Señal de ajuste

Arios como nosotros

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La actriz Selva Alemán fue una de las protagonistas del primer unitario del ciclo “Televisión por la inclusión”. Foto: Archivo El Litoral

Roberto Maurer

Se estrenó otro ciclo de ficciones producidas por el Instituto Nacional de Cinematografía, titulado “Televisión por la inclusión” (Canal 9, miércoles a las 23). El primer unitario fue dedicado al prejuicio y la discriminación, y fue conmovedor, didáctico y fraudulento. Las conflictivas relaciones de las clases sociales, también llamadas “lucha de clases”, han sido diluidas por la consolación y su límite es la catarsis progresista. El infierno del prejuicio se convierte en una situación celestial donde la desigualdad social se superaría con lecciones de bondad, sin lesionar la propiedad privada.

INUNDADOS

En una noche de lluvia torrencial, Marta, viuda y única habitante de una pequeña mansión rodeada por un parque, oye ruidos y se asusta. Se trata de una familia intrusa que ha llegado de la villa buscando un refugio, porque su vivienda se ha inundado.

Los usurpadores, una pareja con dos hijos pequeños, en realidad han ocupado una precaria dependencia separada de la casona principal. Al principio, Marta evita cualquier trato con los visitantes, ya que su idea acerca de los pobres no es la mejor. Su hijo moviliza policías y abogados, y contrata a un pata de plomo con pistola al cinto.

Marta no convive con los intrusos, hay una línea imaginaria que los separa, hasta que su corazón comienza a ser ganado por el niño, un bello mocoso de ocho años que en poco tiempo más será una especie de Justin Bieber. Así, nace una intimidad entrañable entre Marta y Nancy, la mamá del pibe, que le cuenta que debió dejar sus estudios de enfermería para cuidar a los chicos.

Marta sufre un problema de salud, sus huéspedes la socorren, y durante su internación, el hijo expulsa a los visitantes, que en todo momento han expresado vergüenza y arrepentimiento por su situación de ocupantes involuntarios.

Cuando Marta vuelve a la casa y la encuentra vacía, busca a Nancy para que vuelvan. “A pesar de que somos tan, pero tan distintas, quiero que seamos amigas”, le dice. Ya no vivirá sola, y cuidará a los niños para que Nancy termine sus estudios de enfermería.

JUNTOS PERO SEPARADOS

Eso sí, cada uno en su lugar. La propietaria en la mansión, y los villeros en las dependencias separadas de la casa. Se ha procurado que los pobres sean caucásicos educados y de buena presencia: son villeros de ensueño. Se registraron buenas actuaciones de Selva Aleman y Eleonora Wexler, corrección narrativa y un mensaje edificante sobre la convivencia social.

Ante el retroceso de los contenidos de la televisión abierta, este ciclo y otros que acaban de comenzar responden a una positiva iniciativa estatal para recuperar espacios con ficciones de calidad. Son promovidas a través del Incaa, sobre el cual se alimenta la sospecha de que en estas ocasiones suele favorecer los proyectos de amigos, parientes y aduladores en general.