AYER EN GUADALUPE

Los fieles colmaron la Basílica

El arzobispo de Santa Fe realizó una misa en desagravio por “el retiro de la Imagen de la Virgen de Guadalupe”. La convocatoria colmó el templo y culminó en una sentida ovación.

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No dudamos de que ella como Madre de todos sabrá perdonar el error de quienes lo hayan cometido o permitido”, expresó Arancedo en su homilía. Foto: Amancio Alem

De la redacción de El Litoral

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Una profunda y sentida ovación, que en muchos casos llegó a lágrimas, cerró anoche la misa que Mons. José María Arancedo celebró en la Basílica de Guadalupe, desde las 19.30. La razón convocante fue realizar un desagravio por el retiro de la imagen de la Virgen de Guadalupe que presidía la platea Oeste del Club Colón, retirada el 7 de septiembre. Si bien la institución sabalera mostró una imagen remozada de la Virgen el sábado, el Arzobispado confirmó la misa programada para ayer a la tarde y la feligresía respondió con creces. No sólo colmó la Basílica, algunos incluso asistieron con vestimentas rojinegras identificatorias de Colón.

En el momento de la comunión se evidenció que la convocatoria superó todo tipo de previsiones cuando el arzobispo y el delegado Episcopal en la Basílica, Pbro. Olidio Panigo, debieron recurrir a hostias reservadas para completar su entrega.

Presencia y devoción

La misa fue presidida por Mons. Arancedo y concelebrada por Panigo, el padre Axel Arguinchona y al menos otros seis sacerdotes.

En su homilía, Mons. Arancedo expresó que “hemos tomado conocimiento de que la Imagen de la Virgen de Guadalupe que fuera retirada del Estadio de Colón se encuentra en un taller, donde se la estaría restaurando para volverla al lugar donde fuera entronizada, según una versión periodística. Lamento no haber tenido estos datos que había solicitado reiteradamente sobre su paradero. Es más, no fue posible tomar contacto con la imagen. Creo que el sentimiento de la gente hacia la Virgen, que se ha expresado a través del desconcierto y el dolor de muchos santafesinos, ha servido para valorar su significado y para urgir, tal vez, una respuesta a esta triste situación. Leyendo las palabras de la homilía que había preparado para esta misa en desagravio a la Virgen de Guadalupe, desconociendo estos últimos datos y con la incertidumbre sobre el trato y destino de la venerada imagen considero, sin embargo, que estas reflexiones siguen siendo válidas”.

Entre otras consideraciones respecto de la devoción a la Virgen María, sostuvo que la advocación de Guadalupe “se hizo devoción y cultura en la comunidad santafesina. Una presencia, por otra parte, que nunca fue causa de distancia hacia quien no manifestaba su devoción. Es más, era reconocida con ese noble sentido de respeto que ha caracterizado a nuestra gente. Por ello, con sentimientos de dolor, desconcierto y repudio asistimos al retiro y posible destrucción de la venerada imagen, que fuera bendecida y entronizada en el Estadio Brigadier López de nuestra ciudad. No dudamos de que ella como Madre de todos sabrá perdonar el error de quienes lo hayan cometido o permitido. A nosotros, concluíamos, la gravedad objetiva de este hecho nos obliga a reparar el debido respeto que merece su presencia y devoción. No pretendo juzgar intenciones, pero ante este hecho he sentido el deber como hijo y la responsabilidad como obispo de asumir el deseo de muchos fieles que han vivido con desolación este acontecimiento, ello me lleva a presidir este acto religioso como homenaje y testimonio a su persona”.

“Dios no es garantía de un éxito inmediato”

En una evidente referencia respecto de las razones que motivaron el retiro o traslado de la imagen de la Virgen, el arzobispo destacó que “en el mundo actual es común confundir lo auténticamente religioso, que es una relación libre y confiada del hombre en Dios, con una serie de formas con las que se pretende manejar lo que se nos presenta como incierto. Parecería que lo religioso se identifica con lo irracional y con ese mundo de fuerzas que no manejamos. Se recurre a lo religioso para obtener beneficios, hay en ello como un retroceso al mundo de lo mágico. La verdadera fe en Dios no es garantía de un éxito inmediato, sino una presencia que ilumina y da sentido a la vida del hombre, incluso en lo adverso incluida la misma muerte, porque ella, la fe, nos introduce en la verdad de nuestra condición de criaturas. La fe sabe aceptar, por ello, la autonomía de lo humano con sus propias leyes; ella no suple lo humano. La fe no vive buscando milagros, tampoco es un recetario de respuestas, sino el encuentro con un Dios que nos abre el camino a un horizonte más amplio que lo inmediato. La auténtica fe purifica lo religioso. Ella nos habla de la grandeza y de los límites del hombre como ser creado, pero nos dice que vivimos bajo la mirada de un Dios providente con vocación de eternidad, con un destino trascendente. La fe da sentido a nuestra vida y esperanza a nuestro peregrinar por el mundo”.

“Pido al Señor que esta celebración que ha nacido de nuestra fe en Dios y de nuestro amor a la Santísima Virgen María, al tiempo que es un justo acto de reparación y testimonio de nuestra devoción, sea también un camino de encuentro que nos permita crecer como hermanos en el respeto y el amor, que son frutos del Evangelio de la verdad y la misericordia que hemos recibido y predicamos. Considero que este es el mejor testimonio de hijos agradecidos a la Santísima Virgen María en esta triste circunstancia que hemos vivido -agregó-. Estos son los sentimientos que, en el Día de la Madre, hemos querido venir a expresarle a la Madre de Jesucristo que la veneramos en Santa Fe bajo al advocación de Nuestra Señora de Guadalupe”.

Los fieles colmaron la Basílica

La nota diferente fue que algunos se acercaron a la Basílica con vestimentas rojinegras identificatorias de Colón. Foto: Amancio Alem