En Rosario

80 mil viviendas sin ocupar

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Para fin de año, el centro rosarino contará con 6.500 departamentos y oficinas nuevas Foto: El Litoral

Los datos surgen del censo 2010, que revela que un 20 por ciento de los inmuebles residenciales está “vacío”. En el Concejo Municipal se reavivó un proyecto para incrementar la Tasa General de Inmuebles a las casas y departamentos desocupados.

 

De la corresponsalía de Rosario

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Cifras del Censo Nacional 2010 encienden en Rosario luces de alerta sobre la cantidad de viviendas nuevas desocupadas, un desmembramiento de lo que se interpreta como una contraindicación del denominado boom de la construcción.

De acuerdo con los datos del censo hay 79.978 viviendas particulares vacías, de un total de 434.977. Es decir, casi un 20 por ciento de los inmuebles no tiene un uso residencial. A nivel provincial hay 1.145.270 moradas construidas, de las cuales son 195.282 las que están sin habitarse y 948.369 están siendo “utilizadas”.

Esta información oficial toma una dimensión social, por fuera del círculo puramente económico, si se la contrasta con el déficit habitacional de la ciudad, que de acuerdo con el intendente Miguel Lifschitz supera las 50 mil viviendas.

La interpretación inicial que se hace de la cantidad de inmuebles vacíos es que son una consecuencia directa de las inversiones que se han volcado a la industria del ladrillo a partir del período postconvertibilidad. La actividad de la construcción crece, aunque ahora con menor intensidad, desde 2003, y de acuerdo con un informe de la Fundación del Banco Municipal el sector “registró un importante avance, totalizando en 6,2 millones los metros cuadrados construidos”. “Si se valorizan los metros construidos en viviendas entre los años 2003 y 2010 al precio promedio vigente en el último año, la inversión realizada tiene un valor de 4.645 millones de dólares”, agrega el estudio.

Parte del mito y de la realidad es que gran parte del excedente de la producción agropecuaria se vuelca como una inversión segura a los ladrillos. Esto se evidencia en que el mes más fuerte del mercado inmobiliario se da en mayo, tras la cosecha de soja.

Según un cálculo de la Cámara de Empresas Inmobiliarias (Cadeiros), cerca de 400 edificios están en proceso de ejecución en la plaza local, de los cuales 250 se emplazarían en el área central. En total, para fines de año habría alrededor de 6.500 departamentos y oficinas nuevas en el radio delimitado por bulevar Oroño, Pellegrini y el río.

Más impuestos

Ante estos desequilibrios que plantea el mercado, en el Concejo Municipal se reavivó la discusión de un proyecto del vicepresidente de la Comisión de Gobierno, Orlando Debiasi, que presentó en 2009, pero que terminó transformándose en un estudio de factibilidad y no en una ordenanza.

“La iniciativa fracasó tras el fuerte lobby del sector inmobiliario”, dijo Debiasi a los medios. El edil socialista planteó en un proyecto de aumentar gravámenes a viviendas ociosas o en su defecto concretar medidas que incentiven la oferta de alquileres.

“Vamos a insistir para ver cómo se puede hacer que esas viviendas que hoy no están en el mercado se puedan alquilar”, sostuvo el concejal, y agregó: “Lo del censo es contundente y me parece que se tendrá que buscar alguna alternativa para que esa cantidad de inmuebles ociosos entre en el mercado”. “No se si puede ser vía castigo o con algún tipo de incentivo para que los propietarios pongan en alquiler las viviendas. Nuestro plan apunta también a que todo lo que se recaude de más, vaya a un fondo para la construcción de viviendas”, explicó.

Desde la Cámara de Inmobiliarias de Rosario (Cadeiros) explicaron a El Litoral que desde el sector “también hay interés en que se pongan todos los inmuebles ociosos en disponibilidad”. “Lo que ocurre es que creemos, conociendo profundamente el mercado locativo, que la solución no pasa por el castigo sino por incentivar a los propietarios a que coloquen en el mercado las propiedades que están desocupadas. Lo que hay que hacer es brindar más garantías jurídicas, poner reglas más claras y apuntar a los premios, como por ejemplo podrían ser exenciones o rebajas en las tasas municipales, lo que terminaría beneficiando tanto al locador como al locatario”, según su titular, Javier Grandinetti.