Al margen de la crónica

Los campanazos de la discordia

El párroco de una iglesia católica de la ciudad de Santa Rosa, en la provincia de La Pampa, repudió a los “satanistas” responsables de una denuncia por la que se le multó por molestar a los vecinos con campanazos.

La multa, de 177 pesos (unos 42 dólares), fue aplicada a la iglesia de Fátima al comprobarse que el párroco Alejandro, de origen polaco, causaba “ruidos molestos” con tres sesiones diarias de campanazos que duraban entre seis y ocho minutos, explicó la jueza de faltas Alicia Corral.

Alejandro, quien fue intimado a atenerse a las normas municipales so pena de que se le clausure o incaute el campanario de la iglesia, ubicado en la intersección de las calles Santa Fe y San Jorge de la capital pampeana, afirmó que ha sido víctima de “la maldad, la ignorancia y la lucha contra la Iglesia” de parte del “grupo de satanistas” que le denunció.

“Hay más de mil firmas para que dejen en paz a la iglesia. Y si es necesario, podemos tener 30.000 o 40.000 firmas. Ellos tienen diez y cuestionan el ruido de las campanadas”, declaró el cura al diario La Arena de Santa Rosa, a 550 kilómetros de Buenos Aires.

Corral destacó que el párroco no acudió a citaciones para conciliar posiciones con los vecinos, por lo que se hicieron pericias que demostraron que el sonido de las campanadas “supera ampliamente” a lo permitido además de durar “entre seis y ocho minutos”.

El municipio se reservó el derecho de “apropiarse de la fuente del ruido molesto”, pero autoridades eclesiásticas han presentado una apelación y el contencioso ha pasado a la justicia ordinaria, apuntó la jueza de faltas.

“¿Qué quiere este grupo satanista? ¿Qué quiere hacer de esta ciudad? ¿Una aldea de mala muerte, retrasada? Me indigna esta estupidez. Respetémonos, por Dios, algo de civilización”, insistió el cura Alejandro.

Tal vez el ruido de los campanazos en su propia casa dejó confundido al cura. Esto de mezclar satanismo, con atraso, estupidez y civilización habla más de él que de sus vecinos y denunciantes.