JORNADA EN EL FORO

Sobre la línea que divide el amor del maltrato

Sin estadísticas oficiales y con escasa coordinación entre los organismos que trabajan en el tema, la violencia va ganando la pulseada: se estima que el 25 % de las mujeres asesinadas por sus parejas son novias de entre 14 y 25 años.

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El lunes tuvo lugar la jornada “Violencia en el noviazgo”, organizada por la UNL. Se realizó una teatralización sobre el tema abordado. foto:Luis Cetraro

Natalia Pandolfo

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No hay números oficiales, a nivel nacional ni provincial. No hay una red de instituciones que trabajen en conjunto para alojar, tanto en sentido físico como psíquico, a las víctimas. Si una mujer se decide a saltar el muro del silencio y denunciar, probablemente iniciará, con esa determinación, un peregrinaje por organismos que le repetirán las mismas preguntas, la reubicarán en el lugar de víctima, le creerán o no. Y es probable que ése sea el único horizonte posible para ella.

Las organizaciones no gubernamentales que trabajan en el tema manejan algunos números. Se supone que el 25 por ciento de las mujeres asesinadas por sus parejas estaban en una relación de noviazgo y tenían entre 14 y 25 años. Se estima que entre enero y junio de este año se cometieron 151 femicidios, que más de la mitad de los autores fueron parejas o ex parejas, y que Santa Fe está segunda en el podio nacional, después de la provincia de Buenos Aires, de acuerdo a datos de la organización La Casa del Encuentro.

Hay, tanto a nivel público como privado, entidades que trabajan para ganarle la batalla a una guerra que se da en el ámbito de la intimidad, y que por eso cuesta sacar a la luz, desnaturalizar, enfrentar.

Una de esas entidades es el proyecto de investigación Caid UNL sobre el tema: “Mujeres y personas con discapacidad: manifestaciones de violencia en la familia y en la sociedad”, que dirige la Dra. Sara Cadoche, y que el lunes organizó la jornada “Violencia en el noviazgo”, en el Foro Cultural Universitario. Hubo representaciones teatrales, trabajo en taller, encuestas anónimas y finalmente una exposición de la responsable del proyecto.

En escena

“La discriminación contra cualquier persona por razón de su discapacidad constituye una vulneración de la dignidad y el valor inherentes del ser humano”, decía un cartel en una de las paredes de la sala Saer.

En el murmullo se adivinaban los nervios. En el escenario, dos chicos ensayaban por última vez la escena. Ella, con vestido a flores y zapatos de tacón; él, impecable, peinado con raya al costado.

De repente se apagaron las luces y los cinco miembros del grupo de teatro del Centro de Día Ocupacional para Personas con Discapacidad Mental Nuestra Señora del Hogar (obra del padre Mario Pantaleo) hicieron su primera actuación pública.

Claudio Amaya, Alejandra Cancilleri, Diego Ceñal, José Julián Ruiz y Juan Manuel Sacco interpretaron, a través de una sencilla representación teatral, una situación de violencia en el noviazgo, bajo la coordinación de Natacha Codromaz y Patricia Cabral.

Luego, dos integrantes del proyecto académico Carina del Pozo y Martín Benítez representaron otra escena de violencia en una pareja: celos, persecuciones disfrazadas de interés, obsesión maquillada como amor. Finalmente, fue el turno de la teoría.

El muro del silencio

La segunda parte de la jornada fue en la sala Maggi, donde tuvo lugar un trabajo de taller, basado en el texto “La agenda de Paula, crónica de un noviazgo violento”, de la Dirección General de la Mujer del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Ése fue el disparador para un debate sobre las relaciones de poder entre dominantes y dominados, sobre mujeres invisibilizadas y violencia naturalizada, sobre los mecanismos de manipulación de las personas violentas, sobre la infernal pesadilla de gritos ensordecedores y silencios que anulan.

En el caso de los noviazgos, la situación se complica. Las características propias de la adolescencia (aislarse, no acceder a dialogar con otros), sumadas a que se trata de las primeras experiencias en el terreno de las relaciones amorosas, hacen que sea muy difícil reconocer que no se trata de amor ferviente, sino de vínculos con un fuerte componente de psicopatía.

Recién el año pasado se reglamentó una ley nacional, la Nº 26.485 (de Protección Integral de la Mujer), que habilita a pedir medidas judiciales en casos de matrimonios, convivientes o noviazgos. Hasta entonces, la violencia en relaciones de novios no estaba contemplada en la legislación. “Es una ley que está vigente en todo el territorio nacional, y cuyo cumplimiento hay que exigir”, remarcó la Dra. Cadoche.

Y leyó, a modo de fundamentación, algunos casos paradigmáticos. Carolina Aló, de 16 años, asesinada en 1996 con 113 puñaladas por parte de su novio. Noelia Delic, 22 años, asesinada en 2010 por su novio, también con puñaladas. Marianela Rago, degollada en 2010, a los 19 años. Está imputado su ex novio. Fátima Catán, de 24 años, quemada en 2010, supuestamente por su novio. Gabriela López, de 16 años, asesinada de un tiro en la cara en 2010 por su novio. Valeria Romero Azar, de 21 años, asesinada en 2010, su novio imputado.

Son muchas más las que están subidas a una calesita siniestra, de la que no pueden bajar. Abarcan un amplio abanico, que va desde la descalificación a la agresión verbal, el insulto, la humillación, el golpe aislado, el apretón, la burla, la amenaza, la degradación.