Aprender de genealogía para rastrear nuestros antepasados

El Centro Piemontés de Santa Fe ofreció una charla sobre esta ciencia que estudia el linaje de las familias, es decir, su ascendencia y descendencia. Recordó que puede orientar a la comunidad sobre los trámites de ciudadanía italiana y la manera de salvar “errores” en las partidas.

TEXTOS. MARIANA RIVERA. FOTOS. PABLO AGUIRRE Y EL LITORAL.

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Nuestros mayores son el punto de partida para indagar en nuestros orígenes familiares.

Muchas personas se interesaron por el tema de una charla que organizó recientemente el Centro Piamontés de Santa Fe: “Genealogía, sus perspectivas y estrategias de investigación”. Ocurre que -como pueblo crisol de razas que somos- nuestras raíces familiares se remontan a diversos países de Europa, de donde provino la gran oleada inmigratoria propia de fines del siglo XIX y comienzos del XX. De esta manera, muchos tratamos de desentrañar aquellos orígenes para armar nuestros árboles genealógicos, en base a documentación, relatos orales y otras fuentes de información.

La Dra. Norma Battú, la especialista María Teresa Biagioni y el Dr. Marcelo Parachú fueron los encargados de echar luz sobre este tema -respondiendo a una idea de la presidenta de la institución, María Ester Valli- algo tan complicado para muchos (sobre todos los que están buscando datos sobre sus ancestros o queriendo tramitar una doble ciudadanía) pero tan apasionante para tantos.

“La idea venía dando vueltas y este año nos decidimos y organizamos la charla. La invitamos a Norma porque todo lo que ha escrito está relacionado con este tema (datos de familias, de los pueblos), quien se refirió a la parte más científica de la genealogía”, comentó María Teresa Biagioni, y agregó: “Yo hablé de las curiosidades de esta ciencia y sobre cómo tramitar la ciudadanía, y el Dr. Parachú explicó un caso específico: la sumaria de información, que ocurre cuando se tiene que hacer rectificación o ratificación de nombres o apellidos de personas que ya no están, en sus partidas correspondientes”.

Pero ¿qué es la genealogía?. “Es una ciencia, una disciplina, que se propone investigar el origen y la filiación de las familias”, definió Norma Battú. “Estudia el linaje de las familias pero cuando uno escucha esa palabra piensa en la nobleza o aristocracia. En realidad, todas las familias tienen su linaje, que comprende la ascendencia y descendencia, y por eso es importante conocerlo. Algunas fueron más poderosas, otras más célebres, notables o conocidas”, agregó.

Según explicó, la genealogía se vincula con otras ciencias como la biología y la genética, la medicina, la demografía, la historia. Incluso, permite, a través de la vinculación con la genética, hacer medicina preventiva.

“Ahora se habla mucho del ADN pero antes se referían a la transmisión de caracteres a través de los genes. Esto no significa que una persona esté ‘condenada’ a ser como sus antepasados porque también existe el medio en el cual se desarrolla, el entorno cultural, entre otros factores, que la modifican”, opinó.

Y dejó un consejo a la hora de reconstruir nuestras historias familiares: “Es importante recolectar los nombres de los antepasados pero también las fechas significativas (nacimiento, matrimonio, defunción) y las anécdotas. Eso nos ayuda a comprender por qué somos como somos, ya que en las familias hay reiteraciones de patrones de conducta: algunos positivos y otros no. Por eso, es necesario identificar todo lo que nos han transmitido nuestros ancestros, qué queremos elegir para nosotros y no resignarnos -por ejemplo- a que haya ‘una maldición en la familia’ porque todos se mueren de la misma enfermedad. Hay que desmitificar todo esto porque todo tiene su causa (no es casual) y produce su efecto”.

LOS INMIGRANTES

María Teresa Biagioni hizo una reseña sobre la llegada de los inmigrantes italianos a Argentina, recordando la situación que reinaba en aquel país al momento de dejar sus pueblos natales y las posibilidades que ofrecía el nuestro para quienes quisieran afincarse y trabajar sus tierras.

“Era un panorama amplio y bastante bueno, aparentemente, aunque significaba dejar el entorno familiar, el calor de hogar, la propia tierra, para ir a un lugar totalmente desconocido, con un idioma también desconocido”, planteó.

Y acotó: “Viajaban en tercera clase, por supuesto, porque la plata que juntaban era apenas la suficiente para llegar hasta el barco. Llegaban a cuatro puertos: Bahía Blanca, La Boca, Buenos Aires y, en algunos casos, Rosario. Pero no hay documentación más que en Buenos Aires, ya que en los otros puertos no se ha encontrado nada”, aclaró.

Biagioni también hizo referencia al lugar adónde llegaban aquellas familias (un hotel, que llamaban El Redondo, inaugurado en 1878, y luego, en 1911, al Hotel de Inmigrantes) y el destino final que se les asignaba para trabajar, incluyendo una descripción de la precaria manera en que se debían trasladar.

