Un cuadro inquietante

Desapareció una madre con

sus dos hijos de corta edad

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San la Muerte, la imagen estampada en el frente de la casa es similar a uno de los tantos tatuajes que permitirían localizar a la mujer desaparecida.

Foto: Danilo Chiapello

Falta una vecina del barrio Santo Domingo y su compañero cree que _junto a sus hijos_ está en poder de un proxeneta ajeno a nuestra provincia.

 

José Luis Pagés

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No es la primera vez que Andrea Soledad Beltrame se aleja de Santa Fe, lo habría hecho meses atrás en compañía de Brisa, su hija de 8 años. Pero regresó después, aunque sola, diciendo a sus vecinos que había dejado a la niña al cuidado de su hermana suya que vive en Córdoba.

Pero ahora la subcomisaría 12a. del barrio Los Troncos recibió al compañero de “Sole”, como la conocen en el vecindario y luego de escucharlo _ él es Juan Antonio Kulak de 33 años_, los funcionarios policiales libraron un pedido de paradero para ella y sus hijos menores, Juan Alexander y Shirley, de unos 5 y 3 años de edad, respectivamente.

Pero Kulak habría agregado a su relato un dato más inquietante todavía. Según él _quien al regresar del velatorio de su hermano en La Rioja encontró la casa vacía_, ella podría haber sido llevada contra su voluntad por un cafiso de otra provincia, un hombre que no sería ajeno al grupo de familia.

Esta sospecha sumada a la extraña ausencia de Brisa -quien ya no concurre a la escuela de la zona oeste donde cursaba el 3er. grado_, la descripción que el hombre hizo de Sole resulta sugestiva, pero en principio se puede decir que es delgada, mide 1.75m. tiene ojos marrones y cabellos negros.

Sin embargo, estos datos fisonómicos que difícilmente contribuyen a la localización de una persona, se acompañan de otros y son parte de una iconografía que últimamente ha sido asociada en nuestro medio _a diferencia de lo que ella representa en el norte argentino_, con graves delitos y episodios criminales donde las víctimas son ajenas a cualquier culto.

Una referencia a San la Muerte apareció en la misma jurisdicción policial cuando Carlos Arguello desapareció de su casa en noviembre de 2009, cuando las partes de su compañera brutalmente descuartizada, aparecieron boyando en aguas del río Salado.

Otra referencia a San la Muerte se insinuó como parte de una ceremonia celebrada en una casa de Sauce Viejo cuando se trataba de dar con el paradero del adolescente Matías Causo, quien afortunadamente reapareció por voluntad propia en una provincia vecina, meses después.

Pero también el santo, representado por la imagen de un esqueleto que carga con una guadaña al hombro, fue encontrado en la escena de un horrendo crimen cometido en Santo Tomé por un padre que atacó a golpes a dos mellizos, uno de los cuales falleció y otro sufrió graves lesiones.

En esa oportunidad un vecino pidió que se llevaran esa imagen que domina la escena, porque el matador le había confiado que “su santito” le pedía una muerte para concederle las gracias que el esperaba.

Los datos de “Sole” se completan ahora con otras referencias al Santo por cuanto toda su espalda luce una imagen suya, con las alas desplegadas. Pero este no es único tatuaje de la mamá desaparecida en una de las barriadas más castigadas por la miseria en nuestra ciudad.

Pero Kulak habría agregado que éste no es el único tatuaje que adorna el cuerpo de su compañera desaparecida. También tiene lechuzas grabadas en el cuello, un murciélago en uno de sus brazos, un alacrán en una pierna izquierda y un ángel rojo en la derecha, además de un tigre en uno de sus brazos y el nombre de Juan en el otro. Kulak y Sole habitaban un territorio incierto situado al oeste del Camino Viejo, en medio de un confusa traza urbana donde por ejemplo calle Pavón tanto puede correr de este a oeste como de sur a norte. La casa de familia dice Beltrame y está señalada con altura de calle Pavón 6535 cuando en realidad sería calle Carranza al 7700. Pero no importa a la hora de localizar la casa, sólo hay que preguntar por la casa de la tatuada o de otra manera por la familia que vive en la casa cuyo frente exhibe una enorme imagen de San la Muerte. Lo cierto es que “Sole” ha desaparecido al igual que sus tres hijos, Brisa, tres meses atrás y ahora, los más chicos, Ale y Jhona, como los llaman sus amiguitos del barrio.