Se acallaron los motores

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Amigos. Víctor Boscarol junto a su hijo Fabián y uno de sus grandes campeones, Adrián Hang. Foto: Gentileza/Diego Camusso.

Víctor Boscarol, preparador de impulsores de competición, sufrió un accidente fatal en su taller de calle Ituzaingó de Rafaela, mientras trabajaba en una reciticadora de cigüeñales. Sus restos fueron inhumados en la tarde de hoy.

 

Daniel Monticelli

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“Mirá pibe, no me la creo ni te la creas. En esto cuando creés que les bajaste un segundo a todos o que en tu caso tenés la primicia, siempre vendrá alguien con algo más nuevo que vos...”. Tan realista como sabia fue la frase que en mis comienzos (allá por los finales de los 70), fue la que pronunció Víctor Boscarol en una de las tantas entrevistas que me tocó hacerle. Y ayer a la tarde mis amigos y colegas (primero Norberto Lezcano, después Víctor Fux), me dieron una infausta noticia: el “Flaco” Boscarol había muerto.

Por momentos no llegué a comprender cómo un profesional de semejante magnitud pudo tener una muerte tan atroz (fue succionado por una rectificadora de cigüeñales mientras trabajaba en uno de esos elementos motrices denominados, en la jerga mecánica, como “la columna vertebral de un motor”).

Boscarol hacía casi 60 años que se codeaba con todo tipo de máquinas metalúrgicas —tornos, rectificadoras, fresadoras—, para tratar de sacarle el mejor provecho a esos motores por los que tanto trabajó y que tantos éxitos le dieran a quienes lo utilizaban.

Sus comienzos en el automovilismo fueron en su Ramona natal, cuando comenzó a desarrollar un impulsor Ford T para el destacado piloto Omar Mura Cubertino; fue preparador de máquinas de la M A F- 1 y de TC. Incursionó en los motores para Andrea Vianini cuando corría para Chrysler. Después y a través de su entrañable amigo Raúl Caligaris ganó carreras y campeonatos en los Midget.

Posteriormente el TN lo tuvo entre sus mayores protagonistas y quizás el año 1999 fue el más prolífico: se trajo dos títulos de campeón del Turismo Nacional. En la Clase 3, con el VW Polo de “Cachi” Canela y en la Clase 2 del VW Gol de Adrián Hang.

Por si fuese poco, el “Flaco” llevó a triunfos y campeonatos con sus “fierros”, a pilotos de la Copa Mégane y a autos modelos 307 y Citroën C4, que lograron sendas victorias en TN C. 3 ¡Con sus conocimientos hasta ayudó a que Adrián Hang fuese campeón del Campeonato Italiano de Velocidad y Turismo! Actualmente, entre sus tantas ocupaciones, estaba abocado a la preparación motriz de los Citroën del equipo Boero Carrera Pro.

“Flaco” estamos tristes porque los compases del sonar de los motores se acallaron, pero ante el dolor, junto a tu hijo Fabián y al resto de la familia, diremos como expresa el Himno de la Escuela Técnica Manuel Belgrano: “...más fuertes unidos seremos”.