Argentina arrancó con el pie derecho y goleando...

Así da gusto

Higuaín y Messi la rompieron, Di María acompañó, los del medio metieron y atrás se equivocaron un poco, pero igual vale. Lástima que fue poca gente, pero los que estuvieron, se deleitaron.

Así da gusto

Primera “bomba” del Pipita / Gonzalo Higuaín acaba de recibir el brillante cambio de frente de Di María y luego de dominarla la clava de derecha en el ángulo de Bravo. Fue el comienzo de una noche excepcional para el delantero. Foto: Efe

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Buenos Aires)

La noche colmada de inestabilidades meteorológicas, amenazas de lluvia permanentes, menos gente de la esperada en las tribunas y algunos temores respecto de cuál podía ser la respuesta de una Selección que viene dando poco y nada en los últimos tiempos, pusieron un matiz previo que fue absolutamente abortado desde el momento en que Messi, Higuaín y Di María se pusieron a jugar y brindaron una producción ofensiva muy pocas veces vista en los últimos años. Fue muy bueno lo que hizo este novel equipo de Sabella, más allá de algunos desacoples defensivos. Punzante al atacar, agresivo para recuperar la pelota en el campo de Chile y con un entendimiento casi perfecto de la dupla Messi-Higuaín, que lisa y llanamente la “rompió”. Además, significó un reencuentro, en cuanto al afecto y a la esperanza, con el hincha argentino, que esperaba otro rendimiento y otra suerte en una Copa América de rotundo fracaso colectivo e individual, que implicó también el precipitado alejamiento de Sergio Batista, el técnico de menor recorrido en la Selección en los últimos 37 años.

Se entendió el mensaje y le aportaron, los jugadores, la gravitación y el desequilibrio individual tantas veces reclamado. ¿Cuál fue la propuesta? presionar en la salida de Chile al punto tal de obligarlo al error. Comprendieron aquello de que la recuperación de la pelota no es patrimonio de los volantes de marca (dicho sea de paso, Braña y Banega parecieron dos “termitas” taloneando toda la noche a los mediocampistas rivales), ni que hay que esperar que sean los defensores los encargados exclusivos de frenar el avance rival, sino que la recuperación empieza desde el más adelantado de los jugadores. Y en este aspecto, hasta el propio Messi se cansó de apretar y de provocar la equivocación de los tres de atrás de un Chile que padeció toda la noche esa saludable intención argentina de apretar y apretar.

Hoy, seguramente, el tema del día es encontrarle explicaciones al por qué Messi jugó bien. Si fue por la posición en la cancha, si fue por la confianza que le otorgó el técnico dándole la capitanía, si el equipo jugó para él o si fue él mismo quien aportó lo suyo para que esa brillantez única (por algo es el mejor jugador del mundo) que muestra en el Barcelona, lo tenga también con la celeste y blanca. Se harán razonamientos, casi todos con una buena dosis de acierto. Ni Pekerman, ni Basile, ni Maradona ni Batista ni ninguno de los técnicos que tuvo la Selección, “quisieron” que Messi jugara mal o que estuviese incómodo en la cancha. Algunos lo hicieron arrancar de atrás, otros lo pusieron de punta por el lugar en el que juega en Barcelona y otros pretendieron que sea el “9” del equipo. Batista quería que jugara bien de punta y por el medio, en tanto que Maradona y Basile le dieron amplias libertades, aunque sin un funcionamiento colectivo sobre el que pudiera asentarse. Anoche, con Sabella, Messi jugó de lo que quiso y en el lugar que se le antojó: y lo hizo bárbaro. Encontró un socio perfecto en Higuaín y él mismo aportó lo suficiente para que se vaya ovacionadísimo del Monumental, quizás como nunca hasta ahora.

¿Cuál fue el punto débil del equipo?, el sistema defensivo. Por el sector de Rojo, Chile atacó mucho, sobre todo en el segundo tiempo. Las subidas de Isla y algunas apariciones de Valdivia o Fernández complicaron la estabilidad del equipo por ese sector. Y esto se trasladó a Otamendi. Y también lo sufrieron los otros dos, aunque en menor medida. Sin lugar a dudas que el costado más fuerte del equipo fue el derecho. Y que el trabajo de Braña y Banega en la contención no fue malo. Pero algunas cosas no anduvieron debidamente en el esquema defensivo y por eso se sufrió más de la cuenta. Aspecto para corregir urgente.

No juega mal Chile cuando tiene la pelota. Pero marca mal el equipo de Borghi. O en todo caso, se encontró ayer con una Argentina inspirada, agresiva, insistente y eficaz. Por momentos, el que tenía la pelota era el que perdió. Pero ni Suazo, ni Pinilla ni Vargas, cuando le tocó entrar, fueron la mitad, siquiera, de un Gonzalo Higuaín totalmente desequilibrante.

