Investigación del Conicet

Género, violencia y riesgo en el tránsito

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¿Existe la discriminación de género en el tránsito?, una investigadora del Conicet dice “que las hay, las hay”.

Foto: Archivo El Litoral

(C)Conicet Buenos Aires Conicet Santa Fe-El Litoral

Un reciente trabajo sobre la mortalidad por accidentes de tránsito porteños, según sexo y edad, confirma la continuidad del mayor riesgo en manos masculinas, aunque la brecha entre la mortalidad masculina y la femenina por esta causa estaría reduciéndose. La Dra. Rosa Geldstein, científica del Conicet en el Centro de Estudios de Población (Cedep), analizó los períodos 1990 a 2004, y 2005/6. Un dato llamativo: los accidentes viales son la principal causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años, con escasa diferencia entre los sexos. Aquí juegan factores de riesgo tales como el alcohol, el exceso de velocidad, las malas condiciones climáticas y las franjas horarias.

La calle, ¿es “cosa de hombres”?

La mayoría de los conductores percibe e interpreta el tránsito como caótico y violento, atribuible a una cultura que propicia transgresiones, violencia, egoísmos, faltas de respeto o de civismo. Empero, mujeres y varones perciben de modo diferente la violencia interpersonal en el tránsito. Ellas refieren múltiples situaciones de violencia de las que fueron víctimas y que suelen interpretar como discriminación de género. “Los relatos de los hombres como receptores de violencia aluden a confrontaciones de poder masculino real o simbólico, como el mayor tamaño del vehículo, mayor fuerza física, mayor número y/o juventud del oponente”, explica la Dra. Geldstein. Y es que ellos rara vez reconocen ejercer violencia contra las mujeres; si abordan la cuestión, tienden a hacerlo con un discurso sobre la discriminación de la que los hombres en general las hacen objeto, y asumen una posición contraria al machismo y a la estigmatización de las conductoras. Eso sí, unos y otras admiten que reaccionan cuando se sienten agredidos, pero mientras ellos insultan, ellas mantienen silencio dentro de su auto, e imaginan qué pasaría si condujeran un camión en vez de ese auto que las contiene...

La ley de la calle: el hombre se impone

Cuando se habla de cumplir las leyes de tránsito podría entenderse que todos las acatan. Y se sabe que las conductas prepotentes son las que más disconformidad parecen generar entre automovilistas. Sin embargo, las mujeres cumplen con las normas al tiempo que admiran la destreza masculina frente a un imprevisto. “Mientras el amarillo para el hombre es ‘dale que paso’, para una mujer es ‘cuidado, que se pone rojo’”, continúa Geldstein, “por lo que las/los automovilistas se dividen entre arriesgados e imprudentes vs. prudentes y distraídas”. Consecuencia: los jóvenes estigmatizan y discriminan a las mujeres para diferenciarse y afirmar su virilidad en ese campo. Ellas, para ser aceptadas y legitimadas como buenas conductoras, intentan diferenciarse de lo femenino desvalorizado y adoptan el discurso y las prácticas del dominador, y al hacerlo reafirman aquella imagen femenina negativa y reproducen el estilo masculino dominante. Por las dudas, ante cualquiera de las dos versiones, se recomienda que a las mujeres no las manden a lavar los platos.

* Por Isabel Cittadini (Prensa y Comunicación Institucional/Conicet Bs. As.), sobre una investigación de la Dra. Rosa Geldstein (Conicet/Cedep). Adaptó: Lic. Enrique A. Rabe (ÁCS/Conicet Santa Fe).