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Privilegio santafesino, envidia nacional

 

Por Gastón Dubois

Poco importan hoy los goles de “ Maxi” Cincunegui contra la barra de las bombas (con bailecito incluido), el famoso ‘89 (hito tatengue si los hay), el 4 a 0 sabalero en el Cementerio o que el Turco Alí ostente todavía el mote de “goleador” en los clásicos. Lo que importa es el domingo. Y después de las 4 de la tarde una parte de la ciudad estará más contenta que la otra, aunque sea un empate, puesto que según se den las incidencias del juego, un empate puede ser toda una epopeya heroica para uno y para el otro una derrota.

Hablando (o escribiendo) estrictamente de fútbol creo hay algunas cuestiones para analizar. Por el lado de Colón podríamos decir que llega mejor en la tabla que en el juego. Puesto que su buen juego se extendió solamente por espacio de 30 ó 35 minutos por partido. Con mucho toque de pelota, buena circulación, bastante orden táctico y, sobre todo, con el muy bien funcionamiento de algunas incorporaciones (caso Urribarri, Chevantón, Costa y Leandro González, entre otros). Tal vez habría que agregarle el gran momento (sobre todo físico) del “ Bichi” Fuertes. Es un equipo el de Colón más “inteligente” que “virtuoso” , aunque debemos señalar que Colón en una cosa atacando y otra defendiendo. Sobre todo en las pelotas aéreas en contra de su arco.

Es cierto que en el último partido frente a Olimpo mejoró bastante, pero enfrentando a Unión es otra cosa, porque el tatengue, a juzgar por lo que hizo en ataque frente a Belgrano fueron todos centros al área. Para colmo de males (para Colón) Unión tiene gente alta arriba, pero tiene también defensores que van a buscar en el área rival (caso Correa y el changuito Cárdenas, entre otros) que también hacen goles. No la tendrá fácil Colón frente a Unión. Tiene la presión de ganar porque es local, porque está primero e invicto y porque enfrente está Unión.

Y si de Unión hablamos, tenemos que decir que hasta aquí el tatengue no ha hecho pie en primera. Anemia de gol es lo que parece ser el peor síntoma del equipo de Kudelka. La falta de adaptación al “ritmo” de primera también. Pero esto es fútbol. Y en este maravilloso deporte, puede pasar cualquier cosa. Y Unión tiene chances de ganar. Porque este equipo, con este entrenador supo de momentos complicados antes de ascender. Y en el peor momento ni al técnico le tembló el pulso, ni a los jugadores, las piernas.

Tiene Unión virtudes que lo colocan con igualdad de chances para ganarlo. En primer lugar, tiene uno de los mejores arqueros de la divisional: Bologna. Tiene también un esquema de juego definido y que sus intérpretes conocen a la perfección: espera bien cerradito atrás y sale rápido en contragolpe. Tiene además un muy buen volante por derecha, como lo es Montero, que fue una de las figuras del torneo anterior y tiene un diez como Rosales al que el técnico todavía no le dio la continuidad necesaria en Primera.

En fin, este partido de fútbol, este clásico, este “mano a mano” por los colores ya se empezó a jugar en la calle, en los bares, en los lugares de trabajo. Por ahora va ganando la ciudad, que tiene el privilegio de tener uno de los clásicos más viejos del interior en la elite del fútbol argentino. Algo que ni Boca ni River, hoy pueden disfrutar.