Historia de barcos y carruajes

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Varios de los hijos de Jacinto y María Sadonio, con sus parejas, durante el casamiento de Héctor Lucio.

Juan Carlos Jacinto Sadonio tiene 70 años y es nieto de Jacinto y María Sadonio, un matrimonio de inmigrantes italianos que llegó a nuestro país en 1885. Envió su historia familiar, que publicamos a continuación.

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS.

 

El Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos (Cemla) certificó el arribo a América de Giacinto Sadonio, de nacionalidad italiana. A los 21 años, este soltero agricultor de religión católica llegó al puerto de Buenos Aires un 9 de noviembre de 1885, en el buque Perseo, según consta en sus actas.

Juan Carlos Jacinto Sadonio -a quien cariñosamente llaman Lulo- es nieto de Giacinto y envió a De Raíces y Abuelos una reseña de su historia familiar, que comienza -aseguró- con el casamiento de Giacinto (Jacinto) Alfredo Sadonio Bico y María Vasallo Marengo y continuó con una gran descendencia que se afincó en Santa Fe y zonas cercanas, Buenos Aires, Córdoba, Santiago del Estero, San Luis y fuera del país (como España e Israel).

Según relató, “Giacinto nació en Verzuolo, provincia de Cúneo, Italia, el 23 de octubre de 1864. Tenía una hermana que falleció soltera. Su madre enviudó y se casó con un señor de apellido Melano. Llegó a la Argentina el 9 de noviembre de 1885 en el buque Perseo. Se radicó en Esperanza, posteriormente compró un taller de herrería en Colonia San José y -luego de casarse- se instaló con éste en Recreo. Falleció en esa localidad en 1924, a los 59 años”.

Respecto a María, comentó que “nació en Falichietto, provincia de Cúneo, Italia, el 16 de mayo de 1873. Llegó a Felicia a los 2 años y luego su familia se mudó a Emilia. Posteriormente, los padres compraron un campo en Cabal. María falleció en Recreo el 26 de febrero de 1955, a los 81 años”.

POR UNOS CABALLOS

Giacinto y María se conocieron cuando él fue al campo de Cabal a comprar caballos. Luego de casarse se radicaron en Recreo y tuvieron 15 hijos. Tres de ellos fallecieron pequeños y doce desarrollaron sus vidas normalmente. Su hijo mayor, Sebastián Leandro, nació en 1892 y el menor, Eugenio Jorge, en 1916. Casualmente, el mayor fue el último de los hermanos en fallecer, casi con 100 años.

Juan Carlos aseguró que “tengo en mi poder copia del ‘libreto’ del Censo Nacional realizado el 10 de mayo de 1895, en el que figuran Jacinto Sadonio, de 30 años, María Sadonio, 23 años, Sebastián Sadonio, 3 años, Margarita Sadonio, 2 años, y Lorenza Sadonio, 1 año”. Se trataba de un empadronamiento realizado por el gobierno argentino.

Y continúo relatando: “Con los años y con la incorporación de sus hijos, su taller de herrería se hizo importante y se transformó en fábrica de carruajes y cabinas, y carrocería de camiones. También tuvieron durante muchos años la usina que daba luz eléctrica a la localidad de Recreo. Luego de fallecer don Jacinto, en 1924, la firma se denominó ‘Sucesión de Jacinto Sadonio’. Aproximadamente en el año 1940, se trasladaron a Santa Fe y se radicaron en una casa ubicada en Saavedra 2077. Allí, además de desarrollar su antigua actividad, comenzaron a fabricar carrocerías de ómnibus, con mucho éxito”.

En tanto, precisó que “en ese momento, la firma se denominaba Sadonio Hermanos y la integraban como socios seis de los hermanos. Dado que cada uno tenía un oficio trabajaban a la par del personal. Los hermanos eran: Sebastián, herrero; Francisco (Chico), herrero; Jacinto, carpintero; Angelito, carpintero; Agustín, pintor; Alfredo (Ducho), tapicero. La parte gerencial era llevada por el hermano mayor, Sebastián, quien además cumplía con sus tareas en el taller. Posteriormente, un socio se retiró, algunos fallecieron y los últimos se jubilaron. La fábrica funcionó aproximadamente hasta 1975 pero todavía se la recuerda”.

Y rememoró: “Ir al taller cuando era chico para mí era un acontecimiento. También tengo recuerdos de cuando era más grande de las despedidas de fin de año en la fábrica, aquí en Santa Fe, con la gran camaradería entre patrones y el personal. En esos encuentros se destacaba mi tío Ducho con sus cuentos e imitaciones”.

UNA GRAN FAMILIA

Otro hermano de Ernesto (Neto) -continuó Juan Carlos Sadonio- tuvo su propio taller de carpintería y fábrica de carrocerías. Eugenio Jorge, el hijo menor, se recibió de ingeniero civil y se radicó en Buenos Aires.

De las mujeres de la familia, Elena y Dora se casaron y con el tiempo se radicaron en Buenos Aires. María quedó soltera y vivió toda su vida en la casa paterna. Aseguró que fue una ‘institución’ dentro de la familia y para la comunidad de Recreo por su labor a través de la iglesia. Margarita se casó y vivió en Recreo.

Por último, Juan Carlos Sadonio reflexionó: “Luego del casamiento de los hijos, nietos, bisnietos y tataranietos, la familia se ha hecho grande. Una prima radicada en Buenos Aires, Imelda Vargas Sadonio, se ha tomado el trabajo de armar el árbol genealógico de la familia y me dice en su última carta que somos 360 personas las involucradas. ¿Habrán pensado esto Jacinto y María cuando se casaron, las consecuencias de ese hecho?. La gente que ha conocido a mi padre y mis tíos dice que eran muy trabajadores y emprendedores, además de dar trabajo a numerosas personas”, hecho que enorgullece a toda la familia.

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Jacinto Constantino Sadonio, hijo de Jacinto y María, se casó en 1929 con Clementina Inés Valenti y tuvieron 4 hijos.