ENCUENTRO CON HUGO GOLA

Cuando la poesía llega, él simplemente la recibe

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El escritor nació en Pilar en 1927. Fue Profesor de Literatura en el Instituto del Profesorado de la UNL y en el Instituto de Cinematografía. Foto:LUIS CETRARO.

Amante de la poesía, “de la viva” y de la docencia, el poeta regresa a la ciudad que despidió por última vez en 1986, y la encuentra sin “esa música verbal” de alguna vez. Aún escribe y cuando la poesía llega la recibe con los brazos bien abiertos, porque es un milagro, es una bendición.

 

Ana Laura Fertonani

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Santa Fe lo recuerda por su obra, por sus cátedras en la Universidad Nacional del Litoral, sus enseñanzas en el Instituto de Cine, su amistad con Juan José Saer y Juan L Ortíz. Él la recuerda por la casa, el barrio, los amigos, la música y la música verbal... Todo lo que lo trajo de vuelta. “Volví buscando una cierta protección porque estuve muchos años afuera y llega un momento en que uno empieza a extrañar el lugar de sus primeras experiencias, el lugar del que partió. Decidí regresar no a Argentina en general sino a Santa Fe en particular, con un inconveniente: que este Santa Fe no es el que conocí. Viví muchos años en la capital de la provincia y cuando llegué encontré que esa capital ya no existía, esto era otra cosa y que yo no tenía mucha relación con esto... calles, casas, gentes, que son las cosas que uno está buscando. No es fácil encontrar lo que uno busca”, dice pensativo, en la tarde de un viernes, en su casa de esta ciudad.

“Me fui en el año ‘76. Estuve un año y medio en Londres y después viajé a México, donde residí muchos años ahí, trabajando en la universidad”. Hugo Gola volvió en el ‘86 por un tiempo breve, “y no era nada fácil venir por un tiempo e insertarse de nuevo. Habían pasado muchas cosas en el país de las que yo no había sido partícipe... los que nos habíamos ido teníamos de alguna manera mala prédica entre los que se quedaron porque ellos pasaron una situación muy difícil, no digo que la nuestra haya sido fácil pero la de ellos estaba cargada de muertes y desapariciones”.

Dice que se fue por causas políticas, que cuando ya estaba en Londres le llegó la cesantía de su trabajo en la UNL; cuenta que en otro tiempo había tenido actividad política aunque luego no, pero que tenía una manera de pensar y eso ya era sancionado.

DE LA VANGUARDIA

“Trabajé todos los años que estuve en México en la Universidad Iberoamericana, lo hice con bastante gusto, me financiaron las revistas Poesía y Poética, y más tarde El Poeta y su Trabajo”. Se traslada a México y se instala ahí los próximos minutos de la conversación, de allí de donde también es buena parte de él.

Tiene las revistas en sus manos, demoró un poco en encontrarlas, y aunque las llama revistas el formato es de libros, en las páginas la poesía es central y está resguardada la poesía en su lenguaje original.

“Publicamos escritores de América, Sudamérica, Europa, Estados Unidos... publicamos una poesía viva, que planteara los problemas del hombre contemporáneo y que al mismo tiempo fuera una poesía de renovación del lenguaje. Una renovación fundamental que tomaba los antecedentes de la vanguardia europea, no con el fin de repetirla sino para continuarla. El problema era hacer una poesía que no se hubiera hecho todavía pero apoyada en una poesía vigente y viva en la literatura contemporánea europea. Que fue una actitud similar a la que tuve acá: no era un vanguardista ruidoso sino alguien que pensaba la vanguardia como una búsqueda de un lenguaje que no hubiera sido transitado todavía y que se apoyara en los antecedentes del medio en el que yo vivía”.

Y menciona a los poetas, Saer y Juanele, “son escritores de vanguardia e innovadores”.

—Y además amigos

—Sí, muy buenos amigos. Cuando venía los veía a ellos, compartía el tiempo y el diálogo con ellos, porque eran mis amigos.

—¿Está escribiendo?

—Sí, esas costumbres no se pierden tan fácilmente. A veces de mañana, a veces por la tarde, a veces en la calle, otras en un transporte, no hay una metodología de trabajo con la poesía, cuando ella llega uno la recibe. A veces, pasa tiempo que no llega y uno se pone un poco ansioso, y un día vuelve. La poesía es así, no depende de la voluntad del poeta a veces se da en lugares inesperados.

