/// análisis

Para el pueblo lo que es del pueblo

/// análisis

Los dos capitanes. Juan Pablo Avendaño, el de Unión, vuelve después de una lesión. El Bichi Fuertes, goleador histórico e ídolo sabalero. Transmiten mucho adentro de la cancha.

Foto: Flavio Raina

Por Darío Pignata

De la increíble carpa roja y blanca de 48 horas, con hinchas haciendo vigilia en la puerta de Unión para poder tener una de las dos mil y pico de entradas, a la invasión extraterrestre de sabaleros en el entrenamiento de ayer, donde no sólo hubo banderazo sino también hinchas adentro de la cancha mezclados con los jugadores de Colón y con Sciacqua.

Hay que decirlo con todas las letras: no pasa en ningún lugar del mundo, mucho más cuando venimos de ocho años de abstinencia. Cuando pasan cosas como las de mañana, se mezclan las sensaciones. Las del periodista deportivo con las del ciudadano común. No imagino un clásico en Santa Fe únicamente con hinchas locales como pasó en La Plata por cuestiones de seguridad. Y por otra parte, en un país donde reina la inseguridad y te roban, violan, te chorean tus hijos de la mano o te matan a la vuelta de la esquina, me produce una rara contradicción tener que sacar 1.000 policías para ponerlos en una cancha de fútbol.

Hace 22 años que estoy en esto del fútbol y pasaron varios clásicos. Nunca viví tanta madurez dirigencial desde ambos clubes en todo antes de un Colón-Unión: los dos técnicos, los jugadores, las dirigencias. Y también el Estado, a nivel local y provincial. Como si todos —igual con los medios— nos hubiéramos dado cuenta que al clásico lo tenemos que cuidar en serio los santafesinos.

Pasaron ocho años y medio. Toda una generación nunca vio lo que verá mañana: lo googlearon, vieron goles en Youtube o buscaron algún amarillento El Litoral de hace años para saber de qué se trata. Santa Fe recupera la auténtica Fiesta del Pueblo, sólo comparable con la devoción hacia la Virgen de Guadalupe. En multitud, en pasión, en amor. Para el pueblo lo que es el de pueblo.

[email protected]