Respecto a cómo armar el árbol genealógico, Biagioni sugirió “buscar en los más viejos de la familia, antes de que se nos vayan, para averiguar qué saben ellos de anécdotas y datos. Así se empieza, de mí para atrás. También se pueden buscar datos en los censos (tenemos uno provincial) o visitar los cementerios porque a veces se encuentra la fecha de defunción y la edad a la que murió. En las partidas de defunción generalmente dice el país de nacimiento y no siempre la localidad. Puede haber una serie de errores en algunos datos (edades, nombres mal escritos) pero es un principio”.

Por último, mencionó que “también hablé de la documentación que se tiene que presentar para hacer los trámites de la ciudadanía (es fundamental tener la partida de nacimiento del italiano) o dónde se hacen algunas correcciones (como el Registro Civil). Y advertí que -en el caso de no conseguir una constancia de bautismo en el pueblo natal- el Arzobispado puede dar una certificación que dice que se ha buscado en varias localidades y que no se lo ha localizado”.

SALVANDO ERRORES

Por último, el Dr. Marcelo Parachú explicó cómo se realiza el trámite denominado “sumaria de información”, que se utiliza en caso de necesitar rectificar o ratificar nombres o apellidos de nuestros antepasados, en sus partidas o documentación.

“Son habituales los evidentes y constantes errores en las partidas, como en la ortografía de los nombres, errores o diferencias al traducir los nombres del italiano al español o los lugares (dice uno en la partida de nacimiento y en la de defunción menciona otro). Se trata de partidas italianas, por lo que desde acá no podemos hacer ninguna modificación desde el punto de vista jurídico, ya que el trámite es muy complejo y prácticamente inaccesible”, planteó.

Por eso, mencionó que “esta cadena de errores se puede solucionar con un trámite judicial que se llama sumaria de información. Se realiza a través de la justicia de distrito de la ciudad de Santa Fe que tiende no a rectificar la partida sino a dejar constancia de cuál es el dato erróneo y cuál el certero. Es relativamente sencillo y corto y da por resultado una sentencia que dicta un juez local; el Consulado italiano debe aceptar que se trata de la misma persona”.

Por último, aclaró que “este servicio no lo da el Centro Piemontés sino que lo informamos en la charla para que la gente sepa cómo encarar este problema. Para hacer este tipo de trámite (que es sencillo) debe consultar con su abogado de confianza, que lo tramita ante el juzgado de distrito de la ciudad de Santa Fe, en este caso”.

En tanto, María Teresa Biagioni acotó que “la gente puede acercarse al Centro Piemontés para consultar y recibir asesoramiento sobre cómo podemos encontrar nuestros orígenes pero debemos aclarar que no es nuestra tarea hacer esta investigación ni armar árboles genealógicos. Hay varias páginas de Internet que ayudan para esta actividad”.

Curiosidades

Apellidos. La genealogía es una ciencia, una herramienta que nos puede ayudar para muchas cosas buenas. Además, es apasionante porque no tenés un límite, siempre querés encontrar algo más. En realidad, el límite se da alrededor de la Edad Media, cuando comienzan a ponerse los apellidos. Antes se reconocía a la gente con su nombre y la localidad a la que pertenecía, un defecto físico, entre otras cuestiones. En Roma, Italia, en la clase alta, comenzó el apellido, y se le daba el nombre del clan familiar como apellido. Muchos años después se distribuyó por otros países de Europa.

Escudos familiares. Todas familias buscan sus escudos pero hay que aclarar que no todas lo tienen. Algunos lo inventan, para vendérselos, advirtieron los investigadores.

Actas. En los primeros pueblos que se fundaron en Argentina, las actas de los libros de la iglesia estaban escritas en italiano, ya que su población era netamente de esa nacionalidad.

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Norma Battú, María Teresa Biagioni y Marcelo Parachú fueron los encargados de disertar sobre el tema.

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nuestras raíces familiares se remontan a diversos países de Europa, de donde provino la gran oleada inmigratoria.

Enfermedades antiguas

En su exposición, María Teresa Biagioni se refirió a las enfermedades que eran anotadas en las partidas de defunción de nuestros antepasados, que tienen su contrapartida actual. Destacamos las siguientes:

ALFERECÍA: enfermedad -por lo general- de la infancia, identificada a voces con la epilepsia y caracterizada por fuertes convulsiones y pérdidas del conocimiento.

CAUSÓN: fiebre fuerte y de corta duración.

DE COSTADO: tuberculosis.

DOLOR DE HIJAR: es la apendicitis

ENFERMEDAD DE LOS 7 DIAS O EL MAL: sería físico y no médico, y se trataría de algún tipo de enfermedad transmitida de la madre al niño durante el parto o la gestación.

MAL DE LA BABA: enfermedad de la dentición en los bebés.

MAL DE NÁPOLES: sífilis.

MAL DE PIEDRA: cólico nefrítico.

MARASMO: adelgazamiento exagerado y decaimiento.

MUERTE BLANCA: siempre en partidas de párvulos corresponden a los niños que mueren mientras duermen.

TABARDILLO: fiebre tifoidea.

VICIO ORGÁNICO: dolencia cardíaca.

ZARATÁN: cáncer de mama en las mujeres.