Ganados y carnes

La oferta se muestra agotada

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Caída en la faena. El año pasado, la faena empezó a aflojar en septiembre y este año se están observando señales de agotamiento ya en agosto, con perspectivas de menores faenas inclusive para los meses venideros.Foto:Archivo

 

Al igual que el año pasado, la faena empezó a aflojar y durante este mes ya se observaron señales de agotamiento. El escenario actual abre la perspectiva de faenas menores para los próximos meses.

 

Ignacio Iriarte

El faltante de hacienda, que durante la mayor parte de la década pasada se registraba en los dos últimos meses del año, esta vez parece adelantarse por segundo año consecutivo. El patrón de esta estacionalidad de la oferta que se instaló durante los años 2006-2009, con la liquidación ganadera y con el feedlot subsidiado, consistía en una faena creciente a partir de los meses del otoño, con un pico de matanza en septiembre u octubre, para luego declinar la oferta a lo largo del verano y tocar un mínimo anual de faena en marzo.

El año pasado, la faena empezó a aflojar en septiembre y este año se están observando señales de agotamiento ya en agosto, con perspectivas de menores faenas inclusive para los meses venideros. En los años 2006-2009, independientemente del gran volumen de ganado para matar que proveía la seca (y la liquidación puesta en marcha por las medidas oficiales), se producía en septiembre-octubre el segundo pico u oleada de oferta anual de los corrales; ambos factores se sumaban para que fueran esos meses los de mayor faena de ganado vacuno en el año.

Desde el año pasado, gran parte de los feedlots hacen sólo un ciclo importante (110-120 días), con inicio en marzo-abril, y terminando en julio-agosto, momento a partir del cual empiezan a dejar de reponer y a vaciarse. Así, la oferta del feedlot se agota prematuramente, cuando antes se extendía con un volumen mucho mayor que el actual hasta octubre-noviembre. Se ha pasado de los 2,5 ciclos por año que hacían antes muchos corrales a los 1,5 ciclos, cortos, escasos, de la actualidad, que no alcanzan para moderar siquiera los faltantes de la hacienda suplementada o pastoril.

Antes, el feedlot, en el contexto de una faena altísima, constituía 45 por ciento del total de lo faenado, mientras que este año probablemente no signifique más del 35 por ciento, por lo que las grandes variaciones en la faena vendrán dadas por lo que suceda con los establecimientos ganaderos tradicionales.

Es cierto que hay un gran número de campos que hacen suplementación intensiva o encierran en un corral precario y no registrado como tal, pero también es cierto que si la proporción de hacienda de feedlot bajó, y ha aumentado la oferta de ganado “de campo”, es probable que la estacionalidad de la faena se parezca de acá en más a la que teníamos en la década de 1980 y 1990, con faltantes importantes de ganado gordo a la salida del invierno.

Miles de ganaderos están ya vislumbrando un inicio de la primavera con mucha humedad en el suelo, baja carga, dificultades para reponer, precios crecientes y holgura financiera, por lo que las ventas se restringen para aprovechar con el mayor stock posible las ganancias de kilos baratos que se avecinan.