En el Centro Deportivo Provincial

Unas 50 familias seguían evacuadas

Muchas personas llegaron ayer por la mañana. La mayoría pertenece a los barrios Nueva Pompeya y San José.

 
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Postales. Los chicos sobre los colchones, diseminados por todo el Centro Deportivo Provincial, representaron la imagen recurrente de las últimas 24 horas. Fotos: Guillermo Di Salvatore

Ignacio Andreychuk

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Caras largas, de preocupación (o resignación). Mucha paciencia, pero angustia al fin eran las sensaciones que gobernaban las instalaciones del Centro Deportivo Provincial -ex Campo Universitario-, donde se aglutinó casi toda la gente que debió ser evacuada ayer producto de los 266 milímetros que inundaron la zona norte de la ciudad. Se trata de unas 280 personas que hasta este mediodía permanecían en La Esquina Encendida, a la espera de que el agua acumulada en sus viviendas logre escurrirse.

Según comentó Roberto Montenegro, a cargo del Centro de Evacuación, en diálogo con El Litoral hasta las 12 de hoy aún quedaban “212 menores y 68 mayores”. Desde el municipio se informaba ayer, alrededor de las 13 y mediante un comunicado, que se preveía “la apertura de un refugio en el Cedepro con vistas a dar atención a las familias que sigan con dificultades por la noche”, aunque los afectados por la lluvia comenzaron a llegar durante esa mañana.

“La mayoría de las familias pertenece a los barrios San José y Nueva Pompeya. Anteriormente se habían dirigido al CIC y la vecinal, respectivamente, y luego nosotros lo centralizamos aquí en el Cedepro”, comentó Montenegro.

Respecto de la situación sanitaria, el funcionario aclaró que está controlada. “El personal de la Secretaría de Salud, a cargo de Mónica Berno, realizó controles a las personas que permanecieron aquí y a las que aún lo hacen. También las asistentes sociales trabajaron con cada una de las familias para determinar qué tipo de medicamentos hay que brindar y cuáles son los posibles problemas, pero hasta ahora no hubo ningún inconveniente”, precisó.

Además, Montenegro dio a entender que hubo poca colaboración de los vecinos, porque “sólo el colegio Don Bosco acercó algunas cosas”.

Historias

Juan Carlos Ramos y Nora Villalba son de Pompeya (Ayacucho y Pasaje Díaz). Tuvieron entre 70 centímetros y un metro de agua dentro de su casa. “Cada vez que nos pasa esto, nos da ganas de irnos porque siempre sucede lo mismo cuando llueve: perdemos lo poco que tenemos”, lamentaron.

Luego relataron a las 10 de la mañana (ayer) se tuvieron que trasladar al CIC de Nueva Pompeya, pero los fueron a buscar “en canoa porque el agua estaba muy alta. Había mucho miedo por los chicos (seis hijos). Lo mismo pasó en 2007”, coincidieron.

Fabiana Quipildor, del mismo barrio (Gobernador Freyre al 8000) describió el momento exacto en el cual advirtieron el ingreso del agua: “En mi casa se empezó a filtrar el agua tipo 2 de la mañana (amaneciendo martes). Nos dimos cuenta porque mi hijo se levantó y pidió para tomar jugo, entonces ahí vimos que empezaba a ingresar agua a la casa. Tratamos de tapar las puertas, pero entraba agua hasta por las paredes”.

Horas después notaron que el agua avanzaba y decidieron irse. “Por la mañana me vine con ella (por su hija Luciana, de 2 años)”, le dijo a El Litoral, con una sonrisa nerviosa.


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