—En México ¿afectó la lengua en su poesía?

—No, porque ya me fui grande, tenía cuando salí de Argentina 50 años, vale decir que estaba cuajado el campo del lenguaje y muy metidas en mí las expresiones orales, verbales que se daban... En mí, la relación con la poesía norteamericana es permanente y estrecha. Esa relación sí ha influido sobre mi escritura, porque es una poesía coloquial abierta, no dogmática, que revisa permanentemente el mundo en el que está.

CONFIANZA

—¿Cuándo se descubrió poeta?

—(Sonríe) Todavía no lo descubrí. Escribí desde muy joven pero no tenía ninguna relación con la formación literaria, tenía relación con un deseo de expresarme interiormente, ese deseo se fue haciendo cada vez más exigente y cada vez me sentí más cerca de la poesía y entendí que la poesía me había elegido de alguna manera, no era yo, ella me eligió.

El poema llega cuando quiere, uno no lo puede buscar, sino que lo recibe con los brazos abiertos porque es un milagro cada poema, es una bendición... La búsqueda de la belleza se hace de una manera inconsciente, leo poesía permanentemente pero nunca sé si podré seguir escribiendo. Muchas veces he pasado meses, años sin escribir un solo poema. Uno no sabe nunca bien si es un poeta o qué es, y si es un poeta por qué pasa tanto tiempo sin escribir. En mi caso es así. Nunca sé si mañana volveré a escribir, o nunca más, por eso es dramática la situación del poeta, o yo la siento así.

Y una vez más vuelve a sus amigos y referentes para sumar significados: “La poesía en cada persona tiene su manera de manifestarse: Saer escribiendo cantidad de poemas que luego fue eligiendo, sustituyendo; Juanele escribía desde muy joven y cada vez eran más largos los poemas, cada vez la poesía lo reclamaba más. Es conveniente facilitar el reclamo de la poesía, sentir que los momentos más importantes de la vida de uno están vinculados con la escritura de poemas, y aun cuando uno no escribe por mucho tiempo tiene la confianza de que en algún momento se va a dar de nuevo”.

Busca un libro, “Filtraciones”, que reúne su poesía. Recuerda que una vez obtuvo una beca en Francia y que una de las exigencias era, al final, escribir algo sobre esa experiencia. “Y dije no sé si podré, pasaba el tiempo y no podía, y mi presión arterial subió, hasta que un día pude escribirlo y está acá”. Se empeña en encontrarlo, está casi seguro de su ubicación, casi al final del libro, pero no lo halla.

—¿Tiene título el poema?

—Sí, se llama... (sigue buscando). Tengo muy poca relación con mis poemas, no los leo nunca una vez que están publicados.

—Los deja partir.

—Sí, no fui más que el mediador... No me acuerdo ni siquiera cómo se llama.

Decide leer otro y otro más para cerrar con poesía ese tiempo de tanta retrospectiva.

/// EL DATO

Encuentro con el poeta

Este viernes, a las 19.30, en San Jerónimo 2342, la librería Palabras Andantes propone un encuentro con el poeta. Lecturas, biografías y diálogos, con la presencia de Hugo Gola y la coordinación y presentación a cargo de Marilyn Contardi. Una ocasión para abrir un diálogo distendido y fecundo con quien dedicó su vida a la actividad poética.

/// análisis

Una actitud reverencial

Hugo Gola

... La poesía tiene que estar en el centro, es lo que realmente sostiene todo el andamiaje de la literatura, aunque es bastante menospreciada en los círculos académicos, es sin embargo el punto central, el punto vivo de toda literatura. Yo leía mucha poesía en clase, me parecía que era la forma de que los alumnos se familiarizaran con muchas cosas que son necesarias y fundamentales.

La poesía es memoria, tiempo, recuperación, lentamente va calando en las almas...

Es muy común escuchar decir “a mí la poesía no me interesa” de escritores, estudiantes de letras. En la poesía se centra la mayor intensidad del trabajo literario, gracias a ella se puede escribir narrativa, novelas, cuentos y los grandes escritores siempre han hecho eso, han escrito poemas. Tuvieron hacia la poesía una actitud reverencial, se dieron cuenta de que la poesía era el alimento fundamental si se quería hacer una obra literaria valiosa. Esa gravitación que la poesía tiene en la vida de los escritores es una gravitación que ayuda a un despliegue; la poesía aparentemente viene de la nada, pero en realidad viene del corazón central de todos los escritores.