Sectores
El crédito es la cuestión central
Pese a la demanda sostenida de bienes industriales, las dificultades para financiar inversiones productivas no permiten a las empresas expandir su capacidad.
Félix Canale
Hoy, la consigna vigente entre el empresariado industrial pasa por validar el ciclo económico iniciado en 2003 y, a partir de ese punto, tratar de incidir sobre futuras políticas oficiales que promuevan mayores ventajas competitivas.
Lo que se aguarda de esa incidencia es una mayor intervención del Estado, en un abanico de opciones que, entre otras, incluye la reserva de mercados internos, un doble estándar del dólar (suministrado diferencialmente desde el BCRA según prioridades), y la creación de un Banco de Desarrollo, símil del Bndes de Brasil.
Rechazando argumentaciones favorables al libre juego de los mercados, la cuestión que en definitiva acucia a las industrias Pymes de la Argentina es cómo se financiará el crecimiento manufacturero, necesario ante la permanente incentivación de la demanda. Saben algo: la banca privada no tiene espaldas suficientes para soportar el compromiso. De allí, que el único recurso alternativo que visualizan sea el Estado.
La banca
El tamaño del sistema financiero argentino es reducido y no alcanza para financiar una renovación masiva del parque de maquinaria, lo que limita estructuralmente el crecimiento de las empresas. Recientes sondeos indican que el 27 % de las compañías declara tener proyectos de inversión frenados por la falta de financiamiento.
Los depósitos bancarios en moneda nacional son escasos debido a que, en líneas generales, se ahorra en otro tipo de activos. Como consecuencia, la dimensión del sector financiero a nivel macroeconómico es estructuralmente reducida, por lo que la oferta de financiamiento es limitada.
De acuerdo con los números del Banco Mundial, la participación del financiamiento privado (incluido el consumo) durante 2010, representó el 90 por ciento en Chile, el 57 % en Brasil, el 40 % en Bolivia y un magro 14,6 por ciento en la Argentina.
Los datos anteriores se consignan de un reciente informe de la Fundación Observatorio Pyme, donde también se anota que los industriales tienen fuertes prevenciones antes de tomar crédito bancario. “El 62 % de las Pymes se autoexcluye, ya sea porque entienden que el actual no es un buen momento para contraer deuda, o porque consideran que las tasas y plazos de cancelación no son compatibles con los proyectos de inversión”.
Las tendencias
Históricamente, las Pymes destinaron recursos propios a financiar la mayor parte de las inversiones, a través de la reinversión de utilidades. En 2010, más de la mitad del monto total invertido fue autofinanciado, pero en paralelo se registró un mayor acercamiento al sistema bancario, del que provino el 27,8 % de lo invertido.
Las solicitudes de créditos aumentaron de forma continua entre 2006 y 2010 (ver gráfico) y si bien el descubierto en cuenta corriente es el tipo de crédito más demandado, el crecimiento más importante se verificó en la solicitud de préstamos tradicionales que, en general, se extienden en el mediano y largo plazo para financiamiento de capital de trabajo, inversiones productivas o para operaciones de exportación.
De todas formas, el informe del Observatorio presta particular atención a la amplia difusión de los créditos en descubierto de cuenta corriente, demandados en 2010 por el 41 % de las pequeñas y medianas compañías, a pesar de que normalmente en estos casos la tasa de interés es alta.
“También sorprende -dice el documento- que un 24 % de las empresas utilice este tipo de préstamos para la compra de materias primas e insumos y que otro 18 % lo utilice para completar el pago de sueldos, lo que evidencia la existencia de problemas financieros para una parte importante del segmento Pyme industrial”.
Crédito comercial
Es importante destacar que las Pymes manufactureras tampoco logran financiarse a través del crédito comercial -medido como la diferencia de los días promedio de pago a proveedores y de cobro a clientes-, que se mantiene negativo desde hace cinco años. En el actual contexto de aumento generalizado de costos de producción, el crédito comercial podría ser utilizado para financiar capital de trabajo.
De todas formas, en el último año aumentó levemente la cantidad de días promedio en los que los empresarios pagan a sus proveedores (cerca de 38), mientras que no ha cambiado el plazo medio en el que se cobra a los clientes (en el orden de los 47 días). Es así que el crédito comercial sigue siendo negativo pero menor en términos absolutos
La conclusión es que las Pymes industriales no cuentan con suficiente crédito comercial para financiar capital de trabajo, a lo que se suma la carencia de financiamiento bancario para la inversión productiva, lo que resulta en una clara restricción financiera para el desarrollo de las compañías.