No es la primera vez que Argentina le hace cuatro goles a un equipo sudamericano del nivel de Chile, pero convengamos que el pasado inmediato de ambas selecciones no hacía preveer un desenlace de esta naturaleza. Jamás el partido estuvo en discusión en cuanto al resultado final. Me animo a decir que desde el momento en que Higuaín inició su noche mágica, se vislumbraba un final con Argentina en ganador. Restaba saber si esa brillantez de Messi y la capacidad goleadora del Pipita se iban a mantener, como ocurrió, a lo largo de los 90 minutos para determinar si el partido terminaba holgado o un poco más apretado. Nada más. Después y más allá de momentos en los cuales Chile consiguió equilibrar el trámite y robarle un poco el protagonismo a la Selección, la sensación que rondaba en el Monumental con tantos vacíos en las tribunas, era que el partido se ganaba.

Esto último es lo que despierta el hecho de contar con jugadores diferentes. Argentina los tiene. Uno, es un exponente mayúsculo. Y otros se embanderan detrás, haciendo gala de una jerarquía desequilibrante casi hasta el nivel de la excelencia. Si Messi, Higuaín y Di María logran repetir producciones como la de anoche, se encienden futbolísticamente y son capaces de jugar como lo hicieron, seguramente Argentina continuará transitando esta senda. Y es mucho decir para un fútbol donde lo físico y lo táctico empareja algo que Argentina debe presentar siempre como carta de identificación: el enorme talento individual de muchos de sus jugadores.

 

 
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Pasaron ¡16 partidos!

Después de dos años y medio y 16 partidos, Lionel Messi, la máxima estrella del fútbol mundial, convirtió un gol en un partido oficial del Seleccionado. El último había sido el 28 de marzo de 2009 en el debut de Maradona, ante Venezuela. Higuaín metió un pase estupendo y Messi entró junto con Di María. Desde dos ángulos distintos se observa el desenlace y el comienzo del festejo de Lionel, una de las grandes figuras de anoche. Fotos: EFE

Lerche estuvo con Verón

El presidente de Colón, Germán Lerche, estuvo conversando con el volante de Estudiantes de La Plata, Juan Sebastián Verón, próximo a abandonar el fútbol. La “Brujita” se hizo presente en el predio de Ezeiza para saludar a los jugadores y a partir de ese hecho recrudecieron las versiones sobre la posibilidad de que Verón asuma como manager, ocupando el cargo que dejaría a fin de año Carlos Bilardo.

Algunos medios se encargaron de señalar que la chance de que la Brujita se incorpore a la selección desde ese lugar, es factible. Sabella también dejó abierta la puerta el jueves, cuando hizo el último encuentro con la prensa y fue consultado al respecto. De todos modos, no hay que gastar a cuenta de que esto finalmente suceda.

El titular sabalero confirmó que el sub 20 jugará un torneo internacional en Sudáfrica el año que viene, y que viajará a Venezuela presidiendo la delegación de AFA para disputar el segundo partido de estas eliminatorias.

Lerche regresó anoche mismo a Santa Fe y volverá a viajar mañana por la noche a Buenos Aires. El viaje a Venezuela, en vuelo chárter, será el lunes por la mañana, regresando a la Argentina luego del partido, que será el martes a las 21.50 hora de nuestro país. El miércoles, Lerche estará de regreso nuevamente en la ciudad.

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/// SÍNTESIS

Argentina 4

Chile 1

Estadio: Monumental de River.

Árbitro: Wilmar Roldán (Colombia).

Argentina: Mariano Andújar; Pablo Zabaleta, Nicolás Burdisso, Nicolás Otamendi, Marcos Rojo; José Sosa, Rodrigo Braña, Ever Banega, Angel Di María; Lionel Messi y Gonzalo Higuaín. Director técnico: Alejandro Sabella.

Chile: Claudio Bravo; Gonzalo Jara, Waldo Ponce, Arturo Vidal; Mauricio Isla, Carlos Carmona, Jean Beausejour; Jorge Valdivia, Matías Fernández; Mauricio Pinilla y Humberto Suazo. Director técnico: Claudio Borghi.

Goles en el primer tiempo: a los 7 min, Higuaín (A); y a los 25, Messi (A).

Goles en el segundo tiempo: a los 6, Higuaín (A); a los 14, Fernández (C); y a los 17, Higuaín (A).

Cambios en el segundo tiempo: a los 9, Eduardo Vargas (C) por Pinilla; y Marco González (C) por Beausejour; a los 26, Fabián Rinaudo (A) por Banega; a los 34, Eduardo Salvio (A) por Sosa; a los 35, Cristóbal Jorquera (C) por Fernández; y a los 39, Jonás Gutiérrez (A) por Di María.

Quizás hicimos un planteo demasiado arriesgado”.

Claudio Borghi

Entrenador de la selección chilena