Una historia que pocos pueden contar en el mundo del fútbol...

Kudelka está feliz

Kudelka está feliz

Darío Kudelka al día siguiente de uno de sus días históricos, cuando le ganó el clásico a Colón. Foto: Mauricio Garín

Aplomado y seguro, el técnico de Unión atraviesa uno de sus mejores momentos y pretende disfrutar de lo que vive, escapándole a la crueldad en la que sobrevive la mayoría de los entrenadores.

 

Enrique Cruz (h)

Cuando se escribió que el fútbol es la dinámica de lo impensado, Darío Kudelka era un niño o todavía no había nacido. Sin embargo, ni Panzeri ni él imaginaron que se podían unir a partir de la fantástica verdad reflejada en dicho concepto. La dinámica de lo impensado, para Kudelka, fue resurgir de las cenizas como entrenador cuando parecía que su carrera había llegado a su fin.

El otro día en Rincón contó algunas anécdotas que no sé si en algún momento las dijo públicamente pero que valen como ejemplo de vida. “Cuando me llamaron de Libertad de Sunchales, primero les pedí para que me dijeran que no; y después, cuando arreglé, me subía al colectivo para viajar a Sunchales a entrenar y mi señora, que me llevaba a la estación, me seguía hasta Recreo porque pensaba que en cualquier momento me bajaba para regresar a mi casa. El equipo estaba último en la liga local y así arrancamos. Yo venía de dirigir a Unión en la cancha de Boca y de pronto me encontraba con un cuadro de situación diametralmente opuesto, dirigiendo en una Liga”.

Ése fue el tiempo de dirigir en la cuarta categoría (Argentino B) para ascender; después, fue el turno de Boca Unidos con otro ascenso (a la B Nacional) y nuevos avatares. “Mi carrera en Corrientes siguió viento en popa pero nadie se imagina lo que sufrí, la cantidad de veces que pensé y me quise volver”, cuenta Kudelka.

Y llegó, para el final, el momento del regreso a Unión. Esos últimos antecedentes, una frase pública contundente que despertó el interés de los dirigentes (“quiero dirigir a un club que pretenda ascender a Primera, que tenga ambiciones de verdad”), el pasado tatengue de Kudelka y posiblemente cuestiones económicas también, hicieron que se confiara en este hombre de Freyre, hijo de un sastre a quien venera: “Mi papá me dijo un día que si quería triunfar me tenía que ir de Freyre... Habrá sufrido mucho al decírmelo, porque yo era muy jovencito”.

Unión tampoco fue un bálsamo para él. “Cuando armé el equipo del ascenso eran muy pocos los que confiaban, eh...”, se encarga de decir con buena dosis de razón. Y terminó ascendiendo. Y no sólo eso, la base de ese plantel es la que está jugando en Primera, la que ganó el clásico y la que hoy suma un puntaje interesante.

En el fútbol argentino, los técnicos se sientan en una silla eléctrica y, por si “falla”, al lado le ponen una picadora de carne. Es la profesión con menor índice de estabilidad laboral, por lejos. Y hablar de la palabra proyecto o del largo plazo parece una aventura. Kudelka es uno de los pocos en el universo nacional que se puede dar el lujo de decir que éste es un equipo “todavía en formación”, o que “mi trabajo es a largo plazo”. Kudelka plantea lo que otros no se animan. Y lo hace a partir de lo que él mismo experimentó y de su convicción personal. Pero también desde la solvencia y el grado de maduración y de seguridad que ha logrado. Y esto es algo que lo pone bien y le quita presiones, situación sólo alterada en aquella previa del partido con Boca, cuando las amenazas a su propiedad y a su familia lo llevaron a no planificar adecuadamente el partido, a inundar de dudas a sus jugadores y a perder de una manera muy dura.

Está bien Kudelka, se lo nota feliz y, sin subirse al caballo de la soberbia, manifiesta su absoluta seguridad de lo que está haciendo. Se da el lujo de enviar “mensajes” a los dirigentes para que entiendan que esto es a largo plazo y que se debe confiar en que el éxito de su trabajo necesita de tiempo. No se mete en las cuestiones internas del club, no habla de política y cuida a su plantel. Tiene un grupo de colaboradores que ha demostrado capacidad y, sobre todo, excelente llegada a los jugadores. En sus propios momentos de debilidad, fueron el sostén. Y hoy, Kudelka está bien aplomado. Se le nota. Y ojalá que siga así por un largo tiempo.

Lo que falta.

A las 14 de hoy jugaban All Boys-Olimpo (Favale); a las 16.10 Racing-Independiente (Pezzotta con el santafesino Rossi de asistente); a las 18.30 Boca-Tigre (Beligoy) y a las 20.30 el partido de Colón-Estudiantes. Mañana, a las 17.10 Banfield-Newell’s (Baliño), a las 19.25 Godoy Cruz-San Lorenzo (Pitana) y a las 21.30 Arsenal-Unión (Carlos Maglio).

A Buenos Aires

Este mediodía partió hacia Capital Federal el plantel rojiblanco que mañana, a las 21.30, visitará a Arsenal. El listado de jugadores está integrado por Alejandro Limia, Sebastián Vidal, Nicolás Correa, Fausto Montero, Juan Pablo Pereyra, Matías Quiroga, Paulo Rosales, Jorge Velázquez, Juan Pablo Avendaño, Nicolás Bruna, Rodrigo Erramuspe, Mauro Maidana, Santiago Zurbriggen, Renzo Vera, Alexis Fernández, Enrique Bologna, Fabricio Núñez, Emanuel Moreno, Jerónimo Barrales y Pablo Miguez.

El equipo para jugar mañana sería, casi con seguridad, con Bologna; Erramuspe, Avendaño, Correa y Vera; Montero, Vidal, Bruna y Velázquez; Rosales; Barrales.