Juntos, Colón y Unión, a ocho días del clásico

Emocionante

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Bologna, Avendaño y Limia junto al dirigente Piazza, llegando al Hospital. Foto: Flavio Raina

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El Bichi, por lejos, el más buscado. Foto: Flavio Raina

La histórica visita de los jugadores de Colón y Unión al Hospital de Niños fue el hecho saliente y conmovedor vivido en la víspera. Fueron casi todos los integrantes de ambos planteles, observándose el alto grado de solidaridad y respeto que reina entre ellos.

 

Enrique Cruz (h)

Se emocionaron. Estuvieron casi una hora y media. Firmaron autógrafos (los posters de El Litoral fueron los que más se usaron), se sacaron fotos con chicos y grandes, entregaron juguetes, charlaron con ellos y les regalaron una sonrisa.

Por un rato largo, los pequeños se olvidaron de sus dolores y de sus sufrimientos, los grandes calmaron sus preocupaciones y tristezas, y ellos, los jugadores y los entrenadores, colaboraron para que el pequeño gesto se transformara en un enorme e inolvidable momento.

Antes de entrar al Hospital, desplegaron una enorme bandera. Fue después de los saludos mutuos, cuando dejaron en claro que la rivalidad sólo estará en la cancha y durante los 90 minutos. Que antes y después se pueden hacer muchas cosas —y muy buenas— juntos y en unión. Había que ver la cara de los pequeños, la de los padres y la de los enfermeros y médicos. Estaban extasiados. Pasaba Pozo, atrás Avendaño con el Bichi, más atrás Marito Sciacqua con el Zurdo Verdirame y Raúl Armando, los uruguayos de los dos planteles hablando entre sí. Y todo esto a ocho o nueve días de que el clásico vuelva a paralizar la ciudad.

Cuando se fueron, todo volvió a la normalidad. Y eso equivale, para esos pequeños, la espera por ese alta médica que les permita volver a sus hogares, sanos, a correr y jugar con sus amiguitos. Mientras tanto, nadie les quitará la emoción por la palmadita, el regalo y el afecto que le dieron sus ídolos. Será un momento del que no se olvidarán nunca. Por el resto de sus días.

 
CORAZONES DE NIÑOS

Avendaño y Fuertes, sonríen con un pequeño. Foto: Flavio Raina