusión pública y repudio social. A propósito de ello, la abogada reconoció que “si bien los casos del derecho penal se caracterizan por ciertos visos de crueldad, cuando nos vinieron a ver tenía conocimiento de que se trataba de un caso de violencia de género pero no de esta magnitud”.

Golpe mortal

El jueves 24 de junio los servicios de Salud denunciaron un hecho de crueldad para con dos mellizos de tres años, uno de los cuales falleció en el Hospital de Niños producto de un fuerte golpe que le reventó el estómago. La policía detuvo a sus padres, Horacio Quintero y Georgina Orellano, y brindó asistencia al resto de los hermanitos (seis en total) que se encontraban en la casa del barrio Tanque de Santo Tomé. La Justicia procesó a la pareja por homicidio calificado el 1º de julio. La Cámara confirmó lo resuelto con Quintero, pero revocó en el caso de Orellano.

 
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“Tenía conocimiento de que se trataba de un caso de violencia de género, pero no de esta magnitud”, aseguró Arri. Foto: Mauricio Garín

“Protección excepcional”

La directora provincial de Promoción de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, Carolina Galcerán, aclaró esta mañana que “los chicos están bajo una medida de protección excepcional, que es una separación temporal del núcleo familiar conviviente”.

La medida administrativa, que “es independiente” del devenir de la causa penal, se tomó ante “la vulneración de derechos” a la que estuvieron expuestos los menores.

Actualmente se encuentran “alojados con quien ellos han elegido estar” y dicha situación se mantendrá “hasta que se considere necesario”, refirió la funcionaria.

No obstante, “la mamá tuvo una entrevista con el equipo” de la Dirección, que se comprometió a evaluar la situación a partir de la recuperación de la libertad de la mujer.

Mientras tanto, los menores seguirán a cargo de “una familia que pudo y quiso acompañarlos y que los chicos han elegido para quedarse”.

En un primer momento y hasta que se aclararon los riesgos a los que estaban expuestos, “estuvieron en un ámbito institucional”, pero ahora “están los cinco juntos”, ya que “evaluamos necesario y prioritario el vínculo de hermanos” que guardan entre sí, dijo Galcerán.

En cuanto a la separación temporal, la medida deberá ser revisada cada 90 días. Una vez transcurrido ese lapso, se vuelve a evaluar si se prorroga en el tiempo, hasta un máximo de un año y medio, cuando se tiene que tomar una medida definitiva, que puede implicar la supresión de la patria potestad o el regreso de los menores junto a sus padres.