Llegan Cartas

Mi Madre

Dolly Campana.

L.C. 1.049.195.

Señores directores: Si yo tuviera / a mi madre todavía./// Ella sería muy viejita / y mucho la cuidaría.// Estaría a su lado, / su sabiduría escuchando / y cuentos de viejos / tranvías recordando.// Si tuviera, / a mi madre todavía, / elogiaría el crochet / que por sus manos corría.// Le haría la vida, / tan hermosa / que de su vejez, / ni cuenta se daría.// Ya no está, / pero pienso, / que con ella / estaré algún día.

Agradecimiento

Patricia Beatriz Salvadore, mamá de Lautaro Sotelo.

DNI 19.538.294, Los Cardos.

Señores directores: A través de estas líneas quiero agradecer a todas aquellas personas que hace un mes, cuando sufrí el dolor de pérdida de mi hijo, Lautaro Nazareno Sotelo, ante un acto de agresión de una persona (por llamarla de alguna manera) que le quitó la vida con un disparo a quemarropa y del que aún no se sabe nada o no se hizo justicia, por esas cosas que uno no alcanza a comprender y mucho menos ante el dolor intenso que se padece cada día.

A pesar de tanta angustia, pues me quitaron al hijo, al compinche y confidente, al hacedor de mis alegrías, pude observar el cariño sembrado por Lauti, en sus 19 años. Tantos chicos y chicas, identificados algunos con una camiseta roja y blanca, fueron los que acompañaron desde el primer momento esas horas largas e interminables hasta el momento de despedirlo, junto a mí. A pocos los conozco por su nombre, pero aquellos que se animaron a acercarse a mí —me dijeron: gracias, por el hijo tan bueno, tan compañero y nunca lo vamos a olvidar. Él será nuestro ángel.

Seguro que así será, porque en este mundo los que siembran en el corazón del prójimo ánimo, optimismo, esperanza, cariño, amor, apoyo, difícilmente se los olvida. Lauti sólo murió en lo físico, pero seguirá vivo en el corazón de todos los que lo conocimos y amamos con sinceridad.

Gracias por el apoyo y el cariño de cada una de las personas que se acercaron el 13 de agosto a compartir ese momento, junto a esta mamá que hoy lo lleva más que nunca vivo en su corazón.