Estudio sobre la vegetación

Los esteros del Iberá seis mil años atrás

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El ecosistema del Iberá cumple un importante papel regulador del clima regional.

Foto: Archivo El Litoral

La investigación, realizada en ese sistema natural de 12 mil km2 de superficie, considerado uno de los humedales más importantes de América Latina, fue conducido por investigadores del Conicet.

 

(C) Agencia CyTA - Conicet Santa Fe El Litoral

La investigación describe cómo fue el pasado de las asociaciones vegetales en la zona antes del presente (AP). “Este sistema natural cumple un importante papel regulador del clima regional y es uno de los ambientes terrestres más aptos para la preservación del polen fósil”, señaló el Dr. Lionel Fernández Pacella, uno de los principales autores del estudio, quien es investigador del Conicet en el Centro de Ecología Aplicada del Litoral (Cecoal/Conicet), sito en la capital correntina. Él y sus colegas recogieron muestras de sedimentos que fueron lavados y filtrados con diferentes técnicas y analizaron los diversos tipos de polen fosilizado. “Mediante la datación de las muestras con Carbono 14 se conoció la antigüedad de tales sedimentos. Asimismo, averiguamos datos atmosféricos de esas épocas remotas”, puntualizó.

La vegetación analizada

En el área bajo estudio predominó la vegetación herbácea Poaceae, constituida por pastos y juncos, en un clima húmedo. “Este período húmedo finalizó hace 5200 años, tendiendo a condiciones climáticas más secas ya que entre 5170 años antes del presente (AP) y 3500 años AP se establece la vegetación de clima seco, la colonización del espejo de agua por plantas flotantes (Pistia stratiotes o “Repollito de agua”) y la aparición de embalsados (suelo flotante conformado por vegetación)”, describe Fernández Pacella. A partir de los 3500 años AP, la frecuencia y variedad de especies características de ambientes húmedos aumentó, predominando las palustres y herbáceas, además del desarrollo del bosque higrófilo (en costas de ríos y arroyos), integrado sobre todo por palmeras de la especie Arecastrum sp. y el árbol urunday (Astronium balansae), antecesores de esas mismas especies que aún crecen en el Iberá.

Paleoclima y paleovegetación

Entre otros datos, estas investigaciones buscan conocer la evolución y transformación de las asociaciones vegetales y su influencia sobre la dinámica del sistema Iberá a lo largo del tiempo. Sobre el Iberá actual, el entrevistado destacó que constituye un sistema hídrico alimentado en especial por lluvias (1200 a 1500 mm anuales). “El clima de la zona es subtropical húmedo, con influencia del anticiclón del Atlántico Sur que moviliza masas de vientos húmedos y cálidos por el nordeste de Argentina”, indicó Fernández Pacella. Y agregó: “Debido a los intereses económicos, conservacionistas, políticos, entre otros, que despierta este sistema en la Argentina y en América Latina en general, ha sido objeto de estudios que involucraron su fauna, vegetación, geomorfología y ecología”. Finalmente, para el científico es desafortunado que en el Iberá se hayan deforestado especies naturales y que luego se haya reforestado con especies no nativas, destinadas al consumo. “Estas acciones han afectado a la fauna autóctona. Por otra parte, la ganadería ha influido negativamente en la renovación florística. Los esteros del Iberá son una reserva natural y deberían tratarse como tales”, concluyó.

Fuente: Agencia CyTA - Instituto Leloir (Bs. As.). Adaptó: Lic. Enrique A. Rabe (ÁCS/Conicet Santa Fe).