Veda electoral (y universal)

Pegatinas antes del fin del Mundo

Para la Argentina, el fin de la campaña electoral ha llegado con el del universo, según el Tribunal Electoral Nacional y la última predicción de Harold Camping. ¿Acaso los candidatos no dijeron algo parecido?

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Municipales eran los de antes. La foto no es digital. Recuérdese el “naranja municipal” de los uniformes, cuando con cal se “hermoseaba” la ciudad tras la campaña de 1995. Foto: Archivo El Litoral

Luis Rodrigo

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Lucha contra reloj. Son casi las 8, faltan minutos para el inicio de la veda electoral y los operativos de pegatinas que en otros años años hacían los improvisados militantes ahora están en manos de profesionales, eficientes y rentados.

Pelean contra otros expertos, también pagos. El objetivo es el mismo: tapar con el propio el afiche ajeno, de algún candidato rival.

El equipo de cuatro trabaja a toda velocidad. En otros tiempos se hubiera dicho que lo hace en 78 RPM. El primero cubre de pegamento el cartel contrario, el segundo pone el propio, un tercero quita con sus manos y un punzón los globos de aire y el cuarto da los últimos toques al papel con un cepillo seco.

Los de la pegatina han cubierto las superficies disponibles de Salta y de San Jerónimo, por donde pasa más de una decena de líneas de colectivos. Como ha llegado la veda, será su pared hasta el domingo. Para ellos, más allá de cómo se vote en un par de días, gana quien empapele la ciudad antes de las 8.

Es cierto que a los pegatineros los mueven razones de pesos más que ideas. Pero son quienes hacen que fluya el debate de los argentinos y las argentinas, que a las sonrisas de “el modelo” de la modelo le sigan las de “el cambio” (¿o la cambio?). Permiten todos/todas esos/esas sonrisas/sonrisos de candidatos/candidatas.

Los hombres de la pegatina no se detienen en palabras, creen el precepto bíblico: los últimos serán los primeros. Seguramente, no creen en la predicción del fin del Mundo, anunciado para hoy y coincidente con el inicio de la veda electoral.

Ya se verá quién tiene razón. Si los que pegan carteles bajo el arbitrario supuesto de que habrá un mañana (y un domingo con elecciones) o si (esta vez) Harold Camping, norteamericano, de 89 años, le pega a la fecha del Juicio Final, que viene anunciando desde 1994. Sí... hasta ahora fracasó, pero cuántas veces la Argentina estuvo tan cerca de darle el gusto.

Alguna vez, las ciencias sociales serán capaces de explicar por qué los medios periodísticos más influyentes a nivel mundial -dedicados al entretenimiento- han dado crédito a un señor de un apellido tan poco serio.

El juicio final de hoy “se realizará a las 18 horas locales en cada país del mundo -comenzando por Nueva Zelanda a las 06:00 GMT”, dicen en Internet.

Lo ordenado del “Apocalipsis de Camping” sin dudas favorece al país, aunque aquí seguramente perderemos el tiempo envidiando a Chile (y tal vez también a San Luis) que existirá una hora más.

Google, la verdadera memoria colectiva del pueblo, demuestra que the end of the world no es más que una repetida decepción, con la que se juega de vez en cuando. En cualquier caso, está claro que, el domingo, a varios les podrá parecer que efectivamente les ha llegado el fin del Mundo.