Espectacular respuesta del césped a pesar de todo

Mucho marco... poco cuadro

Colón mostró al país un estadio impecable, por la flamante estructura y por un césped como nunca. Lástima lo que se vio después: un montón de nada.

Mucho marco... poco cuadro

Colón y otro fin solidario. En la previa al partido con Boca de anoche, la entidad del Barrio Centenario comunicó su padrinazgo institucional a la Fundación Mateo Esquivo, que recauda fondos para asistir a los niños con cáncer en la ciudad de Santa Fe. La cena de gala se llevará a cabo el 22 de noviembre y el “Bichi” Fuertes colabora desde el nacimiento de esta entidad. Foto: Flavio Raina

De la Redacción de El Litoral

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¡Había que verle la cara a los colegas de los medios nacionales que ayer “inundaron” la cancha de Colón siguiendo la cobertura de Boca puntero en Santa Fe! Por un lado, lo imponente de ver un estadio moderno, con infraestructura flamante que se adquirió para la Copa América, con más de 30.000 almas armando una fiesta futbolera sin igual. Por el otro, la increíble recuperación/drenaje/absorción de un campo de juego que había recibido 260 milímetros, desbordando hasta el nivel de los fosos y poniendo en duda —para algunos— la realización misma del partido.

Siempre se dijo que el césped de Colón no podía ser bueno porque el estadio estaba enclavado en una zona baja. Entonces, todos se transformaban en especialistas (algo muy habitual en este país) y hablaban de las famosas napas y los niveles. Por lo que se conoce, la cancha sigue estando en el mismo lugar. Y la ciudad también. Sin embargo, la fuerte inversión realizada en los últimos años y potenciada para la última Copa América está dando sus frutos. Por eso Colón pudo poner ante los ojos del país un campo de juego excelente, impecable, como si no hubiera llovido o como si apenas hubieran caído unos 30 milímetros.

El recibimiento y el aliento para Colón fue, a pesar del rápido 1-0 de Boca, una constante en la noche larga de Santa Fe. Los hinchas sabaleros prepararon una fiesta en las tribunas, como en las mejores galas. Miles y miles de sabaleros ingresando temprano, a pesar de que el partido de reserva se había jugado antes en la auxiliar.

Del otro lado, según los cálculos oficiales de la Policía de Santa Fe, unos 3.750 hinchas de Boca coparon cabecera y plateas del sector sur para alentar al puntero del campeonato en la ciudad de Garay. Así, estimar la concurrencia en unas 30.000 personas no fue algo descabellado por como estaba el estadio repleto de gente en los cuatro costados.

Más allá de alguna corrida afuera y de golpes de puños en la platea este entre propios hinchas de Colón por discusiones del momento, el partido se desarrolló con normalidad en las tribunas. Los encargados de la seguridad calificaron como “muy positivo” al operativo, máxime con todo lo que estaba en juego y con los comentarios que llegaban desde Buenos Aires en referencia a un posible “encuentro” de los referentes en la interna de “La 12”, que es el corazón de la barra brava de Boca.

La llegada de Boca genera, como siempre, presencias conocidas. La más importante, la de Juan Román Riquelme que llegó en coche a media tarde, estuvo en el hotel con sus compañeros y vio el partido en uno de los modernos palcos de la cancha de Colón. Se lo notó al “10” —a pesar de la lesión— de muy buen humor, simpático y accesible: firmó autógrafos y se sacó fotos con muchos hinchas de Colón.

También se lo pudo ver al “Chino” Benítez, ex jugador y DT de Boca, hoy en función de columnista deportivo.

La presencia de los medios nacionales desbordó la gran capacidad de cabinas, palcos de transmisión y zonas de prensa. Es que Boca es Boca y mucho más llegando puntero con una racha de 21 partidos sin perder al Cementerio de los Elefantes. El dato de color, a nivel personalidades: Marcelo Araujo y Julio Ricardo en la cabina de la TV Pública. Obvio: en el centro de la cancha y en la mejor ubicación. Hasta allí fue el presidente Germán Lerche, como anfitrión, para darle la bienvenida a los dos y —de paso— ser entrevistado para todo el país.

Con un estadio modelo y un césped que pasó el más complicado de los exámenes, Colón mostró al país lo mejor que tiene: su gente y la cancha. Lástima, una vez más, lo de adentro. Un equipo vacío, sin fútbol, sin alma. Sin nada.

¿Qué pasa con Ariel Garcé?

Consultado por los periodistas en la rueda de prensa, el entrenador Mario Sciacqua se vio obligado a explicar el porqué de las reiteradas ausencias de los entrenamientos del jugador Ariel Garcé. Incluso, ayer El Litoral anticipó que el “Chino” fue el único jugador del plantel profesional —entre concentrados y no concentrados— que no concurrió a la Basílica de Guadalupe a recibir la bendición del párroco a cargo.

“Tiene un permiso especial, pero en cuanto a los tiempos que necesita deberían consultar al cuerpo médico”, fue la simple respuesta del entrenador, que encima de tener que explicar lo futbolístico debió poner la cara por Garcé.

Realmente no se entiende qué pasa con Garcé en Colón, más allá de todas las polémicas en torno al tema de la Virgen. Es un jugador que tiene contrato hasta el 2013 y uno de los sueldos más altos del plantel, jerarquizado —al igual que Pozo— por haber ido al Mundial. Pero su último partido fue en la segunda fecha contra All Boys y desde allí no volvió a jugar. ¿Está verdaderamente lesionado?... ¿está deprimido?... ¿le están buscando club para rescindir contrato en Colón? Son demasiadas preguntas para ninguna respuesta.