Los candidatos reformularon estrategias después de las internas

Campañas para una elección atípica

De la redacción de El Litoral

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DyN

“Fuerza Cristina”, “Fuerza Argentina”, “La fuerza de un país”, “Cristina 2011” son los slogans de campaña que se pudieron ver en cada afiche callejero, spot televisivo y radial, que concentraron en sí mismos la estrategia para la reelección de Cristina Fernández, con un mensaje al electorado de clase media, baja y jóvenes, que apunta a identificar con su propio nombre a “la patria” y “el país”.

Con incontables “actos de gestión” -que incluyeron varias inauguraciones diarias de obras públicas en la primera etapa apelando a “videoconferencias”- y actos en fábricas privadas -a partir de la veda para actos oficiales-, Cristina Fernández ordenó desmovilizar las estructuras partidarias y sindicales.

Esta vez el kirchnerismo -a diferencia de la estrategia que solía elegir Néstor Kirchner- abandonó los actos tradicionales del PJ en los que nunca faltó la imagen de Perón y Evita. En cambio, se sumaron nuevos emblemas apostando a la “era tecnológica” que buscaron mostrar a la presidenta como una estadista frente a un “pueblo” que la acompaña, con la promesa de “profundizar el crecimiento”.

Todos los mensajes hicieron hincapié en defender los 8 años de gestión kirchnerista, destacando la bandera más tradicional del peronismo: “justicia social” como un hecho consumado, y presentando al kirchnerismo como la fuerza creadora del “modelo” no ya sólo económico, sino también “cultural, social y político”, como dijo la propia candidata. Así, la campaña del kirchnerismo cierra el relato del “modelo” intentando instalar la idea de un “nuevo paradigma” en la Argentina del siglo XXI, apoyado en un mensaje “moderado” de la presidenta, distinto al confrontativo que representaba Néstor Kirchner y que generaba fuerte rechazo en distintos sectores.

A cada uno de esos mensajes repetidos en los spots televisivos y en las distintas redes sociales de Internet, como en cada acto oficial, se le imprimió una carga emotiva resumida en “la fuerza” de la presidenta, y ella misma se muestra sobreponiéndose al dolor que le significó la reciente muerte de su esposo.

La “no campaña” al estilo tradicional, de esta manera se transformó en la “campaña permanente” de parte, no sólo de la presidenta, sino de cada miembro del gobierno y de los candidatos provinciales y municipales del FPV. La utilización de la propaganda oficial en el “Fútbol para Todos” terminó de coronar una faena aplastante en las primarias y continuó durante la actual campaña electoral.

Hermes Binner

El candidato a presidente por el Frente Amplio Progresista (FAP), Hermes Binner, logró instalar su figura en esta segunda etapa de campaña, donde combinó la presentación del programa de gobierno con numerosas recorridas proselitistas y roces con el Ejecutivo nacional.

El gobernador de Santa Fe aprovechó el 10,26 por ciento -más de dos millones de votos- que obtuvo en las primarias para encarar este período con el objetivo de consolidarse como la “única” alternativa y convertirse en el dirigente con mayores chances de crecer en las elecciones del próximo domingo.

Durante estas últimas semanas se vio a un Binner entusiasmado, incansable, motivado con las actividades proselitistas y predispuesto a la exposición mediática. Sin la presencia de su compañera de fórmula Norma Morandini, quien estuvo ausente en casi todos los actos, el socialista le dedicó su mayor esfuerzo a fortalecer el voto en los distritos donde el Frente Amplio Progresista logró un buen desempeño electoral el 14 de agosto.

La estrategia apuntó a marcar una clara diferencia con la oposición “dura” de sus rivales Eduardo Duhalde y Ricardo Alfonsín y adoptar una postura más moderada frente al gobierno nacional. Contactos directos con vecinos, recorridas por ciudades de distintas provincias -principalmente Buenos Aires-, la presentación del programa de gobierno del FAP en el Teatro Gran Rex que sumó lo artístico y cultural, actos en partidos bonaerenses como Morón o Lanús fueron algunos de los pinceles que decoraron la campaña de Binner.

Los spots publicitarios del FAP intentaron por su parte instalar la idea de una necesidad de “cambio” a partir de una “alternativa seria” liderada por el socialista. A días de los comicios, el equipo de campaña de Binner decidió rotar en primer término una propaganda con jóvenes y otra con la consigna de que el santafesino representa un “presidente de todos los argentinos”.

La utilización de las redes sociales y la tecnología web 2.0 también fue central para lograr una mayor difusión de las propuestas, los horarios y lugares de los actos además de las opiniones del candidato presidencial.

Con la intención de reforzar la idea de “federalismo”, una de las principales propuestas del FAP, Binner evitó concentrar el cierre en un solo evento, como ocurrió en las primarias donde congregó a miles de militantes en el Luna Park. Por el contrario, encabezó actos en Córdoba, La Plata, Capital Federal y finalmente Rosario.

