Mañana

Tres lustros de Canto Libre

Tres lustros de Canto Libre

La delegación (el grupo de niños y algunos jóvenes) que participó en Iguazú en Concierto, en mayo pasado: en 2012 regresarán.

Foto: Gentileza producción

La agrupación infanto-juvenil que dirigen Daniel Sánchez y Silvia Martini celebrará sus 15 años con un concierto en la Sala Mayor del Teatro Municipal.

 

Ignacio Andrés Amarillo

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Mañana, a las 20, se realizará el Concierto 15º Aniversario de la agrupación musical Canto Libre que dirigen los profesores Daniel Arturo Sánchez y Silvia Alejandra Martini en la Sala Mayor del Teatro Municipal.

Es de destacar la presencia, en este concierto, de artistas internacionales y músicos de la ciudad de Misiones y Rosario. Ellos son: la Orquesta Sinfónica de Niños de la Escuela de Música Herminio Giménez de la ciudad de Itá de Paraguay que dirige el maestro Celso Bazán; el grupo Nueva Raza Guaraní también de Paraguay; la bailarina Raiza de la ciudad de Posadas (Misiones) y dos niños de la ciudad de Rosario: Guido Gavazza en bandoneón y Manuel Martínez en piano.

Embajadores

Parte de las obras a interpretar fueron preparadas para la participación de Canto Libre Niños (junto con algunos de los jóvenes en la segunda edición del encuentro Iguazú en Concierto, que reunió en esa ciudad, del 23 al 28 de mayo, a 700 chicos de todas partes del mundo.

“Fuimos seleccionados entre 50 coros, y se eligieron ocho coros de todo el país. Canto Libre no sólo cumple la función de coro, sino que también tenemos músicos: violín, viola, clarinete, saxo, trompeta. Una pequeña orquestita”, cuenta Sánchez.

Y agrega: “Canto Libre Niños se conformó hace poco, dos años atrás, con chicos de nueve años en adelante, para que sirva de semillero para el grupo grande; los jóvenes están con el tema de la facultad, o se casan: van cambiando.

“Además llegamos a tener un gran caudal de chicos del interior de la provincia, de Tostado, San Cristóbal, que estaban estudiando acá. Inclusive dos chicas de Concepción del Uruguay están en Canto Libre.

Entonces armar el Canto Libre Niños me generó trabajar de otra manera, armar el semillero; siempre con la misma modalidad, con la libre elección del repertorio y usando todos los géneros musicales, desde el rock hasta el folclore, de lo clásico hasta lo popular”.

—¿Cómo llegaron a Iguazú?

—Surgió esta propuesta, nos contactamos con Andrea Merenzon, la directora de Iguazú en Concierto, y les mandamos todos los antecedentes, grabaciones y filmaciones, y coincidía con que cumplíamos 15 años con el grupo mayor.

Entonces se dio esta invitación, y le dimos para adelante. Eran obras difíciles, si bien era un encuentro infanto-juvenil, hay obras corales a cuatro voces, como el “Aleluya” de Händel, obras de la película “Los coristas”.

—¿Les mandaron el repertorio?

—Sí, vía mail, la parte coral y la instrumental. Diez músicos nuestros integraron la gran orquesta de niños y jóvenes; y 43 chicos en coro. Llevé también algunos chicos más grandecitos para reforzar algunas cuerdas.

Intercambios

—Trabajaron con gente de todo el país.

—De todo el mundo: la Junior Big Band de Hamburgo, Alemania, que hacía música de jazz; un grupo de Sudáfrica, que toca marimbas; una nena de Rusia (Maria Andreeva), tremenda concertista de violín; de Brasil, Paraguay. Los chicos vivieron cinco o seis días intensos de ensayos, de integración, hasta llegar al concierto final, donde se tocaron todas esas obras, donde hubo buena repercusión, porque había hasta prensa de China, porque había una delegación de Shanghai; prensa de Sudáfrica; acá se transmitió por C5N, también por Internet.

Fue auspiciado por el CFI (Consejo Federal de Inversiones), Cultura de Misiones, gente de la Nación.

—Una vivencia diferente, para los chicos y para ustedes.

