Técnicas para la apertura fugaz de la heladera

Técnicas para la apertura fugaz de la heladera

Ah, sí, claro, cómo no. Ustedes creen que es fácil y hasta tonto abrir la heladera: uno viene, encara, toma la manija y abre, agarra lo que fue a buscar, cierra y se va. Pero ese es el circuito oficial, el camino real. Hay otras formas mis chiquitos, de hacer las cosas. Se los digo así, como para romper el hielo.

TEXTOS. NÉSTOR FENOGLIO. [email protected]. DIBUJO. LUIS DLUGOSZEWSKI. [email protected].

Comenzó la época del año en que vamos más seguido a la heladera. No es que no vamos en invierno, porque siempre uno tiene alguna necesidad de picotear algo al paso, pero con el comienzo del calor le sumamos además la sed súbita de algo fresco. Aquí dispensamos gratis, de onda nomás, algunas técnicas para la apertura fugaz de la heladera. Es como una suerte de homenaje a esos seres anónimos que luchan contra lo estatuido y encaran la heladera a hurtadillas, a deshora, la abren y sonsacan algo que se consume allí mismo, con la puerta entreabierta, para luego sí retomar el central movimiento de cerrado y partida.

La búsqueda y el consumo, algo así como estar parado al lado del mostrador, se producen al toque y pueden tanto dirigirse hacia alguna aceituna huidiza, hacia un pickle malevo, una cucharada furtiva de dulce leche -a mí no me miren, como si yo fuera el único responsable de que el pote baje y se liquide en tiempo récord-, un buen trago de cerveza, un mordisco culposo al pedazo de torta que sobró del cumple de la nena y así...

Son pequeñas entradas, visitas solapadas, toco y me voy a la heladera, guerra de zapa. Ya entendieron, mis chiquitos y chiquitas. Ahora, enumero igualmente gratis, algunas técnicas del sostén de la puerta entreabierta, que también nos aporta luz para no errar el manotazo.

* Mano clásica. Y bueno: alguna concesión al mecanismo tradicional de apertura hay que hacer. En este caso, el asaltante furtivo de heladera, abre y sostiene con una mano la puerta abierta. Hay control neto, pero se pierde un brazo para el asalto. Y si encima la apertura es hacia la derecha, perdemos la mano más hábil. Jodido cucharear el flan casero o la gelatina con la zurda.

* Codo articulado. Abrimos la heladera y la sostenemos con el codo, con lo cual disponemos de un brazo y medio para operar en el interior del habitáculo. Si la apertura es pequeña, puede que la mano afectada nos sirva para sostener algo, o manotear algún objeto de la puerta misma, o sostener un vaso -un preciosismo inaceptable para el bebedor furtivo, que debe manejarse a pico-; es como que nos queda una manito corta, tipo dinosaurio: ni totalmente hábil ni completamente inútil.

* Cadera. Ya hay progresos importantes cuando se sostiene la puerta de la heladera de la cintura para abajo. Acá, con el lateral, con la cadera, uno tiene la posibilidad de plantarse frente mismo al objetivo y disponer de visión completa, los dos brazos y pleno dominio de la situación. Para el caso de las niñas de caderas generosas, esa cuestión que en otro momento puede ser planteada como indeseada, es una fortaleza: a mayor posesión de cadera, más centralidad del torso, lo que asegura un exitoso ataque frontal que, curiosamente, servirá para seguir ensanchando la cadera. Y así...

* Asentaderas, ancas, ano. Hay personas que usan la parte trasera y no las caderas. Es apta para trabajar sobre la parte media y baja de la heladera, por cuanto uno debe retirar levemente la cola hacia atrás para sostener la puerta. Hay enfriamiento general de bovelin y aledaños, pero se soporta porque no hay nada bueno en la vida sin algún sacrificio. Esta posición permite además, dado el carácter elástico y mullido de algunas colas, hacer rebotar o detener el cierre natural de la puerta.

* Rodillas. También es una posición que permite importante independencia de movimientos. La rodilla sostiene delicadamente la puerta y uno puede abrir un frasco de mayonesa o de mermelada, sopar, mandarse un taco de torrontés bien frío y, en fin, todo lo que la heladera y la altura del mes permitan.

* Pie. Con el pie se puede sostener la base de la puerta y mantenerla abierta. Igualmente para iniciados en artes marciales o en danza clásica, permite girar con la fuente de frutillas o la tarta desde la heladera a la mesada con una suerte de rotación del pie de apoyo. Aporta capacidad de maniobra dentro y fuera de la heladera. Hay que cuidarse de no tropezar, nada más. Feo romper la fuente de mayonesa casera de la nona.

Y nos vamos yendo. Ya sé que los dejé pasmados y con la boca abierta. Helados, los dejé. Ni agradezcan, ni puteen, ni me digan que escribo pavadas. Lo que digan o piensen de mí, de verdad, no me calienta: soy un tipo frío.