Ricardo Alfonsín

La campaña proselitista de Ricardo Alfonsín mostró evidentes cambios después de las elecciones primarias del 14 de agosto, como el distanciamiento de su socio bonaerense Francisco de Narváez, la concentración en la Capital y Buenos Aires, y una drástica modificación en la estética de sus spots publicitarios.

Para intentar contrarrestar el 12,20 por ciento que obtuvo en las primarias y descontar la diferencia de casi 40 puntos que logró la presidenta Cristina Fernández, Alfonsín hizo modificaciones en su equipo de colaboradores y puso al frente de la campaña a Miguel Bazze y Marcelo Stubrin.

El contacto con los medios se convirtió en una de las prioridades de la campaña alfonsinista, en detrimento de las recorridas por el interior que tanto desgaste le causaron en el primer tramo del trabajo proselitista para agosto.

A nivel partidario, hubo una escasa presencia de las principales autoridades como Ernesto Sanz, Angel Rozas o Gerardo Morales, que se recluyeron en sus provincias y dejaron que el postulante lleve adelante la campaña junto a sus incondicionales colaboradores.

La publicidad televisiva fue otro de los ejes del cambio alfonsinista y, en una propuesta similar a la del oficialismo, aprovechó segmentos de uno de sus discursos más importantes agrupados por temáticas para demostrar su capacidad de oratoria frente a los militantes. Lo curioso es que las imágenes utilizadas para los avisos debieron ser tomadas del lanzamiento de campaña en diciembre de 2010, porque entre agosto y octubre de este año no hizo ninguna convocatoria multitudinaria para desplegar su discurso.

En los avisos, el radical pretendió dar una imagen de conducción partidaria bajo el lema “43 diputados, 20 senadores, 600 intendentes. Un líder”, pese a que en la realidad no tiene un pleno reconocimiento como tal y después de las elecciones se espera una dura disputa por la conducción partidaria que deberá ser renovada en los primeros días de diciembre.

Sobre el final de la campaña, Alfonsín sorprendió con una propaganda dirigida a la presidenta -con gran repercusión-, en la que admitió que “probablemente” se imponga este domingo y le advirtió que la UCR “no permitirá que su partido haga lo que quiera”.

La virtual ruptura con De Narváez fue otro de los datos salientes de la campaña electoral, que se profundizó aún más con el acercamiento del bonaerense al candidato de Compromiso Federal, Alberto Rodríguez Saá, para tratar de captar más votantes luego del fracaso que significó la resistida alianza.

Rodríguez Saá

El candidato a presidente por Compromiso Federal, Alberto Rodríguez Saá, apostó por una campaña electoral signada por el humor y por llamar la atención de los electores con slogans breves o bien a través de la oferta de una vivienda o Internet gratis en todo el país.

En sus presentaciones públicas tomó distancia de lo hecho por la gestión kirchnerista y se dedicó a confrontar con Binner y Duhalde o divulgar el buen momento por el que atraviesa San Luis en materia social y productiva.

El candidato puntano optó personalmente por modificar su imagen para mejorar su piso electoral, y avanzar con nuevos spots publicitarios marcados por la luminosidad, el blanco en su vestimenta y el empleo de slogans cortos y contundentes.

Jingles como el del grupo bailantero Los Wachiturros, que proponía que “El Alberto pinta bien”, fueron reemplazados por la voz de sus más próximos colaboradores, que en sus publicidades corearon su apellido como llamando a votar por el puntano.

Elisa Carrió

Elisa Carrió (Coalición Cívica) centró la segunda etapa de su campaña electoral, luego del pobre resultado en las primarias, en acompañar a sus postulantes al Congreso de la Nación, y abrió un intenso debate al denunciar un “Pacto de Olivos II” entre Hermes Binner y el gobierno para promover la reelección indefinida de Cristina Fernández.

Carrió evaluó la escasa performance (poco más del 3%) que logró en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (Paso) como un rechazo del electorado a su liderazgo político, por lo que planteó los comicios del próximo domingo como una “elección legislativa” en las que el desafío era no perder terreno frente al oficialismo en el Parlamento.

Por otra parte, la chaqueña promovió tal vez el principal debate en la campaña electoral al acusar a Binner, candidato presidencial por el Frente Amplio Progresista (FAP), por querer avanzar en una reforma constitucional para habilitar un eventual tercer mandato de la jefa de Estado en 2015.

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Cristina Fernández “desperonizó” su mensaje.

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Hermes Binner, entre moderación y polémicas.

Foto: EFE

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Ricardo Alfonsín buscó instalarse como “líder”.

Foto: EFE

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Alberto Rodríguez Saá y el modelo puntano.

Foto: EFE

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Elisa Carrió apuntó a las bancas legislativas.

Foto: DyN