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“Circunnavegando la palabra desde la lengua materna”

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Por Nora Didier

 

María del Carmen Villaverde de Nessier y esto es conocido por todos es una profesora de Letras especializada en Literatura infantil-juvenil. Ella se mueve en un espacio inmerso de investigación y dedicación permanente, situación que la ha conducido por un lado, a justas y profundas afirmaciones referidas a la formación de personalidad, a la educación del niño, y al juego de relaciones establecido entre ambas. Por otro lado y como consecuencia, a una serie de propuestas, de guías, de ejercicios posibles conectados con el valor de la narración oral, las canciones, las poesías, los dichos y las coplas populares. Cuidadosamente instaura para dar lugar a su teoría, períodos de desarrollo que no han sido justipreciados y examinados en su real contexto. Dichos períodos-los primeros meses de vida- son la columna vertebral, el sostén de todo el saber que el niño hará en su vida; por lo tanto, su lengua, su crecimiento y su firme respuesta frente al mundo están comprometidos desde el primer momento.

El principio base de esta docente de “alma” (convengamos), se ubica en la originalidad y en la unidad de sus concepciones, en la claridad con que se hallan vertidas y en el imprescindible apoyo de los conceptos expuestos por los educadores, en comunidad de interés y preocupación por el tema. En Circunnavegando la palabra desde la lengua materna (subtitulado Literatura infantil y la lectura desde su base oral), que acaba de publicar la Universidad Nacional del Litoral, Mabel Manacorda de Rosetti escribe en el Prólogo: “Esto que podría parecer un mosaico concluye, sin embargo, en una dirección: para la maduración individual, social y afectiva del hombre debemos volver a la palabra recuperándola”. Sin dudas, el anunciado precedente proviene del material que compone el libro, a saber: lectura de los primeros meses de vida; los balbuceos inaugurales; el papel de las canciones de cuna; el mérito y la efectividad de los relatos orales; el aporte -con su utilidad y su vigencia- del folclore; la función de las rondas y el juego, como interpretación del sentido.

Manifestaciones que se orientan hacia un placer en expresarse y por ende, a un “festival de la palabra” (voz de la autora), que se desarrolla desde temprana edad; vocablos que conceden un lugar especialísimo a la palabra en vida. María del Carmen manifiesta que “la palabra oral no tiene tiempo, está en la vida desde el comienzo del ser.” Su objetivo es entonces, reconocer su lugar primordial.

La autora nos revela que desde los primeros meses de vida, el pequeño “lee” el entorno con el corazón y con la primera lengua: la lengua materna. Ahora bien, ¿cómo se produce esta maravillosa “marcha hacia”? María del Carmen sostiene que la primera relación del niño con el mundo se realiza a través del universo materno, donde se incluyen la memoria visual, la auditiva, la espacial, que conectan con la memoria oral (se entiende, de gran contenido somático). El bebé efectúa de hecho, “actos de lectura”: “hace un texto personal”. Luego, el niño “lee” desde pequeño, está preparado para ello, y el cimiento capital que le reserva los auténticos avances, es el afecto familiar.

La autora afirma que la lengua materna es la base de la expresividad, y por descontado, ella es el principio de toda socialización humana. La urdimbre que significa-en la vida- “el fuerte camino lingüístico en red, es poco conocido y en general, no asumido por los que se ocupan del aprendizaje del niño”. El desconocimiento de la lengua madre como fuente y manantial, induce a una inevitable desarticulación entre cultura materna (con su carga de afectos), tradiciones formales o imaginario colectivo y educación. Se debe trabajar a partir de este valioso bagaje que porta el pequeño, para que pueda llegar con placer y seguridad, al manejo de la lengua estándar.

Y finalizo con un proverbio tibetano extraído de la obra que nos ocupa: “La palabra debe ser vestida como una diosa y elevarse como un pájaro”. Nada más.