Editorial

Advertencia sobre el caso Candela

Candela está en boca de todos. El caso de la pequeña de 11 años desaparecida el 22 de agosto pasado ocupa gran parte de la programación de los canales de noticias. Su historia se repite de manera incansable en medios radiales y escritos.

Alrededor de 1.600 policías, 16 perros, 136 patrulleros y dos helicópteros buscan a Candela por cielo, tierra y arroyos. Un grupo de famosos, como los directores Juan Campanella y Enrique Piñeyro; los actores Ricardo Darín, Adrián Suar, Facundo Arana, Guillermo Francella; y los ex futbolistas Martín Palermo, Matías Almeyda, suman esfuerzos para que la niña aparezca. Sin embargo, no hay novedades.

El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, se reunió con su jefe de Gabinete, Alberto Pérez; el ministro de Justicia y Seguridad, Ricardo Casal, y con la cúpula de la Policía Bonaerense, para evaluar el avance de la investigación. No se descarta que, incluso, se decida aumentar la recompensa de 100 mil dólares que se ofrece a aquellos que aporten datos firmes sobre el paradero de la niña.

Organizaciones como Red Solidaria y Missing Children trabajan arduamente para promover esta búsqueda. Todos, a su manera, están poniendo la mejor buena voluntad para obtener indicios sobre la situación de Candela.

Pero en medio de tanta exposición del tema, aparece una voz de advertencia que merece ser escuchada. Nora Shulman, directora del Comité Argentino de Seguimiento y Aplicación de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (Casacidn), plantea una visión diferente sobre este tema.

Según ella, el hecho de que el tema haya tomado tal estado público puede resultar inconveniente para la pequeña. Shulman advierte que, en caso de encontrarse en manos de delincuentes, tal mediatización del tema puede hacer que estos decidan eliminar a la niña para deshacerse de todo rastro que los pueda vincular con el delito. Suena cruel plantearlo de esta manera, pero la advertencia no es descabellada.

“Hay que cuidar los derechos de esa niña. Si está en una red de trata o ha sido robada por un abusador, la ponemos en riesgo. En cuanto se conoce tanto, y se habla tanto del tema, se encuentra bajo más riesgo”, insisten desde Casacidn.

En estos momentos, existen más de 200 casos semejantes a los de Candela registrados en todo el país. Si bien el número de denuncias es mucho mayor, en general los niños y niñas desaparecidos suelen aparecer al poco tiempo. Muchos abandonan sus hogares por decisión personal, otros lo hacen engañados por personas mayores.

Es verdad que la mediatización masiva del caso de Candela puede ayudar a que los que tienen alguna información la aporten. Pero también es cierto que tal exposición del tema puede terminar siendo contraproducente.

El manejo de estos temas es, sin duda alguna, una cuestión delicada. En los últimos años se avanzó mucho en la Argentina sobre este tipo de problemáticas. Sin embargo, hay mucho por hacer y por aprender. Los bancos de datos sobre desapariciones, por ejemplo, siguen siendo poco eficientes.

La buena voluntad es importante. Pero con eso no alcanza.