—Fue un premio, porque nosotros nunca habíamos vivido este tipo de experiencias: somos un grupo independiente; nos cuesta trabajar en algunos aspectos por eso. Ganar estos espacios es muy valioso para ellos: hemos estado participando en muchos lugares del país, en otros festivales, pero este tipo era el ideal, porque eran todos niños y jóvenes, estaban abocados a trabajar obras universales, se le hizo un homenaje a María Elena Walsh, chicos de 15 años dirigían orquestas. Cosas muy lindas.

—Aparte fue un bautismo de fuego para el grupo de los más chicos.

—Claro, y a la vez este tipo de encuentros que resultan motivadores e impulsores para decir “bueno, ¿vieron cómo trabajan otros grupos? Qué valioso que es a veces estudiar, tomar en serio lo que uno hace”.

Uno veía por ejemplo a la rusa de diez años que andaba mezclada entre los chicos, jugando aunque no nos entendíamos en el idioma, y después cuando sube al escenario toca un solo de Vivaldi que lleva años aprender; y toca de memoria, como solista: no lo podíamos creer. Después esa misma nena tocó “El vuelo del moscardón” en el piano, de memoria también.

—Hay un prodigio importante... Es probable que la sigamos viendo...

—Claro, es niña prodigio, pero qué bueno para los chicos de la edad de ellos, que la vean. Tal vez es la Messi del violín (risas), pero cada uno tiene que aspirar a ser mejor. Los chicos la ven tocar a esa nenita, que da tremendos conciertos en Rusia y Alemania, y ellos estuvieron jugando con ella.

—Todo lo otro que también es parte del encuentro, compartir el tiempo libre.

—Los chicos conocieron las cataratas, que fue emocionante; pero eso fue anecdótico a la par de todo lo otro que vivieron. El chico que toca el piano con nosotros, Luciano, se mataba de risa con los alemanes; no se entendían nada, y se juntaban a tocar jazz (porque es fanático) y se pasaban cosas musicalmente. Lo valioso que es el lenguaje de la música, no tiene fronteras. Ellos se comunicaban, y les daba alegría.

Saldo positivo

—¿Qué balance se puede hacer de estos 15 años?

—Positivo, en el sentido de que han pasado tantos chicos y jóvenes, que ahora son grandes, algunos siguen en la música y otros no: siempre tienen un buen recuerdo, siempre hay mensajes de ellos en Internet, o cuando los encuentro: de querer volver o de decir que fue una linda experiencia haber compartido en Canto Libre algunos años.

Uno muchas veces quiso aflojar porque a veces no contás con un respaldo como necesitan todos los grupos; a veces se les da más importancia a los grupos de afuera, y uno tiene que luchar con un montón de cosas. Estos 15 años no han sido en vano, han sido fructíferos porque a los chicos algo les quedó; ha sido un trampolín para algunos, para otros no, pero ha sido una experiencia rica y sana en un ámbito que sirve de contención por un lado y de proyección por el otro.

—¿De los qué pasaron por la agrupación, quiénes siguen en la música?

—Un chico como el pianista Mario Spinossi, que ha tocado en cruceros. Nuestro primer baterista, Julián Macedo, que es sobrino mío y desde los nueve años lo tuvimos como percusionista y baterista. Siempre habla de la linda experiencia que fue Canto Libre para él. Ahora está en la Sinfónica, el año pasado estuvo en Francia, tocando percusión, marimbas con Mauricio Bernal, un chico de Misiones.

Tuvimos en trompeta a Santiago Costanza, que fue a Buenos, Aires, también el saxofonista Pablito Aristein. Un guitarrista muy talentoso como Agustín Cazenove, que tocó en varios grupos como Sueñeros.

Nahuel Ramayo era un gordito chiquitito que lo teníamos cuando ensayábamos en la casa de Sergio, el papá. También pasaron Yasmín Benseñor (actual vocalista de Los Cohibas), los chicos Invernizzi, muchos que siguen ahora en la música.

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Los directores del grupo exhiben orgullosos el cuadro que los distingue por su participación en el encuentro de Misiones. Foto: Luis Cetraro