Un clásico del invierno en la construcción
Demoras para conseguir ladrillos
El voluble mundo de las finanzas se refugia en bienes durables y nada es más concreto que una inversión en ladrillos. Demanda creciente y factores estacionales provocan dificultades para obtenerlos.
Los ladrillos cerámicos huecos tienen muy alta demanda en la construcción, por su capacidad portante y costo final.
Foto: Amancio Alem
De la redacción de El Litoral
Esta vez los albañiles tienen razón: si en la obra no se cumplen los plazos prometidos ha de ser por culpa de la escasez de ladrillos. Faltan sobre todo los cerámicos huecos comunes, de fabricación industrial, portantes y livianos, que forman la mayoría de las paredes de los edificios de departamentos, que crecen en la ciudad. Y también -en mucho menor medida- los comunes de barro cocido, hechos en hornos de las zonas ricas en arcillas, de factura tradicional y artesanales.
Los ladrillos cerámicos se fabrican en su enorme mayoría en Córdoba. Tucumán y Santiago del Estero. Tienen una participación creciente en el segmento, y mucho más atrás queda la producción de la provincia de Buenos Aires.
A Santa Fe los ladrillos llegan tal como se presentan en las obras: envueltos en nylon y sobre los pallets de madera, que con toda comodidad luego mueven los montacargas de los obradores. Pero desde que comenzó el invierno, la producción ha mermado y con ella, en alguna manera, su disponibilidad.
En rigor, el problema fabril fue mayor durante los meses más fríos, pero ahora comienzan a notarse los efectos.
Las plantas industriales de ladrillos cerámicos emplean gas natural, el insumo energético más barato, que durante el invierno se convierte en un bien escaso y -para ese segmento de los usuarios- en un servicio más caro. A los cortes obligatorios que sufren las industrias para garantizar la provisión de gas a los hogares se le suma el Programa Gas Plus, que da garantías para contar con el insumo pero a un precio mayor. Los productores entonces quedan ante la opción de no parar y afrontar costos mayores o hacerlo y resignar potenciales ganancias.
Empresas y particulares
Según las fuentes consultadas por El Litoral, este año las dificultades no fueron tan acentuadas como en otros años. Sea porque las empresas prefirieron asumir mayores costos o porque los cortes no provocaron tantos problemas, el faltante es el que los constructores consideran normal para la época. Es más, prefieren hablar de algunas “demoras” en la entrega del material más que de un cuadro de escasez.
“Es lo que ocurre en todos los inviernos: hay menos ladrillos y suele subir un poco el precio, es algo muy común”, se menciona de un lado y otro del mostrador de los corralones.
En el mercado de la construcción, la situación es cambiante, y quienes construyen saben que -de vez en cuando- habrá que hacer más de una llamada, pero que finalmente el material aparecerá.
Fuera de las empresas constructoras -como en otros órdenes de la vida-, las dificultades son mayores para los más chicos. Sobre todo para quienes buscan ladrillos para hacer reformas o levantar sus casas y han contratado albañiles cuentapropistas.
Estas personas se quejan bastante y hasta dicen que “ni cascotes para escombro se consiguen”, con la exageración propia de quienes han fracasado en un par de intentos.
Lo de los ladrillos se parece a lo de las naftas: la demanda creció exponencialmente, mientras que la oferta es la misma desde hace años. Es cierto: se ven colas en las estaciones de servicio pero no hay autos en las calles que quedaran inservibles, sin combustible. La merma con los ladrillos puede implicar alguna demora pero no paraliza obras.